Caso AMIA

Ahora el Gobierno habla de las relaciones de Menem con Irán y Siria

En su edición del pasado sábado 26 de febrero, el diario ‘La Nación’ publica una entrevista -realizada por el colega Gabriel Sued- en la que el encargado de la Unidad de Investigaciones del atentado a la AMIA, Alejandro Rúa, reflota la pista siria de la que Nueva Sión nunca se cansará de mencionar. La misma pista que ahora reflota el Gobierno y que los entonces abogados querellantes Luis Dobniewsky (AMIA) y Marta Nercellas (DAIA) desecharon en la búsqueda de la verdad. Dobniewsy llegó a afirmar a Nueva Sión que “la única pista siria que conozco es la de Anillaco”.

“Rúa -afirma Sued en ‘La Nación’- se acomoda y dispara: arriesga que el ex presidente intentó que la Justicia no investigara a fondo el atentado para que no salieran a la luz sus relaciones con Irán y Siria. Y sostiene la hipótesis de que los ataques a la embajada de Israel y a la AMIA fueron represalias de esos países por el incumplimiento de promesas en la venta de armas.
«El encubrimiento y el atentado no son cosas azarosas e independientes. La investigación del encubrimiento aporta luz sobre el atentado, y viceversa».

¿Y cuál es el papel de Menem en el encubrimiento?, pregunta el periodista.

“Antes del fallo del tribunal pedimos la indagatoria del (juez Juan) Galeano y de (Hugo) Anzorreguy. Con posterioridad, ampliamos referencias al rol de Corach. Y en el último tiempo agregamos una hipótesis que tiene que ser atendida en el juzgado de Bonadío acerca del rol de Menem. Esta maniobra de encubrimiento tiene una explicación que tiene que ver con los motivos del atentado. Y cómo una profundización sobre eso iluminaba relaciones de campaña y de gobierno de Menem.

¿Cuál es la hipótesis? ,

Por un lado hay referencias de financiamiento de la campaña electoral por iraníes o libios, para ayudarlo a ser presidente y a profundizar las negociaciones vinculadas con provisión de armas y tecnología nuclear. A la vez hay información en el expediente sobre el modo en que esas negociaciones se llevaban adelante de una manera poco clara. Y un presunto incumplimiento de promesas. Una suspensión de los embarques que motivó el primero de los atentados. Y cuando después del atentado a la embajada de Israel se cortó definitivamente la negociación, la represalia final fue AMIA.

¿Por eso Menem no habría querido investigar? ,

Esa es la idea. Para que no se supiera su conexión con Irán, el oscuro financiamiento de su campaña electoral y las peculiares negociaciones mantenidas durante los primeros años de su gobierno.

En nuestra edición de octubre de 1999 publicamos, por primera vez, algunos fragmentos del informe titulado “Fuerza de Tareas Sobre Terrorismo y Guerra no Convencional”, presentado en Estados Unidos, semanas después del atentado a la AMIA, por la Comisión Republicana de Investigación de la Cámara de Representantes.
Ese documento, firmado por Yossef Bodansky y Vaughn S. Forrest, está incorporado -traducido- a la causa AMIA (fs. 2679 a 2694) y fue ocultado al conocimiento de periodistas e investigadores que tuvieron acceso a buena parte del expediente.
La información detalla, minuciosamente, la coparticipación de Siria e Irán en la organización del atentado a la AMIA con una red local de ejecución.
Sin embargo, el gobierno de Menem, los intereses de la dirigencia comunitaria de entonces y las pesquisas, hablaron sólo de Irán y concertaron cerrar todo camino que se dirigiera a comprobar la injerencia de Siria.
Los investigadores americanos definieron la acción terrorista contra la AMIA con estas palabras:
“Cuando Teherán y Damasco comenzaron a analizar sus opciones para una operación rápida en el hemisferio occidental, Damasco insistió en que debería realizarse, en lo posible, en Buenos Aires. La elección del lugar era tan importante que Damasco estaba preparado a contribuir con elementos controlados por Siria en la operación a pesar del riesgo de poder ser vinculado con un acto terrorista”.
La conspiración de silencio abarcó por igual a funcionarios y a conspicuos líderes judíos. En atención a su importancia y repercusión, reproducimos -una vez más- una parte sustancial del material editado en la edición 850 de Nueva Sión. ,
Su vigencia continúa intacta y más actualizada que nunca. Los interrogantes de por qué fueron ocultadas estas fojas a la opinión pública también.
Bajo el título “La pista siria que la dirigencia ocultó: El documento americano”, en Nueva Sión,, Horacio Lutzky, escribió el siguiente artículo:

Después del atentado israelí contra su base Ain Kawkab, Siria e Irán suspendieron sus operaciones europeas y autorizaron el atentado contra el centro cultural judío en Buenos Aires. (…) La serie de atentados en Argentina, Panamá y Gran Bretaña en julio de 1994 tuvieron todos señales de haber sido operativos islámicos radicales patrocinados y controlados por Teherán y Damasco”.
El reporte sobre los atentados explica luego por qué se cambió el escenario de operaciones terroristas hacia Sudamérica y también da cuenta de la elección del lugar por parte de Siria, por considerar a la Argentina “terrero seguro”.
Sostuvieron los norteamericanos que “Teherán y Damasco están preocupados por una importante penetración de la inteligencia -muy probablemente israelí- en el Alto Mando del Hezbolla o incluso en el gobierno de Teherán. Esta fue, según las fuentes, la principal razón de la postergación de numerosas operaciones en el exterior que estaban planeadas para la primavera de 1994. Estas fuentes señalan el descubrimiento de una importante operación en Alemania como prueba de que varias redes terroristas habían sido penetradas. En esa operación, el Hezbolla había planeado volar la Embajada israelí en Bonn con un coche bomba durante las fiestas de Pascuas judías (la última semana de marzo de 1994). Las autoridades alemanas fueron informadas sobre el operativo muy anticipadamente, por ende colocaron barricadas alrededor de toda la zona de la embajada. En consecuencia, la operación fue cancelada durante ese período. Los iraníes y los sirios están convencidos de que los alemanes recibieron la advertencia de la inteligencia israelí con respecto al coche bomba”. Luego se relata el desbaratamiento de un acuerdo entre la inteligencia iraní y el Ejército Republicano Irlandés (IRA). “No sorprendentemente, ambos casos hicieron que la inteligencia iraní y siria realizaran un enorme esfuerzo de contrainteligencia a principios de mayo de 1994. En verdad, los ataques israelíes en el Líbano, principalmente el secuestro de Mahmoud Dirani el 21 de mayo, aumentó los temores de una penetración de inteligencia masiva del comando del Hezbolla en el exterior y el AIM. Sin embargo, para fines de mayo, Teherán tuvo confianza en que tenía las cosas bajo control como para que las operaciones se reanudarán utilizando canales alternativos y de apoyo”.
El informe de los republicanos continúa diciendo que “en junio, los niveles más altos en Teherán y Damasco ordenaron los preparativos activos para una operación terrorista espectacular en Occidente, principalmente Europa Occidental, para ser presentado como un acto de venganza por la captura de Dirani”.
Sin embargo, “cuando Teherán y Damasco comenzaron a analizar sus opciones para una operación rápida en el hemisferio occidental, Damasco insistió en que debería realizarse en lo posible en Buenos Aires. La elección del lugar era tan importante que Damasco estaba preparado a contribuir con elementos controlados por Siria en la operación a pesar del riesgo de poder ser vinculado con un acto terrorista” dice en otro fragmento el informe que muchos se empeñaron en ocultar. Oscar Spinoza Melo, el diplomático que acompañó a Carlos Menem en su primer viaje semioficial a Siria, declaró el 3 de octubre de 1999 a la periodista Susana Viau de Página/12 que Menem le pidió a Assad ayuda financiera para la campaña y que, a cambio, entre otras cosas le prometió un reactor nuclear. La precisa investigación de los periodistas Norberto Bermudez y Carlos Torrengo en el diario “Río Negro” dan cuenta de las maniobras para recaudar dineros en Medio Oriente, incluyendo además los números de cuenta por los que pasaron los fondos girados por Kadaffi.

Bien ubicado,

Además, de las promesas incumplidas, otro factor determinó a mediados de 1994 el abandono del teatro habitual de atentados, según consignan los americanos:
“El 2 de junio, el ataque aéreo israelí contra una base de entrenamiento del Hezbolla en Ain Kawkab cambió estos planes. Irán y Siria habían establecido la base Ain Kawkab en una remota tierra desierta al este de Bigaa, cerca de la frontera Siria y dentro del alcance de los radares y defensa aéreas sirias, donde iba a servir como centro para el entrenamiento de reclutas de primer orden asignados para las operaciones espectaculares en el exterior. Impactada por el hecho del conocimiento que tenían los israelíes del campamento, así como por la capacidad de Israel para atacar sin ser detectado, la contrainteligencia iraní, siria y del Hezbolla comenzó a buscar lo que un funcionario del Hezbolla denominó ‘un elemento de inteligencia extremadamente bien ubicado’”.
Más adelante el informe señala que según varias fuentes, “había agentes sirios de alto rango en el entorno del presidente argentino”.
El texto, además de mencionar la exigencia siria de que el atentado fuera en Buenos Aires, expresa: “El núcleo inicial de estas redes provino de un grupo de unos 12-15 hombres de primer orden de las filas del comando de operativos especiales del Hezbolla establecido a principios de 1994 como una red latente. Estaban especialmente preparados para sus operativos por la inteligencia siria y por medio del PFLPL-GC de Ahmad Jibril.
Se sabe que todos los hombres operativos eran pro sirios y estaban divididos en dos grupos: uno para Alemania bajo el mando de Abd-al Hadi Hamadi, y uno para Paraguay bajo el mando de Hajj Harb. Ambos grupos partieron de Beirut en enero y febrero respectivamente pero viajaron por una ruta indirecta, llegando a sus destinos recién a principios de marzo.
El entrenamiento de estas dos redes demostró ser excelente. En Alemania, la red de Hamadi logró evadir la caza de hombres que se realizó después de descubrir el atentado planeado contra la Embajada israelí.”

Hezbolla de Brasil y Paraguay,

Con relación al grupo que por instrucción sirio-iraní organizó el atentado en Argentina, sigue diciendo el informe de los investigadores americanos: “Mientras tanto, la otra red del Hezbolla se estableció en Asunción, Paraguay. Después de que se descubrió el atentado planeado en Alemania, la red -aún oculta en Asunción- recibió órdenes de mantenerse a la espera.
Los lugares en que se ocultaron estaban en la red de apoyo de la gran comunidad árabe, principalmente libanesa y palestina, en Ciudad del Este. (…) A mediados de marzo, una vez que la red de Hajj Harb del Hezbolla llegó a Paraguay, Teherán llamó al comandante del Hezbolla en Brasil para que regresara a El Líbano con el fin de mantener consultas de último momento. Utilizando un pasaporte falso, viajó al Líbano donde se reunió con Abd-al-Hamadi para hablar sobre los detalles específicos de las operaciones pendientes en el hemisferio occidental (…) Entretanto, la planificación profesional general de la operación en Buenos Aires fue realizada por Sabih / Zabih Tusufaili / Tsafali (dependiendo de la traducción), “ex”militar iraní y oficial de IRGC que había vivido en la Argentina durante varios años y que conocía muy a fondo las condiciones locales”.

Rabbani y el reclutamiento local,

El informe de la Fuerza de Tareas sobre Terrorismo y Guerra no Convencional de EE.UU incorporado a la causa AMIA, señaló que “en cuanto a la red de apoyo local en Buenos Aires, incluyendo la totalidad de la logística y el reclutamiento de mano de obra local, ésta fue responsabilidad del Agregado Cultural Iraní Imán Moshen Rabanni. Rabanni, predicador en la Mezquita de Floresta en Buenos Aires, estuvo implicado en el ataque de 1992 a la Embajada Israelí. A fines de marzo de 1994, con el objeto de asegurarse de que sería posible adquirir los autos apropiados para ‘coches bomba’, Rabbani, protegido por su pasaporte diplomático como Agregado Cultural Iraní en Buenos Aires, realizó una investigación sobre la disponibilidad de autos usados, buscando aquellos modelos que pudiesen ser más fácilmente convertidos en coches-bomba”.
Más adelante, el informe continúa explicando: “el comandante de Hezbolla en Brasil, llegó a Buenos Aires alrededor de abril-mayo para preparar la operación coordinando el aspecto profesional antes del ‘OK’ de Teherán y Damasco. Con el objeto de reducir el riesgo de detección se decidió activar la red Hajj Harb para brindar apoyo y control operativo. La preparación de estos operativos de Hezbolla se llevaron a cabo en el área fronteriza de Brasil, Argentina y Paraguay, cerca de las cataratas del Iguazú. Existe una vibrante comunidad islámica en Puerto Iguazú, la ciudad cercana, compuesta de chiítas y sunnitas que son leales al AIM. Miembros de esta comunidad ayudaron a los operativos de Hezbolla a cruzar a Argentina sin pasaportes (u otros documentos) y los condujeron hacia y desde Buenos Aires de manera que su presencia no fuese conocida por las autoridades. Inspectores de la red Harb completaron sus preparativos iniciales a comienzos de julio, e informaron a Teherán y Damasco que sería posible llevar a cabo una operación espectacular, de acuerdo a lo planificado”.
El documento prosigue explicando como Rabbani siguió orquestando el ataque, para lo cual se seleccionaron “dos operarios locales, ambos islamitas radicalizados, quienes fueron seleccionados luego de un profundo chequeo de antecedentes por parte de oficiales de inteligencia iraníes y sirios”, quienes recibieron el dinero para la operación de manos de Rabanni.
“Se crearon dos pequeños grupos integrados por personas de la comunidad local, para brindar distintos servicios de apoyo”. “El primero, integrado por argentinos con frondosos antecedentes delictivos”, consiguió la camioneta Trafic de manos de “un revendedor de autos usados, de ascendencia iraní-libanesa: Carlos Alberto Telleldín. Ellos reconstruyeron la camioneta con partes de varias camionetas y agregaron partes de otros vehículos para confundir cualquier investigación posterior al ataque”. También se menciona la existencia de un segundo grupo que “fue formado por islamitas argentinos comprometidos con la causa” que “controlaron el área del blanco”.

, La bomba la construyeron agentes sirios,

El documento menciona luego la supervisión del operativo terrorista llevada a cabo por el comandante de Hezbolla de Brasil y que “tales precauciones aumentaron la confianza de la inteligencia siria de que sería posible contar con una advertencia adelantada sobre cualquier descubrimiento de la conspiración.
Sin duda luego del ataque un desertor iraní declaró que ‘los elementos más poderosos y reconocidos de Argentina estaban directamente involucrados en brindar apoyo a los perpetradores del ataque’. Otras fuentes parecieron confirmar esto, diciendo que había agentes sirios de alto rango en el entorno inmediato del presidente argentino”, señala a fs. 2688 el informe.
“En cuanto a la real construcción de la bomba -sigue diciendo-, ésta fue confiada a varios expertos de la inteligencia siria/PFLP-GC que ya estaban en el lugar. Los altos explosivos de nitrato de amonio fueron mezclados localmente con materiales de fácil adquisición y una bomba de más de 200 kilogramos compuesta de altos explosivos de Amonal, fue instalada en la camioneta Renault Trafic, unos pocos días antes de la operación. La bomba fue una sofisticada carga direccional con un impacto en el punto principal de salida equivalente a más de 300 kilogramos de TNT”.
La participación central del volquete dejado en la puerta de la AMIA menos de cinco minutos antes de la explosión, lejos de contradecir las conclusiones del informe americano, las complementa y amplía. Pero, en palabras de uno de los fiscales de la causa, no hubo “voluntad política de impulsar una investigación seria”.