Enrique Burbinski, director de HIAS para América Latina

“Lo que hacemos, lo hacemos desde nuestros valores judíos”

HIAS llegó a la Argentina en el 2001, meses antes de la crisis, para asistir e informar a las personas que optaban por emigrar a Israel o a otro país en donde existiera comunidad judía. Fundada en Nueva York hace 123 años, por un grupo de inmigrantes judíos que escapaban de la persecución en Europa, HIAS jugó un papel fundamental en el rescate y reubicación de sobrevivientes del Holocausto como así también -en los años ´70- con más de 300.000 refugiados judíos provenientes de la ex Unión Soviética. La organización estuvo el año pasado en Irak y asistió a los últimos judíos que quisieron emigrar a Israel. Actualmente, además de seguir orientando a quienes quieran tener un proyecto de vida en otro país, trabaja en Latinoamérica con comunidades no judías que se encuentran en peligro. En una entrevista con Nueva Sion, Enrique Burbinski, su director para América Latina, describe las labores especificas de HIAS en las regiones más candentes del continente americano y advierte que no ejercen tareas de escritorio sino que vuelcan aspectos del judaísmo en tareas humanitarias que exceden largamente los espacios comunitarios.

Por Bárbara Lichtman

b>¿Cómo se instala HIAS en Latinoamérica?

En New York se decide que las condiciones socioeconómicas y políticas de Sudamérica ameritaban la apertura de HIAS en esta zona. En septiembre del 2001 abrimos la oficina en Buenos Aires y trabajábamos part time, pero cuando se desató la crisis en diciembre del 2001 llegamos a atender a 300 personas por día, que pedían ayuda, orientación e información.
La demanda era terrible. Armamos un equipo con la intención de que la gente se vaya bien informada para saber qué hacer. Quiero aclarar que en el asunto de emigrar, para nosotros, la prioridad es Israel, porque ningún Estado ofrece las posibilidades que Israel te da: nacionalidad, ayuda económica y una sociedad que sabe recibir inmigrantes, entre otras cosas.

¿Qué porcentaje de gente se acercaba para emigrar a Israel?

Casi el 14% del público que tenemos registrado sabemos que hizo Aliá (proceso de inmigración a Israel). Seguramente son más. Emigrar es un proyecto de vida, y hay que organizarlo de una manera coherente y resistente. En función de quién es, de la etapa en la vida, de su actividad comercial o de su capacidad para aprender idiomas uno puede darese cuenta de que no tiene tantos lugares para emigrar.

¿Cómo ayuda HIAS a las personas que deciden migrar hacia otros países que no sea Israel?

Si la persona decide migrar pero no quiere hacer ‘aliá’, queremos que viva en comunidad. Nosotros construimos una red comunitaria, nuestra intención es que estén en el país elegido para desplazarse legalmente, que tengan la vida digna que se merecen y que estén en un marco comunitario. Para eso realizamos una tarea de orientación, información y asesoramiento. Algunas comunidades aprovecharon las oportunidades de crisis e hicieron programas para llevar gente. Este es el caso de Guadalajara y Monterrey (en México) que hicieron planes donde fijaban características de acuerdo a la comunidad y al perfil de gente que buscan para integrar.
En el caso de Guadalajara, por ejemplo, tienen una escuela pequeña, entonces priorizaron a familias con chicos en edad escolar de jardín y primaria.
Hay otro lugares que son de oportunidades abiertas, por la tanto la comunidad te ayuda. Te da toda la red de contención comunitaria, becas, pero no te garantiza la búsqueda laboral.
En estos casos, tratamos de ayudar desde aquí a que cada uno analice qué pasa con su actividad en el mercado laboral de la ciudad a la cual quiere emigrar.
Igual, lo conveniente es realizar lo que llamaos ‘viaje exploratorio’.

¿HIAS sólo ayuda a la comunidad judía o también dispone de proyectos externos a los marcos comunitarios?

Básicamente el proyecto tiene que ver con las comunidades judías. Por un lado la necesidad de unir oportunidades con necesidades, y por el otro fortalecer comunidades que decidan llevar adelante procesos de incorporación de gente a sus comunidades como sucede en Guadalajara, Monterrey, Costa Rica, Panamá Curaçao o Maracaibo.
Este programa está centrado en las comunidades judías, pero cabe aclarar que HIAS no ayuda a nadie a salir de Israel. Aquel que hizo ‘aliá’ no está dentro de la población que atendemos porque el pueblo judío ya los ayudó. Esta es una limitación y restricción que existe desde la organización.
HIAS es la organización comunitaria más antigua que existe en Estados Unidos, cumplimos 123 años. Obviamente se creó para ayudar a los judíos a escapar de los Pogroms de la Rusia zarista y luego de otras persecuciones o del Holocausto.
El año pasado gente de HIAS estuvo (junto a personal de la Agencia Judía) en Irak ayudando a salir de allí a los últimos judíos que quisieron trasladarse a Israel.

¿Cuántos Judíos había?

Eran 35 y quedaron 7 que no quisieron dejar Irak. HIAS en el mundo se ocupa de temas humanitarios y en Estados Unidos del tema derechos, lucha desde su oficina en Washington para que las leyes en Estados Unidos no afecten el interés de la minoría.
Pero también defiende los intereses de otras minorías en un trabajo recíproco.
Como ONG apoyamos a aquellas personas que sienten que están en situación de riesgo y que aplican para una Visa de refugio o asilo en los Estados Unidos.
En Viena hay 800 refugiados iraníes de los cuáles 180 son sólo judíos, y HIAS atiende a todos. Hoy, la calidad de vida de estas personas es mala porque no realizan ninguna actividad esperando que se resuelva su situación así que HIAS armó un programa de desarrollo -en un centro comunitario- para que puedan tener actividades propias. Lo mismo en Rusia. La oficina de Israel se ocupa de gerenciar actividades y propuestas de desarrollo que no están vinculadas a las políticas de inmigración.

¿Y en Latinoamérica?

Con respecto a la tarea humanitaria HIAS, desde mayo de 2003 estamos desarrollando un programa de atención terapéutica psicosocial para refugiados colombianos en Ecuador junto a Naciones Unidas y el ACNUR.

¿Los fondos para sustentar estos planes de dónde provienen?

De fundaciones o donaciones, también tenemos apoyo de Naciones Unidas.
El Personal terapéutico de HIAS -un equipo de 12 personas- realizan una tarea muy diferente a la que realizamos en Buenos Aires. No es una tarea de diván.

¿Cómo cree que ayuda a la imagen general del pueblo judío realizar tareas humanitarias en zonas de conflicto?

Primero se sorprenden.
– ¿Cómo, ustedes se ocupan de esto?, se preguntan.
A mí me provoca mucho orgullo porque el punto de partida de nuestro trabajo es la solidaridad vista desde el judaísmo. La particularidad de todo esto es que lo hacemos desde nuestro sentir y desde nuestros valores.
En Lago Agrio, zona de frontera (peligrosa) con Colombia, es la primera vez que ven judíos. Es fantástico como un judío ayuda a otra persona como otra faceta de la actividad comunitaria que debe hacerse. La gente sabe que existe HIAS, que somos judíos y que nos estamos ocupando de ellos.

¿Cómo es la relación con las Organizaciones gubernamentales ecuatorianas?

En la Cancillería ecuatoriana hay una oficina de HIAS porque es ahí donde las personas que buscan asilo o refugio deben terminar sus trámites, si antes fueron aceptados por el Comité de Legitimidad del Ecuador.
Nosotros somos parte del equipo que los ayuda a pensar acerca de la situación general de esta gente.
Capacitamos al personal de la Cancillería, del ACNUR y de la Pastoral de Ecuador en cómo trabajar con esta población que sufrió traumas, torturas físicas o psíquicas.
El trabajo es con gente que vivió toda su vida en los campos colombianos y tuvieron que dejar sus casas en cuestión de minutos porque las fuerzas que pelean allí les destruyeron sus viviendas.

¿En qué antecedentes basan la capacitación del personal de las organizaciones ecuatorianas?

Nos basamos en la experiencia de nuestro pueblo y del trabajo terapéutico realizado con sobrevivientes de la Shoá, de la dictadura militar y del atentado a la AMIA.