Abraham Kaul, a escasos días de dejar la presidencia de la AMIA habló con Nueva Sión:

“La querella unificada fracasó”

A pocos días de finalizar su mandato al frente de la presidencia de la AMIA, Abraham Kaul aceptó una entrevista exclusiva con Nueva Sión. “Voy a decir lo que nunca le dije a algún medio” anticipó Kaul quien, además de hacer hincapié en la transparencia de su gestión y el inobjetable saneamiento económico que se produjo bajo su mandato, este mediático Presidente de la AMIA, efectivamente, por primera vez hizo público el reconocimiento explícito del fracaso de la estrategia de la querella unificada en el juicio llevado a cabo por la conexión local de la causa AMIA así como en la auditoría de la investigación llevada adelante por el juez Galeano y los fiscales. “Debemos reconocer el fracaso de la querella unificada” dijo sin tapujos. “La AMIA es el gobierno de los judíos en la Argentina. Tenemos todo menos ejército y policía”, afirmó Kaul en otro momento del reportaje.

Por Guillermo Lipis

¿Cómo evaluaría el trabajo desarrollado durante su gestión al frente de la AMIA?

Hay que entender que, a partir del atentado, la institución venía padeciendo serias dificultades. No sólo había que reconstruir la vida judía sino, también, los programas que giraban en torno a ella. Había una deuda de 26 millones de pesos/dólares que se logró pesificar, un Vaad Hajinuj (Consejo de Educación) que había sido cerrado por falta de recursos (que luego se volvió a montar con bajo nivel de actividad para decir que seguía existiendo), etc., etc. Y, por supuesto, disponíamos de los elementos básicos que siempre tuvo la AMIA: la motivación necesaria para superar la crisis.
La situación en Argentina era muy difícil. A veces uno se olvida que había un 30% de desocupados y gente buscando comida en tachos de basura.
La comunidad judía fue uno de los sectores más necesitados.
Hemos hecho un gobierno sin precedentes en la comunidad. Ayudamos a lograr una construcción social muy importante, y para ello era necesario tener una fuerte convicción ideológica. Pero como la AMIA estaba desacreditada, lo primero que tuvimos que hacer fue reconstruir puentes con instituciones nacionales e internacionales.
Sin doblegarnos ante nuestra imagen debilitada, propusimos a quien quisiera actuar con nosotros que debía respetarnos como conducción local y en nuestra manera de pensar. Debo reconocer que al comienzo no fue fácil, pero también tuve apoyos muy útiles para mi gestión.
La deuda se pagó en medio de la crisis de 2002 -cuando nadie le pagaba un peso a los bancos- por medio de negociaciones políticas con los bancos, con bonos propiedad de la AMIA -que habían sido comprados en la época de (la presidencia de Oscar) Hansman- que tenían garantía en Estados Unidos (en dólares). Aunque habían perdido el 50% de su valor, la AMIA, por haber estado catalogada dentro de la peor categoría con la que calificaba el Banco Central, podía pagar con bonos del Estado argentino, así que vendimos los bonos en Nueva York, compramos bonos argentinos y con eso pagamos el 50% de la deuda.

Ahí bajaron a 13 millones.

Sí, bajamos como a 12 millones de pesos. Teníamos deuda con el Banco Ciudad, el Banco Provincia, una financiera perteneciente al grupo Werthein… Las condiciones estaban dadas para negociar bien con quitas muy importantes, así que con los recursos aún existentes, hicimos una muy buena negociación política y recibimos dos pequeñas ayudas, las dos condicionadas.
Una fue de la Agencia Judía que nos adelantó el alquiler por tres años de sus oficinas en el edificio de Pasteur como en el de Uriburu (por una cifra cercana al millón de pesos). Y la otra fueron 900 mil pesos que nos dio el Joint con la condición de que, una vez que dejáramos de pagar intereses a los bancos, debíamos volcar ese dinero a ayuda social.
Afortunadamente vamos a irnos de los cargos dejando a la AMIA sin ningún tipo de deuda económica.

¿Cree que este equilibrio económico también se refleja en el ámbito político? ¿Cómo fue mirada la AMIA y su Presidente en el ámbito nacional y comunitario?

Producto de nuestro trabajo social empezamos a insertarnos diferente, por ejemplo, en la Mesa de Diálogo Argentino liderando la conducción judía y convencidos de que nuestra comunidad no puede quedar aislada de lo que sucede en el país. Tenemos que participar activamente en todos los frentes; y hoy lo hacemos asesorando sobre políticas sociales al Ministerio de Desarrollo Social, al Ministerio de Salud, a la CGT, con la Unión Industrial, los piqueteros o la CTA.
Nosotros metimos a la AMIA en la política nacional.

¿Pero introdujeron a la AMIA o a la Comunidad?

Hay otros factores que están participando en la Mesa de Diálogo: la B´nai B´rith, la DAIA, Fundación Judaica y Bet El.
La diferencia es que la AMIA tiene con qué. Nuestra experiencia de acción social es muy valorada y respetada. Somos pioneros en distintas áreas sociales y como tal, somos vinculantes con el espacio nacional. Nuestra Bolsa de Trabajo tiene 8 sedes y es la más grande del país (este emprendimiento comunitario lo inició Norma Lew, no se hizo en mi gestión. Nosotros sólo lo perfeccionamos).

Todas estas acciones hicieron asomar la cabeza de la AMIA, y de algunos dirigentes, de una forma diferenciadora a otras gestiones, pero también instaló una competencia en ámbitos políticos con la DAIA. Cuando Julio Toker afirmó que “la AMIA quiere destruirnos” no dijo la AMIA, Bet El y la Fundación Judaica quieren destruirnos. Hay una diferenciación en la gestión de la dirigencia de AMIA a la dirigencia de otras instituciones, que fue visualizada como una amenaza por y para la DAIA. Las afirmaciones de Toker no tienen que ver con la gestión solidaria de la AMIA.

Es que hay que entender que la realidad cambió. Los 110 años de la AMIA fueron y serán distintos a los próximos 110 años. Los 70 años de la DAIA fueron y serán distintos a los anteriores.
La bisagra de la comunidad judía se llama ‘atentado a la AMIA’, y ya nada será igual para nadie. Con el atentado a la AMIA, la AMIA comenzó a realizar acción política y a tener mayores contactos con el poder, con el Gobierno y con la justicia. Era inevitable.

¿La DAIA perdió el monopolio?

No es cuestión de monopolios, nadie puede representar a la AMIA en la causa de la voladura porque es la institución directamente afectada. Por eso ingresa por ascensor a actuar en política. Entramos con un sustento que nos permite ser un jugador de primer nivel porque desarrollamos una política de acción social muy similar a la que realiza el gobierno nacional. La AMIA es el gobierno de los judíos en la Argentina.

¿Y la DAIA qué es, o qué debiera ser?

La DAIA tiene un consenso de representación un poco más amplio porque, por ejemplo, la AMIA no representa a los judíos conservadores y tampoco a los sefardíes.
La DAIA puede tener una base más representativa de la comunidad judía. No en esta configuración actual, pero podría tenerla.
Y después hay otros parámetros que también se mezclan porque, por ejemplo, la lucha contra el antisemitismo y la discriminación también se ven condensados en el atentado a la AMIA.
El atentado a la AMIA fue un atentado antisemita, y también tiene raíces muy profundas.
Yo traté de que la AMIA asuma el rol que tiene que asumir y no que la DAIA deje de asumir el suyo.

¿Dónde chocan las instituciones: en una división o en una superposición de tareas?

En posturas ideológicas. La AMIA es el gobierno de los judíos. Tenemos todo menos ejército y policía.
Nuestro objetivo nunca fue destruir a la DAIA. Hubo voces, por ahí, que me lo pidieron… es más, nosotros le facilitamos a la DAIA un piso en nuestro edificio sin ningún pago a cambio. Si quisiéramos debilitarla más, se lo sacaríamos. Pero ese no es el objetivo.

Ese dato llegó a publicarse en medios nacionales.

Si hubiésemos querido sacarlos lo hubiésemos hecho. No se olviden que yo dispongo de mayoría en el Consejo Directivo de la AMIA. Y cuando pedimos la renuncia de Kirszenbaum y Toker -después de lo de Washington, en el American Jewish Committee- se decidió por votación y ganó la moción planteada por la presidencia. El objetivo no era eliminar a la DAIA. En última instancia, el objetivo era poner presión para que la DAIA, con sus posturas ideológicas, fuera la institución más representativa de los judíos.

Hablando de representatividad y de posturas ideológicas. Hay un punto en el que no se diferenciaron que fue en la causa. Siguieron juntos hasta el final con posiciones antagónicas a las de Memoria Activa. ¿Cómo se entiende que si hay una diferencia ideológica tan profunda, hayan sostenido una querella unificada?

La gran diferencia es que nosotros dijimos que queremos la verdad. Nunca nos gustó la actitud de Galeano.
Una tarde pasé con él 4 ó 5 horas tratando de entender qué es lo que nos estaba planteando. Y nos discriminó.

¿Cómo los discriminó?

Por ejemplo, cuando fue el interrogatorio del testigo ‘C’. Ahí hay un hecho evidente. La AMIA estaba dispuesta a pagarle a uno de sus abogados para que viajara al encuentro y nos bloquearon el acceso diciendo que no podía viajar nadie. Finalmente viajó, solamente, la abogada de la DAIA, Marta Nercellas.

Que formaba parte de su misma querella unificada…

La querella unificada tuvo algunas diferencias. Como nosotros queríamos saber la verdad, la postura que la AMIA mantuvo en el juicio, fue que queríamos que declararan los agentes de la SIDE. Queríamos la verdad y no nos importaba qué se dijera en esa verdad.

¿No hubiese sido más fácil patear el tablero y romper la querella unificada?

No, no se podía cambiar. Nosotros lo pedimos, y volvimos a pedirlo cuando se reinició el juicio, pero no podíamos presentarnos en forma independiente.
El mérito de Memoria Activa, que tanto respeto les tengo, ha sido haberse anticipado a los acontecimientos y haberlos denunciado a tiempo.

¿Y ahí es cuando fracasa la querella unificada?

Sí. Nosotros fracasamos. La querella manejada por la AMIA y por la DAIA fracasó. Con los matices que tenemos. Ahora ¿por qué vamos a Casación? Nosotros somos una institución que nos consideramos representantes no sólo de los socios, sino de la mayoría de los judíos de la Argentina. Del juicio, de la sentencia, la duda más grande que me queda se llama Telleldín. No me cierra el argumento dado por los jueces cuando dicen que Telleldín no sabía para qué vendía la camioneta.
Mientras haya un solo judío que piense que Telleldín y los policías están involucrados, como institución, la AMIA tiene que seguir, junto con la Justicia, hasta las últimas consecuencias. Este es el acuerdo que hemos realizado con Avila.

¿Usted está conforme con el trabajo de Avila y su equipo?

Ávila asumió una hipótesis consolidada, la heredó, la tomo como tal y siguió en esa línea jugando todos los argumentos que tenía a su favor. Y es muy difícil que cambie esa postura.
Yo creo que la AMIA necesita tomar un abogado con una mirada distinta.
Ha habido un medio judío que realizó una consulta por Internet sobre si la AMIA debía continuar en Casación, y muchos manifestaron que debíamos hacerlo. Y por eso debemos hacerlo; pero creo que hoy en día necesitamos un abogado distinto, no podemos insistir con argumentos que fueron rechazados.

Así como se decía que dirigentes de la DAIA sabían que estaban los 400 mil dólares en el momento del pago, me imagino que la querella por parte de la AMIA también tenía esa información.

En AMIA no se sabía.

¿Usted afirma que el equipo de Ávila no estaba al tanto del pago? ¿Sabían que Dobniewski estaba detrás de la estrategia de la querella unificada?

Supongo que sí…, supongo que cuando se designó a Avila como abogado, él habrá tenido algún encuentro con Dobniewski.

¿Usted puede confirmarme que Dobniewski no estuvo nunca en la AMIA luego de que renunciara a la querella? ¿Dobniewski no estuvo nunca detrás de la estrategia de Nercellas? ¿Con Nercellas y Avila no estuvo?

Con Avila no.

Sin embargo Dobniewski estuvo en algunas reuniones en AMIA con Ávila y con Nercellas.
¿Usted nunca lo recibió como Presidente de AMIA?

Ni yo, ni ningún miembro de la Comisión Directiva.

¿Y Avila estuvo reunido con él?

No, no que yo sepa.

¿Sí Avila se hubiese reunido, y usted se hubiera enterado, qué actitud hubiera tomado la AMIA?

Hubiéramos cambiado de abogado en ese mismo momento. Nosotros teníamos muy en claro que la causa AMIA era muy complicada. En realidad, la mayor complicación a la causa la pone Beraja cuando parece que se mezclan algunos temas y empieza a pensarse si no existieron intereses cruzados en relación al banco Mayo y situaciones que se pactaron con el gobierno de entonces relacionadas con la causa AMIA.

¿Y qué cree ahora, mirando hacia el pasado?

El Tribunal Oral imputó a Beraja y a Corach por falso testimonio diciendo que ellos sabían del pago.
Las preguntas que hoy la comunidad judía debe formularse son:
1- ¿Sabía la comunidad judía organizada, a través de alguna de sus instituciones o referentes, que se iba a pagar para que alguien declare con el fin de encontrar un responsable?
2- Si lo sabían, ¿el objetivo era pagar para que dijeran la verdad o para mentir?

Lamentablemente, no tenemos todas las respuestas, y además estamos afectados porque manejamos las hipótesis de un juez que fue cuestionado.
En última instancia, ¿qué es lo qué hizo la querella unificada?: asumió la postura de Galeano, tomó la investigación de Galeano. La AMIA no tenía investigadores.

Como parte querellante, la crítica es que no auditaron las investigaciones sino que las avalaron.
Fueron parte de una querella que sabía, al menos algunos de sus integrantes, del pago a Telleldín.

Pero eso no está demostrado.

¿Qué cosa no esta demostrado?

No está demostrado de que hayamos sabido…
Hay una denuncia por parte de los jueces por falso testimonio. Como que sabían. Ahora la justicia tendrá que determinar si lo sabían o no. ¿Y cuántos más lo sabían? ¿ Dobniewski lo sabía? ¿Nercellas lo sabía?

Al menos Nercellas lo sabía.

Bueno, yo no lo sé. De Avila me consta que no lo sabía, hemos hablado muchísimas veces y no sabía nada.

Ahora, si Ávila no sabía nada, y era representante de la AMIA dentro de la querella unificada, qué clase de querella llevaron adelante? Porque si quien lideró la estrategia fue la DAIA, ¿no los ponían al tanto de sus acciones?

Llevaron la investigación de Galeano. Porqué una institución no debía tomar la investigación que llevaba a cabo el gobierno y la justicia? Uno confía en las investigaciones que se desarrollan.

Porque habían indicios muy claros de que no era una investigación seria.
La ‘Pista Siria’, que figura dentro del expediente, fue ocultada por la dirigencia de la DAIA y Dobniewsky, entonces abogado de la AMIA. A nosotros nos dijo muy clarito (en una entrevista realizada por Gerardo Yomal): “la única pista siria que conozco es la de Anillaco”.
Hoy, 10 años después, retoma fuerza la ‘Pista Siria’ cuando Nueva Sión lanzó el tema pocos meses después del atentado. Es probable que no se haya querido saber, o se miró para otro lado, o se pretendió ocultar ciertas pistas por lo que AMIA, como integrante de la unificada, también fue responsable porque la información ya había sido hecha pública y decidieron negarla.

Creo que hay que entender el concepto de Institución. Las instituciones no se dan vuelta de un día para el otro. Tienen procesos. El primer proceso de una institución como la AMIA es confiar en las autoridades de todos: en el juez, en los políticos, en la SIDE, en la policía y en la justicia. Pero acá fracasó todo.
¿Por que una institución como la AMIA debe desconfiar de todos los que tienen que logra que se haga justicia?

Como si fueran víctimas ingenuas, pero ya no del atentado…

Somos víctimas.

¿Ingenuas?

No, ingenuas no. Ya nos clavamos mucho, y por eso terminamos enfrentándonos con todos. No tenemos aliados.

RECUADRO:

Avila y Dobniewski juntos, y en la AMIA

Existen pruebas contundentes de que los abogados Avila y Dobniewski sostuvieron encuentros dentro de la AMIA antes de la asunción de Kaul como Presidente de la institución.
Ya habiendo renunciado formalmente a su puesto como abogado de la institución, Dobniewski seguía siendo consultado por el nuevo cuerpo de abogados y tenido en cuenta por la dirigencia liderada por el entonces titular de la AMIA, Hugo Ostrower.
Nuestro compañero Horacio Lutzky, en su investigación -publicada por Nueva Sión en ocasión del noveno año de cometido el atentado- “Caso AMIA. La deuda interna” así lo expone:
“… Ostrower comenzó a recibir llamados de Dobniewski en los que se ofrecía a colaborar. Luego de algunas charlas privadas, el entonces Presidente de AMIA decidió constituir un “comité de apoyo a la querella” presidido por Dobniewski, quien efectuó su presentación en la sala de reuniones de AMIA a fines de 2001, siendo invitados en la oportunidad destacados juristas como León Arslanián y Ricardo Gil Lavedra.
Dobniewski, junto a los abogados de la causa (N. de la R.: Avila y Bronfman), expuso sobre la necesidad de apoyar la línea oficial y respaldar lo actuado por el juez Galeano. Esta comisión debía comenzar a trabajar sistemáticamente a partir de marzo de 2002.”
Lutzky confirma que esa segunda reunión de marzo existió efectivamente.