60 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial

Consecuencias imprescriptibles de la tragedia

Un anciano es juzgado en Munich acusado de crímenes de guerra. Un decidido cazador de nazis prosigue su búsqueda desde Jerusalem. Un funcionario metódico de la Cruz Roja alemana busca aún a los desaparecidos. Un activista exige compensaciones en Nueva York. Y un recuerdo atroz vive en la memoria de millones de sobrevivientes. Para todos ellos, el libro de la Segunda Guerra Mundial no se ha cerrado. Sesenta años después que Europa fue liberada del dominio nazi, todavía falta mucho por hacer.

Un puñado de funcionarios judiciales persigue a quienes fueron cómplices de Hitler en la mayor maquinaria homicida que ha conocido el mundo moderno -y que asesinara a 12 millones de personas entre judíos, gitanos, homosexuales y otros considerados inadmisibles en el sistema que buscaba la supremacía aria-.
Hasta el presente, los investigadores recuperan y registran nombres de las víctimas exterminadas en las cámaras de gas o muertas a consecuencia de la explotación inhumana en los campos de concentración. Miles de nombres se suman cada año a la lista.
Hasta el presente hay familia que tratan de re-unirse mientras la Cruz Roja Internacional sigue, también, el rastro de desaparecidos durante y después de la guerra.
De los 3.200.000 soldados y civiles alemanes deportados a los «gulags» por la Unión Soviética, victoriosa en la guerra, entre el final del conflicto y la muerte de Stalin en 1953, 1.200.000 siguen desaparecidos (de acuerdo con la Cruz Roja Alemana). El organismo señaló que cada año encuentra a unos 500 desaparecidos, aún con vida.

Compensaciones

Los sobrevivientes a la matanza nazi buscan aún -o recibieron en fechas recientes- cierta compensación por sus padecimientos como sujetos de experimentos médicos inhumanos, como víctimas de los trabajos forzados en las fábricas nazis de municiones o como refugiados devueltos por Suiza, que se mantuvo neutral.
«Más que la compensación del dinero queremos la compensación de la historia», dijo Gideon Taylor, jefe de la Conferencia sobre las Demandas Materiales de los Judíos a Alemania, con sede en Nueva York.
El gobierno alemán ha pagado 80.000 millones de dólares en compensaciones, incluyendo 60.000 millones negociados por la Conferencia, desde 1952, para sobrevivientes particulares y el Estado de Israel. Taylor considera que el pago representó «una aceptación simbólica» de una perversidad inconmensurable.

Tiempo final

Muchos nombres de los fallecidos se habrían perdido para siempre. En su intento por borrar la memoria del pueblo judío, los alemanes erradicaron aldeas enteras y quemaron sus sinagogas, sin dejar sobrevivientes ni archivos.
De los 6.000.000 de judíos muertos, incluso un millón habría quedado condenado al olvido, consideró Alexander Avraham, quien recopila los nombres para el monumento Yad Vashem a las víctimas del Holocausto, en Jerusalem.
El tiempo se agota para enmendar la historia. En una o dos décadas, el último sobreviviente habrá muerto.
«Pronto no quedará nadie que nos diga que fue una víctima» afirmó Udo Jost, del Servicio Internacional de Búsqueda, un sector del Comité Internacional de la Cruz Roja. «Esto confiere más importancia a conservar estos archivos, a mostrar que todos ellos eran seres humanos, que eran individuos».
El archivo de Bad Arolsen, una población alemana cercana a la frontera con Holanda, es un laberinto de gabinetes metálicos que contienen viejos cuadernos de hojas amarillentas, listas de pasajeros y gruesos registros de los campos de concentración, los cuales documentan la existencia de gente que, de otro modo, hubiera sido borrada de la historia.
Las evidencias de torturas inefables e incomprensibles están registradas con la sobriedad y frialdad de un archivo contable.
El nombre de una víctima se conservó sólo porque había un piojo en su cabello. El prisionero figuraba en el registro de control de piojos del campo de concentración de Mauthausen, Austria.
El servicio de rastreo comenzó como una unidad de los aliados para encontrar a los desaparecidos, pero ahora proporciona documentos principalmente a la gente que busca presentar denuncias. Después del 2000, cuando Alemania accedió a compensar a los antiguos esclavos, procesó 930.000 solicitudes de prueba en 22 meses.
Hasta ahora, el servicio ha acumulado 17.500.000 de nombres. Tan sólo las fichas de 50 millones de referencias llenan tres habitaciones grandes. Emisarios como los del museo israelí del Holocausto, Yad Vashem, buscan más identidades en los archivos de Europa Oriental, que están disponibles desde hace apenas 15 años, con la caída de la Cortina de Hierro.

Legado

Antes de que fallezca el último sobreviviente, Jost, un alemán que considera que sus compatriotas no pueden negar su pasado indeseable, quiere dejar su legado a los más jóvenes.
«No quiero hacer que se sientan culpables, sino que sepan que esto no debe ocurrir de nuevo», dijo.
Ese pasado ha reaparecido en un tribunal de Munich, donde Ladislav Niznansky enfrenta un juicio por 164 cargos de homicidio en tres masacres de civiles eslovacos a comienzos de 1945.
Niznansky, un ciudadano alemán desde 1996, quien tiene actualmente 87 años, escucha los largos testimonios con ayuda de unos altavoces, dispuestos por la corte para ayudar al acusado, quien ha perdido capacidad auditiva.
Niznasky es el único presunto nazi juzgado actualmente en cualquier lugar por crímenes de guerra.
Otros supuestos ex nazis, principalmente guardias de los campos de concentración, enfrentan la posible deportación en Estados Unidos y Canadá, por ocultar su pasado. Uno de los más conocidos es John Demjanjuk, un trabajador jubilado de la industria automotriz en Ohio.
Acusado de ser un celador cruel en los campos, su caso ha durado 27 años. Demjanjuk, refugiado de Ucrania, que ha sido despojado dos veces de su ciudadanía estadounidense, fue condenado a muerte por un tribunal israelí, se le liberó tras una apelación y volvió a Ohio. A los 84 años, busca evitar una nueva deportación.

Fuentes:
– Servicio Internacional de Búsqueda: www.its-arolsen.org
– Cruz Roja Alemana: www.drk-suchdienst.org
– Conferencia sobre las Demandas Materiales de los Judíos a Alemania: www.claimscon.org
– Yad Vashem: www.yadvashem.org