El pasado sábado 30 de abril, un hombre identificado como un sospechoso de los ataques del 7 de abril se inmoló al saltar desde un puente mientras era perseguido por la policía. Menos de dos horas después, dos mujeres con sus rostros cubiertos por velos -presuntamente la hermana y la prometida del hombre inmolado- atacaron un autobús con turistas extranjeros antes de quitarse la vida.
Bajo el puente donde el cadáver del sospechoso yacía cubierto por hojas de periódico, algunos testigos dijeron haber visto una bomba o una bolsa que eran arrojados desde el mismo puente antes de que ocurriera la detonación.
Nueve personas, incluyendo cuatro extranjeros, resultaron heridas en un resurgimiento de la violencia contra turistas en Egipto.
En Shubra el-Jeima, un suburbio al norte de El Cairo, la policía permanecía frente a la casa de Ehab Yusri Yassin, de 24 años, identificado como el sospechoso de la explosión dinamitera del sábado. Los amigos de Yusri Yassin dijeron que anteriormente encabezaba un grupo de coristas en su escuela, pero hace cuatro años se convirtió en extremista.
«Obligaba a sus hermanas a portar el velo islámico y se había involucrado con el extremismo musulmán», dijo Tamer Sayyed.
El balance provisional es de Tres terroristas muertos y al menos siete personas heridas, entre ellas cuatro extranjeros.
Un grupo desconocido hasta ahora, las Brigadas de Abdalá Azam, se atribuyó ambas acciones en un comunicado cuya autenticidad, aún, no ha podido comprobarse.