Hamás boicoteó las elecciones del pasado 9 de enero e instó a sus seguidores a abstenerse de votar, pero no intentó impedir el desarrollo de los comicios. Un portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri, declaró que el movimiento va a «colaborar con el Presidente electo» a pesar del boicot a las elecciones.
Hamás calificó de irregularidades que la Comisión electoral Central decidiese ampliar la votación en dos horas y permitiera la participación de votantes que no estaban certificados para ello. Un responsable electoral afirmó que estos cambios fueron decididos por presión del movimiento Al Fatah, que temía que una participación baja pudiera perjudicar a Abú Mazen.
Antes de las elecciones, Mazen se reunió con los dirigentes de las facciones palestinas para convencerlos de que interrumpieran sus ataques contra Israel y aceptaran un acuerdo para el reparto del poder en el seno del movimiento palestino. La mayoría de los activistas afirmaron que estaban dispuestos a una tregua en los ataques, pero no hubo avances en las negociaciones sobre el reparto del poder, incluido lo referente a la representación de Hamás en la OLP.
