Beni Elón, el ministro de Turismo y jefe del partido “Patria” que, desde hace una década, llama a la “transferencia” de los palestinos a los países árabes como la única alternativa de paz para la región, fue el encargado de presentar la propuesta que su partido exigirá que sea considerada y analizada por el gobierno.
Según la propuesta, la Autoridad Palestina será definitivamente desarmada, sus instituciones dispersadas y todas las armas en su poder confiscadas. Israel anexará Gaza y Cijsordania, se perseguirá o liquidará a los terroristas y sus familias y allegados serán inmediatamente expulsados fuera del territorio.
Un especial tratamiento tienen en el plan los campos de refugiados palestinos que, según Eilón “fueron mantenidos durante 55 años como tales solo para servir de semillero de terroristas”.
Esta propuesta no hace más que repetir las palabras de Ariel Sharón 10 años atrás.
El destino del resto de los palestinos -o mejor dicho de quienes no sean considerados “terroristas” por oponerse al plan de la ultraderecha israelí- es el de convertirse en ciudadanos jordanos, con residencia en territorio soberano israelí, donde -por supuesto, desde la lógica de Beni Elón- no gozarán de derecho político alguno.