Los vivos no se detienen en su intento de rematar a los muertos en sus propias sepulturas. Consternación, dolor y conmoción causaron la profanación -llevada a cabo por extremistas judíos- contra las tumbas de héroes nacionales israelíes como Teodoro Herzl; David Ben Gurión y Rabin, asesinado por un ultranacionalista israelí en 1995.
Tumbas sobre las que se han pintado símbolos nazis, insultos (‘Perro asesino’), amenazas y recuerdos para Hitler. Tumbas selladas que se empeñan algunas en recordar la cercanía de posibles nuevos magnicidios.
El detonante del odio es la próxima evacuación de Gaza.
No se salva ni siquiera la fallecida esposa de Ariel Sharón, Lily, dado que extremistas judíos fuera de sí por lo que consideran ‘la traición de Arik’ han atacado la tumba de su esposa.
Ahora se cierne la amenaza de un atentado contra la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado del Islam. Y la Policía israelí le da crédito, y por eso agentes israelíes ya reforzaron la vigilancia de este lugar santo provistos de todos los adelantos tecnológicos posibles en materia de seguridad.
En esta batalla desigual para ganar la paz, las tumbas, los símbolos y los Lugares Sagrados se han convertido -una vez más- en un claro y lamentable objetivo criminal.