Veo a Blair practicando delante de un espejo. De hecho, lo hizo exactamente como planeó. Al milímetro.
Yo había estado de pie en el mismo lugar 24 horas antes, en el 40º día de luto, un día de importancia especial en la tradición musulmana. Los líderes de la Autoridad Palestina y los representantes extranjeros incluidos los del presidente de Egipto y los del rey de Jordania se congregaron en el vestíbulo de la Mukata, decenas de miles de personas atestaban el patio. Un grupo de activistas de Gush Shalom, la única delegación israelí presente, estaba sentado en plazas reservadas. Tras los discursos, fuimos a rendir nuestros respetos a la tumba que se amontonó de coronas. Los palestinos fueron más allá, permaneciendo en silencio unos minutos, rezaron. Muchos ojos estaban húmedos. Ésta es ahora la urna nacional central del pueblo palestino, tan sólo después de la mezquita de al-Aqsa y la mezquita del Domo de la Roca.
«Cada palestino ama a Arafat,» un hombre joven que estaba allí de pie me dijo, «Y cada uno lo ama a su propia manera.»
Blair debe de haber pensado que él estaba haciendo un gran favor absoluto a los palestinos yendo a la tumba. Pero su conducta, de una persona que cumple un deber desagradable, fue un error terrible. En la civilización árabe, los gestos son más importantes que las palabras. No poner una corona al padre de la nación palestina fue un insulto. Después de todo, comparado a Arafat, ¿qué es Blair sino un enano político?
¿Por qué vino él?
Se habla mucho de una «ventana de oportunidad» en el conflicto israelí-palestino. Las celebridades políticas del mundo -de Blair al ex-fascista ministro de exteriores de Italia- están bajando en picada, como las aves de rapiña, para tomar un pedazo de la gloria del pacificador. Parece repulsivo, y más bien bastante ridículo también, porque no hay ninguna ventana ni ninguna oportunidad, no con tal de que Sharón esté en el poder.
Blair tenía razones propias para la visita. Él arrastró al Reino Unido a la guerra de Irak, a pesar de la gran oposición de muchos de sus compatriotas. Como claramente muchos previeron, la guerra se ha convertido en un desastre que está poniéndose peor cada hora. ¿ Así que por qué no saltar sobre el caballo palestino para desviar la atención del desastre Iraquí? Y, para demostrar que él no es ningún perro faldero de Bush, quiso mostrar que puede desarrollar una iniciativa independiente y que puede arrastrar a Bush detrás de él, para un cambio.
Así es cómo nació la idea: La gran conferencia de paz internacional se convocará en Londres, y la paz entre Israel y Palestina surgirá. Un éxito abrumador. Gran Bretaña restaurará su gloria anterior. El Premio Nóbel de la Paz para Blair estará asegurado.
Pero cuando se apresuró a ir junto a Sharón, una ducha fría le esperaba. Sharón está segura de sí mismo, es mucho más íntimo de Bush de lo que Blair alguna vez será. Cuando Blair propuso la conferencia de paz, Sharón le dijo, en otras palabras, «empuja si sabes donde».
Blair saltó del caballo tan rápidamente como lo había montado. La paz está descartada. No debe mencionarse. Habrá solo una conferencia, sin paz. Israel ni siquiera irá.
Así, ¿para qué es? Para enseñarle a los palestinos cómo estar mereciendo la paz. Cómo luchar contra el terrorismo, cómo hacer democracia, cómo instituir reformas. Gran Bretaña, que justo ahora está infestada de sexo y escándalos por soborno, le enseñará a los palestinos cómo comportarse.