Yaalon, que ha criticado varias veces al Gobierno de Sharón en público, encargó a ese comité que analizara si la práctica de demoler viviendas de familias de presuntos terroristas estaba cumpliendo con el objetivo de disuadir a otros palestinos de atentar contra Israel.
Entre sus conclusiones, el comité mencionó que no había pruebas de que este estilo de disuasión estuviera funcionando, excepto en unos pocos casos, y que el daño causado a Israel por esta política superaba los beneficios.
Entre el verano de 2002 hasta el verano pasado, el Ejército israelí derribó 270 casas de familiares de terroristas palestinos, básicamente en la Cisjordania.
La política de demoliciones resultó controvertida desde un principio dado que el Ejército como ejemplo casos en los que los familiares entregaban a sus hijos antes de que éstos se involucrasen en atentados, por temor a perder sus hogares. El periódico agrega que durante la segunda Intifada, sólo se dieron 20 casos de este tipo.