Paso a paso, día a día, hora a hora, las verdades que se conocen en el exterior desde hace mucho tiempo han estallado como granadas dentro de la sociedad israelí, en los diarios, los noticiosos de la TV, explicaciones hipócritas de los jefes militares, políticos de todo el espectro.
La imagen del “David” bíblico que combate contra Goliat se está haciendo añicos. Moral, ética, pureza en la conducta de los soldados dentro de las zonas ocupadas, comportamiento de la fuerza militar en zonas civiles -hacia los civiles, hacia gente inocente- son un mito propagandístico difundido al estilo goobeliano por la “hasbará” (propaganda) del gobierno de Israel, y por sus asalariados mercenarios al estilo de Pilar Rahola y sus pilaricos oficiales y oficiosos.
La ONU calla, o denuncia por medio de declaraciones pomposas e inútiles, inconducentes, verborrágicas. Hoy todos los monitores de las estaciones de TV israelíes informaban, comentaban, denunciaban y ponían en la picota el “honor militar” de Tzáhal. Pero en Israel “…el mundo sigue andando…”.
¿Qué les ocurre a los muchachos de 18, 19 ó 20 años que desprecian las vidas de los palestinos a nivel del crimen desde de la mira de sus fusiles automáticos?
¿Qué les ocurre a los muchachos de 18, 19 ó 20 años que practican tiro al blanco sin inmutarse?
¿Qué les ocurre…?
Es lo que escuchan y aprenden cada día dentro de la sociedad civil de Israel, en la casa, en la escuela, en la universidad, en la calle, en la cancha de Macabi Tel Aviv o la de Beitar Jerusalem, de boca de los comentaristas políticos, los políticos de derecha y centro, desde que son bebés hasta que los alistan en Tzáhal para “defender a la patria”.
No en mi nombre.