Preguntas y consideraciones sobre los atentados

Con relación al articulo aparecido en Página/12: «CANCILLERIA HABIA ENVIADO UN CABLE ADVIRTIENDO SOBRE UN ATAQUE» (N. de la R.: tema también aparecido en Clarín el pasado 1ro. de junio), es imposible que el atentado a la Embajada de Israel haya tenido algo que ver con la muerte del líder de Hezbollah, Abbas Musawi, tal como lo señala una reivindicación que apareció en El Líbano inmediatamente ocurrido éste, y como se pretende instalar que realmente ha sido.
Entre otras cosas, por una simple cuestión de tiempos:
1. La muerte de Mussawi y su familia en un ataque del ejército de Israel, ocurrió el 17 de febrero de 1992, en El Líbano.
2. LA COMPRA DE LA PICK-UP FORD, que se usó como pista falsa de coche-bomba (esto lo puedo probar fácilmente), se realizó el 24 de febrero de 1992, menos de una semana después de la muerte de Musawi. Se puede asumir sin caer en un gran error, que cuando se estaba comprando la pick-up Ford en Buenos Aires a Musawi todavía lo estaban velando en el Líbano.
3. Esta fue la primera acción conocida que desarrollaron los perpetradores en el país, por lo tanto el complejo operativo, que necesariamente ha debido contar con la participación de muchas personas, tiene que haber comenzado varios días antes del 24/02/92, y otros tantos les tiene que haber llevado tomar la decisión de hacerlo y dar la orden de comienzo. Con más razón esto ha debido ser así, si se pretende que esa «orden» haya sido emitida en un lugar tan lejano, en todo sentido, del escenario del hecho, como es el Líbano.
Por lo tanto, LA DECISION de llevar a cabo la voladura de la embajada de Israel en Buenos Aires TIENE QUE SER MUY ANTERIOR A LA MUERTE DE MUSAWI.
Enfocándolo desde otro ángulo, si Hezbollah realmente hubiera volado una embajada como represalia de la muerte de Musawi, se hubiera tomado el tiempo necesario para hacerlo, ¿por qué razón habrían de precipitarse aumentando sus riegos?, y de ser así, esta voladura hubiera ocurrido meses más tarde.
Cuando Hezbollah desmintió su participación en el atentado de la Embajada detallaron las acciones que desarrollaron contra el ejército de Israel en El Líbano como represalia de la muerte de su jefe.
En cuanto al discurso «religioso» del jeque Fadlallah en la «oración de los viernes» el 28 de mayo de 1994, en el que según el embajador Faraldo, aquel habría aludido a la voladura de la Embajada relacionándola con la muerte de Musawi y a «otro ataque en la Argentina», habría que ver, entre otras cosas:
1. ¿Qué es lo que realmente dijo el religioso y en qué contexto?
2. ¿Cémo llegó a conocimiento del embajador. Quién lo escuchó y lo tradujo?
3. ¿Cuántos cables de ese tipo había recibido la Cancillería y si éste en particular venía con alguna otra referencia más concreta?
Es probable que el embajador haya trasmitido como rutina esa difusa información, y que luego de ocurrido el atentado, se quiera acreditar el mérito, alegando «yo lo avisé».
Unos 2 meses después de ese «discurso», cuando los acusaron de estar detrás de la voladura de la AMIA, la dirección de Hezbollah declaró pública y enfáticamente: no tener nada que ver con ese atentado, ni con el de la Embajada, agregando, «que no realizaban operativos fuera de los territorios ocupados por Israel en El Líbano», y «que si lo hubieran hecho ellos lo hubieran reivindicado como la habían hecho siempre».
Tomar sin más una vaga y difusa alusión (en el mejor de los casos) presuntamente incluida en una oración religiosa, como si se tratara de una amenaza de atentado a miles de kilómetros de distancia, hubiera sido un absurdo total. Es absolutamente razonable que la SIDE no la haya tomado demasiado en cuenta, si es que fue notificada de la misma.
Por otro lado existían otros «anuncios» del atentado a la AMIA, muchos más precisos y detallados que el exhumado ahora del embajador Faraldo, y que sin embargo no fueron atendidos, ni por las autoridades argentinas, ni por las israelíes que tenían a su cargo la seguridad del edificio.
A la SIDE es mucho lo que hay para achacarle en la (des)investigación de ambos atentados y en los encubrimientos y desvíos de todo tipo resultantes, pero en el caso del «aviso» de Faraldo actuaron bien.
Los argumentos en contra de la reivindicación trucha del atentado a la Embajada, que atribuye éste a una presunta «Jihad Islámica» de shiitas libaneses para vengar la muerte del jeque Musawi, y cometido «por un conductor suicida argentino!!! convertido al Islam???», así como de la existencia de un coche-bomba, los expuse largamente en mi declaración ante la Secretaría Especial de la Corte Suprema el 25 de febrero de 1999. Con muy poco éxito, justo es reconocerlo, porque 3 meses más tarde, la misma Corte en una «acordada» dio por cierta la reinvidicación y la existencia del coche-bomba.
En los 4 años transcurridos desde entonces, son innumerables los elementos adicionales que se han ido agregando en respaldo de mi argumentación original, mientras que la «investigación» de la Corte, que se sepa, permanece desde entonces absolutamente estancada.