Abú Mazen:

Primeros pasos después de Egipto

Al retorno de la Cumbre de Egipto, el Presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas (conocido como Abú Mazen) se puso a trabajar para alcanzar su máxino objetivo: evitar que los extremistas palestinos violen la tregua alcanzada. Mazen ya envió un emisario a El Líbano para exigir a los representantes de Hizbolá que no financien ataques contra Israel, e intensificó sus contactos con Hamás para que, si no se siente comprometida con la tregua, por lo menos la respete.

Abú Mazen -que anuló un previsto viaje a Gaza para verse con los líderes islamistas- cuenta con el compromiso verbal de Hamás, la Yihad Islámica y el resto de los grupos armados palestinos de que permanecerán en calma mientras ellos no sean atacados por Israel. Abú Mazen pretende una declaración formal de tregua, pero los grupos extremistas no quieren oficializar su acuerdo.
Otro asunto es Jezbollá, a quienes Israel viene acusando de pretender socavar todo proceso político orientado a la paz en la región.
«Jezbollá está dispuesta a pagar 100.000 dólares por una operación, cuando antes pagaba entre 20.000 y 50.000», declaró un funcionario palestino a la agencia Reuters.
Mientras Abú Mazen negocia con las facciones armadas palestinas, también continúa su diálogo con Israel.
El Presidente palestino anunció que Israel aceptó trasladar puestos de control en Cisjordania como parte del traspaso de la seguridad de cinco ciudades cisjordanas a la AP. Siguiendo la línea del acuerdo adoptado en la cumbre de Egipto, Israel traspasará durante las próximas tres semanas el control de Jericó, Tulkarem, Kalkilia, Belén y Ramallah.
Los puestos de control situados en los alrededores de estas ciudades son una de las obsesiones de Abú Mazen, ya porque levantando algunos de estos puestos puede resultar la forma más contundente de que la calle palestina perciba algún cambio y avances en el nuevo proceso de paz iniciado.
También cooperó con ello la reapertura del paso fronterizo de Erez -entre Israel y Gaza- lo que permitió que unos 1.000 trabajadores palestinos acudieran a sus empleos en Israel.