Cultura:

Un tardío homenaje para Jevel Katz

Son trozos de historia desperdigados en Buenos Aires. Se pueden hallar en las memorias de quienes han pasado los 90, en las paredes descascaradas de las sinagogas y los clubes de barrio, en viejos instrumentos musicales o en fotos cada vez más amarillas pese a los cuidados. Uno de esos trozos, fue una nota publicada por Isidoro Gilbert un verano de hace dos años en el ‘Clarín Cultural’, donde narraba la historia de Jevel Katz, el “Gardel judío”. “Jevel Katz y sus paisanos”, dirigida por Alejandro Vagnenkos, se proyectará los días 18 de abril a las 21:00 hs. y 24 de abril a las 12:00 hs., en el Buenos Aires Festival de Cine Independiente, Abasto Shopping, sala Hoyst 7.

Por Julián Blejmar

Jevel Katz era un cantante lituano que partió desde su Vilna natal para llegar a Buenos Aires en la década del 30, lugar desde donde, al poco tiempo, se convertiría en el más popular intérprete en yiddish de Argentina incluyendo -entre sus más de 650 composiciones y adaptaciones- un repertorio de tangos, monólogos, coplas, parodias, canciones nostálgicas o sátiras, siempre acompañado de su guitarra, mandolina, armónica y acordeón.
La nota inspiró a Alejandro Vagnenkos a filmar “Jevel Katz y sus paisanos”, un documental de 70 minutos que rescata del olvido no sólo la historia de Katz, sino también la de muchos judíos que, junto a él, llegaban a la Argentina escapando del antisemitismo y la miseria en Rusia y Europa del Este para adaptarse a un extraño país que atravesaba su primera década infame.
Realizar el documental tuvo el arduo trabajo de rastrear, casi de forma arqueológica, testimonios personales y documentos ocultos -entre los que se pueden oír tres canciones de Katz- que prueban la existencia de un personaje que parece salido de un surrealista sketch guionado por Alfredo Casero.
A lo largo de la filmación, se pueden observar los testimonios de destacados investigadores y académicos, como Eliahu Toker y Noé Jitrik, como de aquellos que acompañaron a Katz en sus presentaciones o fueron simplemente espectadores. Todos ellos, junto a quienes asistieron a la presentación en el Bafici -el pasado 14 de abril- están unido, sin embargo, por la emoción de remontarse a un pasado que parece definitivamente perdido pero del que aún quedan restos.
Este documental resulta un tardío pero justo homenaje a Jevel Katz y a cientos de anónimos personajes que también hicieron Buenos Aires.