Homenaje a los desaparecidos argentinos de origen judío en la AMIA

“Tardío, pero justo”

Por primera vez en la historia de la comunidad judía de la Argentina, una organización techo de la misma, la AMIA, rindió homenaje a los judíos secuestrados y desaparecidos durante la última dictadura militar que azotó al país. El Presidente de la AMIA, Abraham Kaul, abrió el acto reconociendo que era una "reparación tardía" de la dirigencia comunitaria. Y destacó una de las locuras que tuvo la dictadura y sus represores: los castigos adicionales que recibían los judíos en los centros clandestinos de detención por el solo hecho de su condición, profesantes o no de ella.

Por Bárbara Lichtman

Un acto que la comunidad se lo debía “a sus mejores hombres” como supo definirlos Kaul cuando anunció, en mayo de este año, el inicio de los preparativos de este acto que ayer, 7 de diciembre, tuvo lugar en la plaza seca de su sede reconstruida.
Mientras se aguardaba la llegada del Presidente Néstor Kirchner y su señora esposa, la Senadora Cristina Fernández, se aprestó León Gieco a cantar su homenaje que se vio alterado en su inicio por el arribo y las muestras de cariño del público hacia Kirchner.
Kaul, luego de Gieco, ofició de anfitrión abriendo los discursos. Como único vocero oficial del mundo comunitario, los dirigentes de la DAIA vieron el acto desde abajo del palco, hasta que el Vicepresidente Primero en ejercicio de la DAIA, Jorge Kirszenbaum paso a encender una vela por la festividad de Janucá con Kaul y Kircher y luego permaneció en el escenario por el resto del acto.
Kaul afirmó que el acto recordatorio era para “todos los desaparecidos de la dictadura militar, y a los judíos, que fueron torturados un poco más”. Que el homenaje era “posiblemente tardío, pero justo y necesario”. Y destacó que quisiera no tener que colocar “nunca más placas recordatorias por la pérdida de vidas humanas”.
Aníbal Ibarra, Jefe de Gobierno de Buenos Aires, manifestó que era un día de “recordación, homenaje y bronca”. Al respecto, recordó a Franca Jarach -hija de Vera Jarach, Madre de Plaza de mayo Línea Fundadora-, compañera suya en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
Ibarra se declaró “orgulloso de estar junto a un Presidente de la Nación que puso el tema de los Derechos Humanos donde muchos parecía que lo habían olvidado”.
Luego, Néstor Kirchner, utilizando la kipá obligatoria en la liturgia judía, encendió la primera de las ocho velas de Jánuca, festividad que recuerda la heroica victoria de los macabeos.
Kirchner afirmó que el acto recordatorio «no es un hecho tardío. Todavía hay quienes no reaccionan, como la Cámara Federal de San Martín, que declaró constitucional las leyes de puntos final y de obediencia debida» sentenció firmemente.
“Cuando estamos con Estela y las Abuelas -continuó Kirchner- veo a los que militaban horas y horas en las universidades, en los barrios. Es difícil volver a creer, a soñar, a amar, a pensar que se pueden hacer cosas distintas después de la tremenda derrota que sufrió el pueblo argentino. Pero un país puede resurgir de la sangre, la tortura, las desapariciones, y volver a creer”.
“No soy neutral. No vengo a mezclar todo. Yo también milité como ellos. Yo también creía y creo que la Argentina puede cambiar, y por eso no dudo en recorrer cada lugar para levantar una placa por los amigos, por los que conozco y por los que no conozco. Para mí, estar acá como Presidente es una obligación moral, política y constitucional. Estoy como amigo, como hermano y como hijo”.
“Jamás en mi vida apunté a generar hechos que dividieran a la sociedad argentina, pero apelar a la justicia y la memoria no es dividir, es unir a la sociedad argentina”.
Kirchner descubrió un altorrelieve realizado por Sara Brodsky, madre de Fernando, desaparecido hace 29 años en la ESMA.
Sara Brosky explicó desde el palco que el alto relieve, titulado “Ellos Están”, representa el símbolo de las desapariciones a través de una Menorah -un candelabro ritual-. La obra fue destapada por el presidente Kirchner y las autoridades de la comunidad, y quedará ubicada en el patio del edificio, junto con la placa en recordación a las víctimas del atentado a la Embajada de Israel Y a la AMIA.
Marcos Weinstein, padre del único israelí desaparecido en la dictadura y Presidente de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos manifestó que “lo peor no es la maldad de los malos sino el silencio de los buenos”. Weinstein comparó la actitud de la DAIA en la dictadura con “la valentía y la ausencia de prejuicios” de Kaul dándole otra vuelta de tuerca a la interna comunitaria.
Weinstein repasó el trabajo realizado por la Asociación a lo largo de estos años y reclamó al Estado argentino dos elementos paradigmáticos: la devolución de los cuerpos y la recuperación a los desaparecidos vivos que son los nietos de las Abuelas. “Hasta este momento -recordó Weinstein- ninguna de las instituciones oficiales de la comunidad judía había tomado en cuenta el valor de esta iniciativa. Siguieron guardando silencio, indiferentes o cómplices como en otros tiempos cuando rechazaban nuestras demandas de ayuda o búsqueda internacional del genocidio.

Rosa Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, continuó dividiendo aguas justas al preguntarse si había cometido “un error al pensar que la comunidad judía podía ayudarme, o se equivocaron los dirigentes de la comunidad judía al pensar que separándose de la ayuda estaban defendiendo a la judeidad de los ataques de la dictadura”.
Víctor Heredia cerró con su clásico ‘Todavía cantamos’ como para terminar una jornada agotadora en emociones y con el horizonte abierto a pensar que la comunidad judía aún late al ritmo de aquellos hombres y mujeres que creyeron encontrar -en la década del ´70- un mundo mejor a la vuelta de la esquina.
Es probable que en la comunidad, este capítulo de homenajes y búsqueda de verdades ocultas, comience a reflotar historias para saber algo más sobre ellos, una buena manera, también, de saber algo más sobre nosotros mismos y la dirigencia complicada en su representatividad también por sus omisiones y falta de autocrítica.

PRESENTES

También estuvieron, entre quienes Nueva Sión detectó:

Ernesto Sábato, Daniel Filmus, Felipe Solá, Carlos Kunkel, Jorge Taiana, Guillermo Oliveri y Eduardo Duhalde -el secretario de Derechos Humanos-, José Nun, Estela de Carlotto, el embajador israelí, Rafael Eldad y Dori Goren, también de la embajada israelí.