Cumbre árabe – sudamericana:

Economía regional y conflicto de Medio Oriente

Los 12 países de América del Sur y los 22 de la Liga Arabe formalizaron la articulación de sus intereses políticos y económicos y dejaron una declaración que refleja un grado de entendimiento jamás alcanzado entre los dos bloques. Los jefes de estado y altos representantes firmaron la Declaración de Brasilia en la que se comprometen fortalecer la cooperación inter-regional y a respaldar la causa por un estado palestino soberano y la independencia plena de Irak. Organizaciones judías se mostraron preocupadas por los lineamientos, acerca de la causa palestina y el terrorismo, expuestos en el documento final.

La declaración ignoró las protestas de organizaciones judías que advirtieron que el lenguaje del documento era ambiguo y que podría alentar al terrorismo.
En el documento, los 34 países «reafirman la no aceptación de la ocupación extranjera y reconocen el derecho de los Estados y los pueblos a resistirla, de acuerdo con los principios de la legalidad internacional y en conformidad con el Derecho Humanitario Internacional».
La aprobación del documento fue anunciada por Presidente brasileño Luiz Inacio ‘Lula’ da Silva, durante la tercera y última sesión de trabajo de los dignatarios.
El documento «apunta caminos para que la relación América del Sur y árabes nunca sea la misma, sino más perfeccionada y mas eficaz», dijo Lula ante sus colegas.
También hablaron el presidente de Perú, Alejandro Toledo en nombre de la Comunidad Sudamericana y el mandatario de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, en representación de los países árabes.
Los resultados de la cumbre «son promisorios. Esto es sólo el comienzo…no es tanto por lo que hemos dicho, sino el acto mismo de ponernos juntos, mirarnos a los ojos, estrecharnos las manos», dijo Toledo. «La historia nos condujo hasta aquí. El futuro nos hará socios».
Por su parte, el dirigente argelino dijo que los árabes «apreciamos mucho la solidaridad de América del Sur y su apoyo a la reivindicación de una zona libre de armas nucleares en el Medio Oriente. Todos saben que el objetivo es terminar las políticas de dos pesos y dos medidas donde Israel siempre se benefició en detrimento de los países árabes».
«También estamos muy satisfechos con la posición tan clara de apoyo al pueblo palestino para el ejercicio de sus derechos inalienables, incluyendo la creación de su propio estado soberano», agregó Bouteflika.
En ese sentido, el texto destaca el «derecho legítimo» del pueblo palestino de «coexistir pacíficamente al lado del Estado de Israel», al tiempo que insta a ese país a retirarse de los territorios ocupados «hasta las fronteras del 4 de junio de 1967», es decir previas a la Guerra de los Seis Días.
La declaración también incluye una mención «enfatizando la importancia de respetar la unidad, soberanía e independencia de Irak y no interferir en sus asuntos internos».
La preocupación de los dos bloques por la inestabilidad del Medio Oriente fue uno de los temas más complejos para los redactores de la declaración.
El texto destaca el apoyo de América del Sur al cumplimiento de resoluciones de las Naciones Unidas que demandan el retiro de Israel a las fronteras anteriores a la guerra de 1967.
El capítulo que declara el rechazo de los dos bloques a la ocupación extranjera y reconoce el derecho de los estados y los pueblos a resistirla de acuerdo con la legalidad internacional fue recibido con preocupación por observadores judíos. El Centro Simón Wiesenthal consideró su terminología como «un aval para los grupos terroristas».
En el Medio Oriente, «la paz será un juego sobre todo de paciencia, como en el ajedrez» dijo Lula.
En relación a Irak, el documento respalda al Gobierno de Yalal Talabani, aboga por el pleno respeto a la «unidad, soberanía e independencia» del país, y apoya el proceso de reconstrucción en marcha.
Igualmente subraya la necesidad de «combatir el terrorismo en todas sus formas» y propone la realización de una conferencia internacional, bajo los auspicios de Naciones Unidas, para «estudiar el fenómeno y definir el crimen de terrorismo».
Durante los debates hubo distintos planteamientos sobre lo que debe considerarse como acto terrorista y lo que debe tratarse como resistencia a una fuerza de ocupación.
Al respecto, el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa, manifestó que hay que «trabajar contra el terrorismo», un flagelo que, según dijo, «afecta al crecimiento de nuestras sociedades».