Tituló el ‘The New York Times’:

“Una transferencia de dinero hace temblar al Congreso Judío Mundial”

Según un artículo aparecido en el ‘The New York Times’ del 30 de noviembre del recientemente finalizado 2004, “el Congreso Judío Mundial (CJM) está en desorden luego de que hayan pasado dos décadas desde que el millonario Edgar Bronfman lo haya rescatado del derrumbe y lo haya llevado a un notable éxito”. “Hoy, con sólo una docena de empleados y un presupuesto anual de 8 millones de dólares, la organización que, entre otras cosas, trajo a la luz el pasado nazi del ex jefe de Naciones Unidas, Kurt Waldheim, forzó a bancos suizos a pagar mas de un billón de dólares para solucionar los reclamos relacionados al Holocausto y los criticó duramente por la falta de transparencia y contabilidad, se encuentra bajo una acusación realizada desde adentro de la comunidad judía”. He aquí la historia contada por el ‘Times’ y de la que nadie o pocos -por ahora- quiere hablar o hacer declaraciones.

“La suma de 1.200.000 dólares transferidos -primero a un banco suizo y luego a uno en Londres- trajeron críticas y luego dudas de cómo el dinero fue movido por Israel Singer, el rabino de 62 años conductor de la organización desde 1985”.
Según dice el articulo escrito por Stephanie Strom, “dos de las de las cuatro personas que presionaron por una auditoria completa de la transferencia renunciaron al Congreso, otra fue despedida y una ha sido suspendida de la organización subsidiaria” (N. de la R.: se refiere a la Federación Suiza de Comunidades Judías) .
“El contador de la sede de Ginebra, quien junto con el rabino Singer firmaron la transferencia del dinero a una cuenta en Londres, fue despedido por pagarse -a sí mismo- cerca de 1.900 dólares por mes por encima de su salario mensual estipulado“.
“Nada del dinero transferido está perdido, una revisión del rastro de los documentos, realizada por la auditoría del Congreso Judío Mundial descubrió que no hay irregularidades” explica Stephen E. Herbits, quien fue llamado por Bronfman en septiembre pasado para completar una revisión de la organización, ya comenzada este año. “El único error financiero -dice Herbits- fue el del pago del contador, a quien se le atribuye una posible demencia”.
Nueva Sión se contactó con Herbits, quien dijo haber enviado a la redacción del ‘The New York Times’ una carta con correcciones y aclaraciones a la información vertida en el artículo, la cual no fue publicada por el periódico.
Isi Leibler, un empresario australiano ya retirado, dijo que la transferencia de Ginebra a “Londres es una muestra de la de la debilidad que tiene la organización para manejar dinero y administrarse. Leibler fue expulsado del Comité Ejecutivo en septiembre por el Comité pero, actualmente, se mantiene como vicepresidente del CJM. “Yo quiero una investigación clara, dice Leibler, si hubo gente que hizo cosas mal, debe irse”.
“Por años -continúa Leibler- Bronfman y el rabino Singer manejaron el Congreso Judío Mundial como un feudo. Yo lo acepté porque Bronfman aportaba la mayor parte de los fondos. Pero ahora estoy consiente que el 80% del dinero proviene de 400.000 donantes que aportan dinero para la sección americana; sin embargo la organización sigue siendo controlada por Singer, quien opera bajo la jurisdicción de Bronfman.
Ante las acusaciones, Singer prefirió no hacer declaraciones, la misma decisión tomó el Presidente del Congreso, Bronfman. Herbits declaró que él los representa a los dos”.
“La suma de 1.200.000 mil dólares -informa el ‘Times’- fue movida de la cuenta que tiene el Congreso en Nueva York a una cuenta numerada en Suiza en cinco movimientos bancarios desde octubre de 2002 a febrero de 2003.
“El personal que dirige la oficina de Ginebra no estaba enterado de la existencia de la cuenta, según argumenta Daniel Lack -un abogado que trabajó en el Congreso por 29 años- en una carta dirigida a Herbits. Lack asegura que, desde Ginebra, Maya Ben-Haim Rosen -una joven abogada- también se dio cuenta del pago al contador, y que cuando ello sucedió también le informaron que sus servicios ya no serían necesarios. Este incidente fue notificado -según dice la carta de Lack- al Rabino Singer y a otro alto funcionario del CJM en julio de 2003.
Dos días después de esa reunión, Singer voló hacia Ginebra, retiró al contador del centro médico en el que se estaba recuperando de un problema del corazón y lo llevó al banco para firmar una orden de transferencia de 1.200.000 dólares a una cuenta de Zvi Barak, en Londres, descripta como una pensión.
Barak, un abogado israelí especializado en el tema de pensiones, y amigo de Singer, se rehusó a hacer comentarios al respecto”.
“De acuerdo a una publicación judía (N. de la R.: el tema ya había sido dado a conocer por las publicaciones judías ‘Forward’, ‘The Jewish Week’ y ‘New York Jewish Week’) , cuando se le preguntó a Singer por la transferencia, manifestó que el dinero fue dado por la Agencia Judía de Israel al Congreso Judío Mundial, posiblemente para crear una pensión para él.
En publicaciones subsiguientes afirmó que la pensión era para la organización. Leibler y otros críticos sospechan que Singer estaba intentado crear una cuenta para una pensión personal. Singer cobra 226 mil dólares al año con una pensión ‘ex gratia’ por su trabajo previo y actualmente por ejercer la presidencia del cuerpo -agrega el ‘Times’-”.
“La Agencia Judía Mundial negó que el dinero haya sido entregado para pensiones. – Eso es totalmente incorrecto, aseguró Michael Jankelowitz, vocero de la Agencia”.
“Aclaró también que desde la Agencia Judía se enviaron 1.500.000 dólares en el 2001 a la cuenta general del Congreso Judío Mundial en Nueva York”.
“- Queremos saber por qué se realizó el movimiento de fondos y quién lo ordenó, exige Alfred Donath, quien está al frente de la Federación Suiza de Comunidades Judías (Swiss Federation of Jewish Communities)”.
“Esta Federación fue suspendida del cuerpo del Congreso Judío Europeo (European Jewish Congress) por reclamar más información. Las preguntas no fueron respondidas, advierte Donath“.