El sionismo tomó tan peyorativas connotaciones que es difícil definir y separar entre aquellos que son realmente sionistas y los que no lo son.
Los detractores del sionismo son incapaces y muchas veces están indispuestos a distinguir entre buenos y malos sionistas. Para muchos, por todo el mundo, el emprendimiento sionista es una conspiración judeo-americana que debe ser condenada por varios de los problemas mundiales.
El comentario de Limor Livnat espeja esta visión mundial. Al procurar legitimar (en términos israelíes) a los colonos, llamándolos los verdaderos sionistas, ella nos deslegitima a todos los que nos denominamos con este nombre.
¿Son los israelíes que hacen trabajos sociales en áreas pauperizadas del norte de Israel menos merecedores del título? ¿Los incontables israelíes comunes, orgullosos de su nación, no deben ser incluidos?
Hablando en forma amplia, sionismo es la creencia en un hogar nacional para el pueblo judío, pero los ‘dónde’ y ‘por qué’ de ello están abiertos a un gran espectro de interpretaciones diferentes.
Si la palabra ha sido tan distorsionada por algunos, ¿debemos entonces sustituir la palabra ‘sionista’ por otra?
‘Israelí’, ¿es una buena descripción de lo que somos? No. Ella excluye a los judíos de la Diáspora que apoyan la continua existencia de un Estado judío, llamado Israel. También excluye a los no judíos que también apoyan Israel, aunque si esto significara la ‘mayoría moral de los Estados Unidos’, yo tal vez preferiría tener enemigos que amigos como esos.
El problema para mí, es que quedé preso entre la posición sionista agresiva de los colonos de un lado y el rechazo palestino a cualquier cosa sionista, del otro. Pero no soy aquel tipo de racista, ni cultor de una ‘supremacía’. Y esto es verdad para un gran número de sionistas en todo el mundo.
La mayoría de nosotros rechaza la forma perversa en la que los colonos adoptaron el sionismo y que fuera legitimada por Livnat. Para muchos, también hay un triste reconocimiento de que el Israel que aman y apoyan fue culpado de crímenes de guerra, como el profesor Benny Morris relató en sus historias, y es culpado por lo menos de haber tratado el problema palestino con una mano tan pesada actualmente.
Hay muchos sionistas que creen que no todos los palestinos son terroristas suicidas. La mayoría no puede ignorar, como los gobiernos de Sharón y Bush han procurado hacer, el status mitológico de Arafat entre su propio pueblo. Por último, quiero creer que la mayoría no ignora que los palestinos merecen una Historia separada, construida de sus propios sueños y frustraciones.
A despecho de respuestas de mis propios amigos palestinos al término ‘sionista’ y a pesar del secuestro de la palabra por israelíes belicistas y racistas, ni ellos ni ninguna otra persona produjo aún una palabra que describa mejor mi posición.
Más aún, no sólo es posible ser sionista y creer en ‘Dos Estados para Dos Pueblos’, además quiero decir que es esencial creer en una ideología paralela de auto-determinación nacional de los palestinos para legitimar la de los israelíes.
Pero esta es sólo una perspectiva sionista, que existe al lado de muchas otras. Al mismo tiempo que me quejo de las definiciones constrictivas del sionismo creadas por colonos y palestinos, creo que los sionistas moderados y pensantes deben batallar para hacer lo mismo: rescatar el término ‘sionismo’ como la filosofía humanista y progresista que ha sido para muchas personas.
Es más notable que fue así para los jóvenes ideólogos que procuraron cambiar la sociedad a través del movimiento socialista del kibutz, y la multitud de activistas por la paz y la coexistencia, que aún se enorgullecen al ser denominados como los verdaderos sionistas ahora.
Esto también es crucial para los judíos en la Diáspora que se consideran sionistas pero temen expresarse contra las acciones del gobierno israelí por miedo de ser vistos como traidores.
El sionismo nació en la Diáspora, y siempre fue moldeado por judíos de todo el mundo. Si usted cree que el gobierno de Israel no está actuando de forma apropiada, dígalo. Porque si usted dice que es un sionista, y el gobierno de Israel dice que es un gobierno sionista, incluso actuando fuera de los principios sionistas, usted tiene el derecho de manifestarse.
Si usted cree que Israel es la expresión del sionismo, y que su futuro está siendo amenazado en la medida en que persiste en su ocupación de otro pueblo, dígalo.
Y si usted cree que la única forma de asegurar el futuro de Israel es acabar con la ocupación y alcanzar un acuerdo definitivo con los palestinos, a través de negociaciones, dígalo.
El ‘Acuerdo de Ginebra’, una propuesta completa para la paz, alcanzado por políticos israelíes y palestinos que trabajaron a pesar de sus gobiernos, fue un legado para aquellos que creen que una solución entre los nacionalismos sionista y palestino demanda la reestructuración de la relación entre israelíes y palestinos.
Para llevar esto hacia la coexistencia pacífica, Israel tiene que definir sus fronteras y los palestinos precisan de contigüidad territorial libre de asentamientos judíos.
No obstante que ambos lados hicieron dolorosas concesiones en Ginebra para llegar a un acuerdo, las conversaciones fueron realizadas en una atmósfera de humildad, civilidad y humanidad. Estas tres palabras caracterizan el sionismo en el cual yo creo; y el positivismo de los negociadores israelíes dispuestos a trabajar duro en la reconciliación, los torna una corporización del sionismo más acertada e inspiradora que la del movimiento de colonos admirado por Limor Livnat.