Kirchner había pedido al ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Bielsa, que solicitara al Vaticano la sustitución de Baseotto, pero la respuesta recibida fue su ratificación en el cargo.
El Gobierno se mantuvo firme en su posición y suspendió el acuerdo, lo cual implica, según explicó Fernández, que queda también sin efecto el salario de cinco mil pesos mensuales (más de 1.700 dólares) que el sacerdote cobraba dado que su posición estaba considerada como de Secretario de Estado de la Nación.
De esa forma, sólo se revisará la cuestión cuando la Santa Sede curse una propuesta del sustituto de Baseotto al Ejecutivo argentino.
El diferendo con el prelado y con la cúpula de la Iglesia católica se produjo debido a las duras declaraciones de Baseotto contra el ministro de Salud y Medio Ambiente, Ginés González García, quien defiende la despenalización del aborto y la distribución de preservativos para prevenir el SIDA.
Por estas posiciones, el obispo castrense acusó al ministro de cometer ‘apología del delito de homicidio’ y añadió que en el Evangelio está escrito que quienes actúan así “merecen que les cuelguen una piedra al cuello y los arrojen al mar”.
Kirchner reaccionó solicitando su destitución, pero el Vaticano hizo caso omiso del pedido y lo ratificó.
En la resolución emitida por el jefe de Estado se expresa que “son inaceptables para este Gobierno, comprometido con la defensa de los Derechos Humanos, las expresiones invocando alegorías de connotaciones muy fuertes en la República Argentina, que recuerdan los llamados vuelos de la muerte”.
El diferendo pasa a formar parte de un grupo de casos de enfrentamiento entre la Iglesia católica y las autoridades en los últimos meses, debido a declaraciones y acciones de altos miembros de la jerarquía eclesiástica.
En diciembre pasado una exposición del famoso artista plástico argentino León Ferrari fue asediada por revoltosos tras el estímulo que recibieron de la jefatura del clero, que la calificó de blasfema y ofensiva a la sensibilidad de los católicos.
Igualmente, la legalización del aborto y la publicidad oficial para estimular el uso del condón como medio para prevenir el SIDA han encontrado fuerte oposición de la Iglesia católica argentina, en comparecencias públicas y los medios, y el episodio con Baseotto se sumó a este enfrentamiento.
El canciller argentino, Rafael Bielsa, aclaró -con el ánimo de calmar las aguas- que Monseñor Baseotto puedo cumplir con sus obligaciones pastorales en la medida en que su concepto de prudencia se lo aconseje. Pero ahora lo hará gratis”.