Sergio Rodríguez:

“Hay que frenar la cultura acelerada”

“Quisiera que pudiéramos poner un pie en el freno en la cultura actual porque es la cultura de la hiper aceleración, de la que muchos no se dan cuenta y de la que los pibes hablan muy claramente cuando dicen: ‘Te subiste a la moto’, ‘Hay que bajar un cambio’ o expresiones de ese tipo. Lamentablemente, muchas veces no logran hacerse cargo o se hacen cargo desesperadamente, como ocurre a veces en los recitales de rock y en muchas otras manifestaciones juveniles, como pueden ser los partidos de fútbol, las barras, etc”. “Callejeros, como grupo, son un efecto, pero un efecto que retroalimenta y los hace pasar también al campo de la causa. Porque no olvidemos que los pibes que iban a los conciertos iban a cantar sus canciones y tomados por sus canciones”. Así define Sergio Rodríguez, psicoanalista que asume como “muy fuerte” que se le “cayera la utopía marxista”, algunos de los temas calientes por los que atraviesa la sociedad argentina en este momento.

Por Gerardo Yomal

El grupo Callejeros empezó a estar nuevamente en la palestra pública. Algunos de sus músicos empezaron a tocar y se están preparando algunos recitales para dentro de muy poco tiempo. Se podría llegar a pensar que se estaría buscando cierto “blanqueamiento” del grupo. ¿Cuál cree que es la responsabilidad del grupo en la tragedia? El tema lo traigo también para pensar diferentes responsabilidades sociales…

La pregunta es compleja y la voy a responder complejamente. Primero, lo que voy a decir no niega que la responsabilidad fundamental es de Chabán; es de quienes se hayan encargado de la seguridad del recital, que todavía no está claro si fue la gente de Chabán, la gente de Callejeros o fue -que es lo que yo pienso- una combinación entre ambos; también de los inspectores corruptos, que evidentemente han aceptado coimas; y hay una responsabilidad política que le cabe al Gobierno de la Ciudad por lo que se develó incluso posteriormente a Cromañón: que había una despreocupación absoluta por la seguridad en los locales públicos.
Dicho esto, que es fundamental, a mí me parece muy importante no caer, por efecto de la comparación que las víctimas producen, en no analizar qué lugar nos corresponde al resto. Yo me incluyo, porque, por ejemplo, he ido con mis hijos a recitales de los Redonditos de Ricota, porque me gustan mucho, y después de lo de Cromañón… En realidad en un recital en Huracán dije: “No vengo más”, porque me di cuenta de que había situaciones que podían desembocar en situaciones graves. No sé si se acuerdan que inclusive hubo enfrentamientos entre grupos y ese tipo de cosas. Pero yo también he participado, no me excluyo para nada. Sino que me parece que cuando tenemos una desgracia semejante es muy bueno re-analizar lo previo para sacar conclusiones. En ese sentido, en el tema de Callejeros, me parece que no sólo hay una responsabilidad civil concreta que tal vez les quepa si es cierto que compartieron la seguridad del local (porque ahí sería muy directa), sino que he estado releyendo muchas de sus letras y algunas la verdad que me produjeron escalofríos. Hay una que todavía tienen en Internet, donde es como si ellos imaginaran lo que iba a pasar.

Había señales…

Sí, hablan de asfixia… realmente es horrorosa. Además no lo digo contra los muchachos, porque ahí cabe otra pregunta: ¿qué están expresando esas letras desesperadas de los jóvenes?

¿Le da cierta vergüenza hablar mal de Callejeros y quiere poner un pie en el freno?

No, quisiera que pudiéramos poner un pie en el freno en la cultura actual, que es otra historia. Porque la cultura actual justamente es la cultura de la hiper aceleración, de la que muchos no se dan cuenta y de la que los pibes hablan muy claramente cuando dicen: “Te subiste a la moto”, “Hay que bajar un cambio” o expresiones de ese tipo donde ellos pescan esto que está pasando. Lamentablemente, muchas veces no logran hacerse cargo o se hacen cargo desesperadamente, como ocurre a veces en los recitales de rock y en muchas otras manifestaciones juveniles, como pueden ser los partidos de fútbol, las barras, etc.
En ese sentido, Callejeros como grupo, en tanto cantaba determinadas canciones, tiene responsabilidad en la cuestión. Ojo, no la responsabilidad principal, está claro. Hasta aclaro que ellos son un efecto, pero un efecto que retroalimenta y los hace pasar también al campo de la causa. Porque no olvidemos que los pibes que iban a los conciertos iban a cantar sus canciones y tomados por sus canciones. En ese sentido levanté en mi página Televerdades cosas que en contraposición dijo el baterista de Callejeros y Romina, la última internada después de lo de Cromañón. Y Romina dice: “Ellos sabían que 3.000 personas no podían entrar ahí”.

En algunas páginas de Internet algunos lo presentan a usted como un “prestigioso médico psicoanalista, marxista, riguroso, insospechable de la menor desviación populista”. ¿Se identifica con esa calificación?

No sabía que habían puesto eso, me causa gracia. No tengo ningún inconveniente en hacerme cargo de mi pasado. Yo fui miembro del Comité Ejecutivo de la Federación Juvenil Comunista allá por los años ‘60, luego fui fundador y uno de los dirigentes principales del Partido Comunista Revolucionario. En ese sentido fui un militante marxista importante.

Maoísta…

Después devino en maoísta. Justamente, de casualidad, estaba mirando ‘La Costurera de Balzac’, y yo estuve en China en la época que la película señala como el comienzo del drama. Estuve en 1970, en plena revolución cultural. Actualmente comparto algunas posiciones de Marx y critico -para tratar de ir más adelante, no porque yo pienso que él haya sido un mal tipo o algo por el estilo- inclusive algunas posiciones nodales de Marx como la Teoría del Valor.
O sea, soy psicoanalista, evidentemente he abrevado fuertemente en el marxismo, en Freud, en Lacán. A esta altura soy un mix, por lo tanto estoy lleno de conflictos, contradicciones, complicaciones, etc.

Usted escribió: “No es momento de balconear sino de pugnar porque la Argentina se reoriente hacia sus mejores tradiciones para generar e inventar un futuro mejor. Sentirse ciudadano y no cliente obliga a tomar posición y batallar activamente en defensa de las ilusiones”. ¿Esta sería su tarea diaria, cotidiana?

Esta es la tarea diaria. Y le confieso un pecado mío, que ahora estoy tratando de ver si salgo de ese pecado, porque para mí que se me viniera abajo la utopía marxista fue muy fuerte. Porque los que éramos marxistas en serio, la idea que teníamos era muy simple (por eso también fue errónea). Era: tomamos el poder, cambiamos la sociedad, el hombre pasa a ser bueno y todo pasa a funcionar fantástico. En pro de eso fuimos capaces de sacrificar nuestras vidas. Tengo muchos compañeros que están muertos y yo me salvé porque me salvé, pero hay hijos míos que han pagado el precio de mi actividad furibunda de esas épocas. Y todo eso para nosotros tenía lógica porque si nosotros lo que íbamos a lograr era (como decía la letra de la Internacional) “el paraíso en la tierra”, nos sacrificábamos. En realidad es un cierto pensamiento cristiano, si usted lo piensa.
Cuando se vino abajo todo eso, a mí me entró una desconfianza -que la sigo teniendo- bravía hacia la política. Y eso hizo que yo, no le digo dejara de militar, porque yo apoyé a Conte cuando fue candidato a diputado y me moví por eso, estuve en organismos de Derechos Humanos, pero me mantuve apartado. Ahora veo que Kirchner hace una cosa y otra cosa, y que el duhaldismo lo empuja para otro lado y que el lopezmurphismo, el macrismo, la misma Lilita Carrió lo empujan para otro lado… Y yo digo: ¿Me quedo en mi casa encerradito, cómodo, siendo un bien pensante, etc.? No, digo: Yo a este hombre lo tengo que apoyar porque hay que tratar de contrabalancear. Si no, está sólo.
Entonces, si me meto en algo y después me arrepiento me iré -como habrá pasado alguna vez-, pero no me quedo en mi casa.

¿De alguna manera me decía que participaba de una “iglesia marxista”?

Sí, era así. Me acuerdo que la primera vez que leí a Lacán (que dijo: “El marxismo es el nuevo Evangelio…”) yo todavía era bastante marxista, y me agarró tal ataque de furia que tiré el libro contra una pared. Pero después, pensándolo, es lógico lo que el tipo decía, porque el Evangelio, en definitiva, ¿qué es? Es la promoción de que puede haber una misión que salve al ser humano de la maldad. Y no, los seres humanos somos malos, buenos, hay tipos que son más buenos y otros más malos, etc. Pero hay de todo y va a haber de todo siempre.

Lo llevo a otro tema; si viene su hija de 18 años y le dice: “Me falló el método anticonceptivo, no sé que pasó y me quiero hacer un aborto porque no tengo ganas de tener un bebe”. ¿Qué le contesta?

Que lo haga, no me cabe la menor duda. Ahora, también quiero salir del esquema y le cuento una experiencia mía en el consultorio que también me enseñó mucho. Una chica grave que yo atendía, grave en el sentido de que era una chica muy tomada por las drogas, por marginalizarse en la vida en el sentido de que no era pobre de por sí (era de una familia media) pero que, como ella decía, había hecho la opción por los pobres. Era muy religiosa, muy católica. Y andaba en esos ambientes, le daba a la cerveza, a la marihuana y de vez en cuando a la cocaína, etc. La chica estaba bordeando la locura… Un día viene y me cuenta que está embarazada. Me acuerdo de que para mis adentros pensé: “Bingo, lo que nos faltaba”, y estuve tentado de empujarla para el lado de que se hiciera un aborto. Después, como soy psicoanalista y con bastante experiencia, dije: “No, callate la boca y tratá de escuchar lo que dice el inconsciente de esta piba”. Y me di cuenta de que la piba estaba con muchas ganas y decisión de tener esa criatura siendo madre soltera; no sabíamos si el padre se iba a hacer cargo o no. Y yo me di cuenta, por una serie de relatos que ella me iba haciendo, de que esa criatura a esta chica la iba a anclar a la vida de un modo muy diferente a cómo había estado hasta ese momento. Por suerte yo me había callado. Efectivamente, el embarazo fue adelante, el muchacho (que también era un marginal terrible) respondió bien y se casaron. Y no te voy a contar un cuento de Hollywood de que se casaron, fueron felices y comieron perdices porque no es cierto. Terminaron divorciados unos cuantos años después y ninguno tiene una vida demasiado alegre, tampoco el chiquito producto de ese embarazo, pero sí tienen una vida mucho mejor de la que habrían tenido si ese pibe no hubiera nacido.
Entonces, es caso por caso, situación por situación. No se pueden dar consejos generales. En ese sentido estoy contra algunos que promueven la Ley de Educación Sexual como una enseñanza general que hay que dar en las escuelas y demás. Converso con ellos y digo que hay que pensarla de otro modo. Yo estoy de acuerdo en armar una ley de Educación Sexual, pero de otro modo.

¿Qué piensa sobre la legalización del consumo de la marihuana?

Con respecto a la marihuana en particular (no me refiero a todas las drogas) habría que hacer una legalización de un consumo regulado. Lo digo de frente y no tengo inconveniente. Porque es mucho peor todo el circuito que se arma de clandestinidad que estimula mucho más al consumo, por un lado, pero además facilita que en este momento se le esté vendiendo a los pibes marihuana con otra serie de elementos adentro que les están rompiendo la cabeza y que además facilitan la adicción.
La prohibición generalizada de las drogas como está establecida en la Argentina (donde inclusive se penaliza hasta la tenencia para consumo), es una barbaridad que en realidad favorece a los narcotraficantes.

Cuando antes le preguntaba sobre la posibilidad de un aborto en una hija le cambió el tono de voz. ¿Qué le pasó?

Porque son cosas que a uno le pueden pasar…, por supuesto… conversaría con mi hija todo lo posible.