La diáspora ¿una salida post Ezeiza?

Algunos creen que la única salida está en Ezeiza, ya lo sabemos. Lo nuevo, ahora, es que quienes emigraron proponen ayudar al país desde afuera, quizás, para que cada vez menos argentinos vean en el aeropuerto internacional la única oportunidad para despegar

Por Diego Melamed

En diciembre del año pasado se produjo el acercamiento más importante entre redes de profesionales argentinos emigrados y un gobierno nacional. Se realizó un encuentro de trabajo de tres días que fue inaugurado por el ministro de Educación, Daniel Filmus; el de Trabajo, Carlos Tomada y el embajador ante Estados Unidos, José Octavio Bordón.
“La diáspora es un milenario concepto que viene a ofrecernos su ayuda para conectarnos con los argentinos que trabajan allí donde se construye el futuro, y este gobierno quiere trabajar con ellos” dijeron, palabras más palabras menos, tres altos funcionarios de la administración K.
Este Encuentro de Cooperación Diáspora Argentina (ECODAR) tuvo un primer paso en junio de 2004 en Washington, donde se había realizado una actividad denominada “Diáspora Judía”. Emilio Bunge, presidente de el Centro de Graduados Argentino en Washington (CEGA) comenta desde la capital de Estados Unidos, en una charla telefónica con Nueva Sión que “la vivencia del pueblo judío en distintos países es uno de los ejemplos para buscar los factores de éxito para cualquier iniciativa que intenta trabajar con diáspora”.
¿Qué proponen? Esta iniciativa de CEGA, Asociación Argentina Norteamericana para la Ciencia, la Tecnología y la Cultura (ANACITEC) y la Asociación de Profesionales Argentinos en el Reino Unido (APARU) es un puente para los argentinos que quieran contactarse con Europa y Estados Unidos, cooperar con ellos, fomentar inversiones en Argentina, acercar a los argentinos a becas y subsidios internacionales y cooperar con empresas y universidades argentinas desde los principales centros de investigación. Esto -afirman- podría ayudar a acelerar el crecimiento de los sectores más innovadores de nuestra economía y crear, así, empleos de mayor calidad.
Así como hay atletas que se destacan en las mejores ligas y que visten la camiseta argentina cuando se los convoca, también hay científicos, artistas, investigadores de diversas disciplinas y hombres de negocios influyendo en los mercados más poderosos. ¿Alguien les ofreció la camiseta oficial? Por ahora, tienen una propuesta clara: si Argentina forma científicos que luego van a buscar trabajo a los países donde la ciencia se aplica en la producción industrial y comercial, ayudemos a que el país retenga y use a sus científicos, a que la innovación ingrese al diccionario de los productores.

Todos en la misma casa< /b>

Uno de esos argentinos seleccionados por las grandes ligas es el consultor de empresas de informática Adolfo Nemirovsky. En el seminario de diciembre preparó una videoconferencia con empresarios e investigadores del “Valle de Silicio” -Sillicon Valley- donde él trabaja.
“En los últimos años hemos visto cómo el valor del conocimiento gana importancia en los países más desarrollados y en otros como India, China, Israel o Irlanda que han generado un desarrollo económico impulsando industrias de alto valor agregado como software, biotecnología, etc” cuenta a Nueva Sión y agrega: “La diáspora de países tales como India, China, Israel, etc. han jugado un rol muy importante en ese desarrollo de sus países de origen. Es curioso que la infraestructura de la economía del conocimiento (Internet, teléfono celular, conferencia telefónica, video conferencia, etc.) nos permita juntarnos en este esfuerzo. También nos permite escuchar una radio de tangos mientras leemos los diarios de Argentina o mirar partidos de fútbol mientras chateamos con amigos que están en Madrid o Tel Aviv. Esta infraestructura es la que permitiría a la diáspora y a la Argentina trabajar juntos como si todos estuviésemos en la misma casa”.
La video conferencia que coordinó Nemirovsky permitió que empresarios argentinos interactúen con quienes están diseñando las innovaciones tecnológicas de los próximos años, allí en Sillicon Valley, desde donde algunos empresarios ofrecieron lugares para investigadores argentinos. Tan solo en ese primer contacto.

Fuga por circulación

A todo esto, por primera vez un gobierno argentino se muestra tan interesado en profundizar el vínculo con la diáspora. Se rompe la tradicional tendencia a querer repatriarlos. Ahora, además, se los convoca a que trabajen para el país desde afuera.
La subsecretaria de Programación y Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo, Marta Novick, construye -día a día- este puente que acelerará nuestro desarrollo y está organizando el seminario. “De la Fuga de Cerebros a la Circulación de Cerebros. Redes de talento en el exterior para promover empleo y productividad” para el próximo mes de abril.
Esta iniciativa incluye programas de capacitación, y si qudan dudas sobre el foco que el Gobierno pone en los empleos que pueda producir esta iniciativa, la reunión se hará en el Ministerio de Trabajo.
Los argentinos en Europa tendrán su cita a mitad de año, ya que ECODAR III se realizará en Londres.
¿Se puede decir que “abandonó el barco” el científico que salió por Ezeiza y ofrece su equipado laboratorio en Canadá a los investigadores argentinos, como lo hace el hermano del ministro Filmus? ¿Qué decir, entonces, de quien pide un subsidio estatal para su empresa de aviación y fortalece así el “drogaducto” en Ezeiza?
Por lo pronto, en los últimos años, ya en democracia, miles de argentinos decidieron irse, quizá no tan expulsados como los judíos hace milenios. Y así como Israel y otros países reciben apoyo de quienes se sienten cerca aunque estén lejos, Argentina comienza a construir un puente con su propia diáspora.