Jevel Katz era un cantante lituano que partió desde su Vilna natal para llegar a Buenos Aires en la década del 30, lugar desde donde, al poco tiempo, se convertiría en el más popular intérprete en yiddish de Argentina incluyendo -entre sus más de 650 composiciones y adaptaciones- un repertorio de tangos, monólogos, coplas, parodias, canciones nostálgicas o sátiras, siempre acompañado de su guitarra, mandolina, armónica y acordeón.
La nota inspiró a Alejandro Vagnenkos a filmar “Jevel Katz y sus paisanos”, un documental de 70 minutos que rescata del olvido no sólo la historia de Katz, sino también la de muchos judíos que, junto a él, llegaban a la Argentina escapando del antisemitismo y la miseria en Rusia y Europa del Este para adaptarse a un extraño país que atravesaba su primera década infame.
Realizar el documental tuvo el arduo trabajo de rastrear, casi de forma arqueológica, testimonios personales y documentos ocultos -entre los que se pueden oír tres canciones de Katz- que prueban la existencia de un personaje que parece salido de un surrealista sketch guionado por Alfredo Casero.
A lo largo de la filmación, se pueden observar los testimonios de destacados investigadores y académicos, como Eliahu Toker y Noé Jitrik, como de aquellos que acompañaron a Katz en sus presentaciones o fueron simplemente espectadores. Todos ellos, junto a quienes asistieron a la presentación en el Bafici -el pasado 14 de abril- están unido, sin embargo, por la emoción de remontarse a un pasado que parece definitivamente perdido pero del que aún quedan restos.
Este documental resulta un tardío pero justo homenaje a Jevel Katz y a cientos de anónimos personajes que también hicieron Buenos Aires.