Poesías

Juana Ciesler

Bar Florida (Viamonte y San Martín)

De ‘Javá, breve antología poética’, por Juana Ciesler.

Su entrada no pasó desapercibida.
Vestía de negro y un blanco medallón resaltó su presencia.
Cuando decidió volver a ese café se creía incorporada al ambiente.
De ahí la vestimenta. Más su famosa intuición maniobraba, Otra circunstancia debía enfrentar.
Luego pensó que probablemente ese era el verdadero motivo del medallón.
Jugar, variar, enfrentar el misterio.
El primer café no difería de los acostumbrados, pero estaba el cigarrillo. Uno, dos, tres… cinco…
El humo conjugaba una rara disonancia: distraía y ensimismaba.
Además los lentes, de marco negro algo a la moda, pero no demasiado.
Podría tratarse de una intelectual, poetisa, colegiala, o simplemente no tratarse.
Lo evidente era que estaba, y en ese lugar. Buen principio, y después?
Detrás del humo y los lentes vislumbró la maya. Una red casi ilusoria.
Y hubo algo más. Séptimo cigarrillo.
Al encenderlo centelleó el blanco talismán.
La red ondeaba levemente.
Ya percibía las aperturas, una se abrió, era muy difícil notarlo.
Pero el cono de luz al llegar se reflejaba en algo y atravesando los cristales hería sus ojos, su nervio… lIegaba.
Decidió levantarse, caminó entre las mesas apretadas, directamente.
Percibía entre lo abigarrado una figura negra.
Caminaba entre las mesas. La figura negra.
Estaba aún en el cono, Comenzó a explicarse, tratando de irradiar algo o más de lo que había recibido… allá.
Tampoco lo notó al comienzo.
La forma negra adquirió un rostro blanco, redondo y una muralla metálica, lapidando aperturas casi circulares, lo congelaban despaciosamente los labios.
Se estrechaba el haz, fino pincel aún, permitía ver al medallón blanco.
Blanco! Un rostro blanco, global lunático y blanco.
Debiera volver, atrás, queda el último rayo, con él se puede atravesar la red. Volver.
Busqué sin fe la séptima colilla en el cenicero ya usado.
Lógicamente, estaba.

Job

De ‘Javá, breve antología poética’, por Juana Ciesler.

a Dora Walach
Gracias

«Vidas olvidadas.. .hazañas a otros atribuidas…»
Archibald Mac Leish

Ellos no son Job, y quizás tampoco sepan lo que
esperan allí sentados a la sombra
de los jacarandáes, mientras el tenue viento
levanta las violáceas, nubladas
flores sobre sus regazos frente a sus miradas.
Alguna vez llevaron sobre el hombro el saco de quimeras u obras
mientras trepidaban los astros entre los prados y calcinaba el hueso
la lumbre de la corta historia.
Cabalgaron brillantes pelajes rumbo a la victoria,
o vieron en la cal de las nubes el milagro del renacimiento;
bebieron el buen brebaje lejos de los hospitales,
de los hospicios, lejos del sepulcro;
nadaron el río del regocijo, algunos sí, otros no,
comieron del pan fragante, continuaron (otros no) la genealogía;
el murmullo de las canoas
o el tronar de los trasatlánticos liados estuvieron a su llegada,
las hamacas de los parques y eucaliptus cercanos conocieron su piel brillante
mas en el camino pudo aparecer la enfermedad
inexorablemente el cansancio, el pelo cano. El brioso animal
conducir por sobre los pantanos
a la derrota definitiva del tiempo, aun dejando grabada la piedra del
desierto
o la palabra en algún corazón. No son Job y a veces desesperan.
Guiadas por la fe (otros no) retomaron alguna rienda pero el camino es más sinuoso que la mirada
y ahí están sentados a la sombra del invierno mudo, contemplando
posiblemente el trofeo inocente de otras hazañas.

Juana Ciesler es argentina, licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad de Buenos Aires y poetisa. Cursó estudios de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNBA y de música en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla.
Algunas de sus publicaciones: De ufos y veredas, O fuego en los palacios de agua, la misión de las máscaras, Tulipanes en la cabeza, Los sueños del ADN, etc.