Sharansky, cuyo libro ‘Por la democracia, el poder de la libertad para superar la tiranía y el terror’ inspira la política de George W. Bush, entregó una carta al Primer Ministro, Ariel Sharón, en la que explica que, según su más profunda creencia, «cada concesión israelí en el proceso de paz debe ser condicionada a reformas democráticas en la Autoridad Nacional Palestina. Las concesiones unilaterales son un error trágico que aumenta el precio, anima el terror y profundiza la división en la sociedad israelí». Sharansky añade que el actual Ejecutivo ha sido formado para poner en práctica un plan al que se opone totalmente.
En una reunión del Consejo de Ministros, Sharón alabó a Sharansky por sus acciones como ministro. Los diputados del Likud que también se oponen al Plan de Desconexión y expresaron su esperanza de que la dimisión imponga un empujón en la lucha contra la retirada.
Otro antiguo ciudadano soviético, Roman Bronfman, diputado del bloque pacifista Yachad, declaró que el ex luchador por los Derechos Humanos en el régimen soviético se ha convertido en un combatiente a favor de la ocupación de Cisjordania y Gaza. Según Bronfman, Sharansky, que fue elegido diputado con la ayuda de los votos de los inmigrantes rusos, nunca representó sus intereses en la Knesset, y se limitó a defender a los colonos.
Para Sharansky, ningún pueblo de la tierra esta destinado a vivir en una «sociedad de miedo». Siempre opinó que el proceso de Oslo entre israelíes y palestinos no podía tener éxito por el sistema autoritario del anterior presidente, Yasser Arafat, y el doble juego con el terrorismo y la corrupción en la AP.
George W. Bush y José María Aznar han asumido públicamente las tesis del político israelí sobre la democratización del Medio Oriente y del mundo. Sharansky, invitado el pasado noviembre a la Casa Blanca, fue incluido recientemente por la revista norteamericana ‘Time’ en la lista de las cien personalidades internacionales más influyentes.