Mahmoud Abbas o Abú Mazen, tal como se lo conoce en Palestina está presto a enfrentar nuevos desafíos tras ganar las elecciones presidenciales celebradas el pasado 9 de enero en Palestina: mantener en línea a los grupos islámicos violentos preservando el apoyo de los sectores radicales palestinos.
Los líderes israelíes recibieron la victoria de Mazen con beneplácito, pero dijeron que igualmente observarán sus esfuerzos por controlar las acciones violentas.
Mazen podría perder rápidamente su capital político con un ataque importante de la guerrilla palestina.
Mientras la mayoría de los grupos de milicianos manifestaron estar dispuestos a darle una oportunidad, no todos mostraron disposición a respetar una tregua con Israel.
Mahmoud Abbas, quien se manifestado públicamente en contra de la violencia, y dispone de apoyo internacional, promete reformar el gobierno, luchar contra la corrupción y rediseñar los servicios de seguridad.
Abbas triunfó con el 62,3% de los votos, de acuerdo con los resultados finales anunciados hoy, lunes 10 de enero, por Hanna Nasser, titular de la Comisión Central Electoral.
Su principal rival, el candidato independiente Mustafa Bargutti, obtuvo el 19,8% de los sufragios, mientras que los otros cinco aspirantes sólo consiguieron porcentajes de un dígito.
Cerca del 3,8% de los votos fueron considerados inválidos, y el 3,2% estaba en blanco, dijo Nasser en conferencia de prensa.
En su discurso de reconocimiento de su victoria, Abú Mazen dijo que sabe que se enfrenta a un trabajo complejo.
Hamas, el principal grupo opositor, anunció que cooperará con Abbas a pesar de que no renunció a su exigencia de destruir al Estado de Israel y sigue siendo considerado un grupo terrorista por Occidente.
El líder del laborismo israelí, Shimon Peres, elogió a Abbas como un líder sabio, y manifestó su esperanza de que puedan reanudarse las conversaciones de paz entre los gobiernos israelí y palestino.
