Irán:

Malabares nucleares

Irán dio muestras de su aceitada gimnasia en dar vuelta sus decisiones también en materia nuclear. Con el objeto de satisfacer a las presiones externas e internas, primero cedió a las exigencias y demandas de la agencia nuclear de las Naciones Unidas, luego impuso condiciones aclaró que cedía temporariamente, y más tarde declaró su victoria sobre Washington.

Observadores internacionales definen estos malabares nucleares como parte de la necesidad de los sectores moderados iraníes para satisfacer las demandas internas y externas. O sea, detentar el poder en Irán sin dejar de satisfacer algunas de las demandas internacionales.
Pero Irán no es el único país que emite señales desconcertantes y contradictorias en materia nuclear.
Estados Unidos también parece carecerde coherencia, atrapado entre la intransigencia del vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld -partidarios de tomar medidas contra Irán-, y los moderados como el secretario de Estado Colin Powell, un negociador por naturaleza.
En Irán consideran su programa nuclear un orgullo nacional por lo que cualquier político o personalidad que proponga el abandono del programa nuclear iraní puede estar poniendo en peligro, al menos, su futuro político.
«Cualquier gobierno que acepte detener (permanentemente) la actividad nuclear se derrumbará», dijo el negociador, Hasan Rowhani.
Irán dice que el propósito de su programa nuclear es pacífico: la generación de energía eléctrica. Estados Unidos no cree en esas declaraciones y propone que las Naciones Unidas sancionen a Irán.
Hossein Shariatmadari, representante del Ayatolá Ali Jamenei, se opone incluso a negociar con Europa. Shariatmadari, a la vez director del periódico intransigente Kayhan, pretende incrementar las actividades nucleares y solicita al gobierno que denuncie el Tratado de No Proliferación Nuclear si la AIEA (la agencia nuclear de las Naciones Unidas) no apoya a su país.
Por su lado, Estados Unidos y Europa temen ser engañarlos: que los moderados negocien mientras los intransigentes siguen desarrollando en secreto un programa de desarrollo de armas nucleares.
Lo que en el fondo se está discutiendo, esta vez bajo el paraguas de la disponibilidad de tecnología nuclear, no es nuevo: quién manda en Irán.