Paraná, Entre Ríos:

Expresiones racistas y saludo nazi en Ciencias de la Educación

El rabino Daniel Dolinsky, de la comunidad judía de Santa Fe, sufrió un ataque verbal cuando integraba un panel, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que dejó al descubierto una virulenta práctica racista, xenófoba y antisemita. En ese mismo encuentro amenazaron a una mujer, increparon a otra persona judía, profirieron agravios a una docente e hicieron alarde de expresiones patoteras al término del encuentro. Lo vivido ese miércoles 3 de abril de 2004 no es un hecho aislado. El año, esta misma gente agredió al entonces senador provincial Daniel Rosas Paz cuando hablaba en una sesión legislativa. Al grito de “¡Viva la patria; viva Cristo rey!”, los grupos fascistas se vuelven a mostrar en público. Todos los panelistas se solidarizaron con el rabino Dolinsky quien se mostró "dolido y consternado por el tema”.

“Andate del país judío, que Argentina es un país católico”. La frase dejó atónitos a algunos y envalentonados a otros, y ya nada fue igual en el debate que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), el pasado miércoles 3 de noviembre. La cita tenía como objeto discutir sobre el proyecto que permitiría realizar vasectomías y ligaduras de trompas en los hospitales públicos de Entre Ríos. Algunos minutos antes de comenzar el encuentro, uno de los organizadores se alegró de ver repleto el salón universitario, pero pronto se daría cuenta de que muchos de los que se acercaron tenían intenciones de romper el debate, provocar a algunos de los expositores, amedrentar a la concurrencia y lanzar gritos xenófobos tales como: “¡Viva la patria; viva Cristo rey!”.
En este clima de tensión, transitó el debate organizado por la agrupación política ‘La Red de Participación Popular’. El panel estaba conformado por la diputada provincial Lucy Grimalt (Paraná), autora del mencionado proyecto; María Laura Méndez, antropóloga y decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER; Federico Soñez, coautor de la Ley Nacional 25.673 de Salud Sexual y Procreación Responsable; el presbítero Luis Anaya, profesor de Moral en la Universidad Católica de Paraná, designado por la jerarquía eclesiástica para intervenir en los debates; Andrés Ellena, director del Hospital Iturraspe de Santa Fe y miembro del Comité de Bioética del mismo establecimiento y el rabino Daniel Dolinsky de la comunidad judía de Santa Fe.
Entre el público se advertía la presencia diseminada pero homogénea de un grupo de personas jóvenes y adolescentes que compartían gestos de fastidio y lanzaban expresiones de desprecio cada vez que intervenía alguien que no lo hiciera en representación de la Iglesia Católica. Pero la situación sumó tensión cuando uno de los jóvenes calificó de “inmoral” a una mujer que explicó el motivo por el cual había decidido someterse a una intervención quirúrgica para la ligadura de trompas de Falopio.
“Ponete el casco que te van a seguir cagando a puñetes”, le gritó a modo de advertencia uno de ellos. “¡Viva Cristo rey!”.
A partir de ahí nadie lanzaba una frase sin espiar las reacciones de los patoteros.
“Por qué yo tengo que pagar con mis impuestos las inmoralidades que hacen estas señoras”, lanzó a los gritos otro de los reaccionarios, mientras señalaba a la mujer del testimonio. Acto seguido uno de los intolerantes gritó: “Andate del país, judío, que Argentina es un país católico”.
El rabino Daniel Dolinsky -el único identificado públicamente como judío- expresó que se sintió atacado y agredido con frases fascistas que hacía muchos años no escuchaba. Invitó al agresor a que se retracte.
El ex diputado nacional Federico Soñez tomo la palabra para advertirle sobre el delito penal que acababa de cometer. Pero no hubo disculpas de los agresores.
Entre la vergüenza ajena y la pesadez de tener que afrontar lo inexplicable se sucedieron las solidaridades y los pedidos de disculpas de todo el panel, tan ofendido como el rabino.
También pidió disculpas el sacerdote católico Luis Anaya. Algunos de los presentes valoraron el gesto, otros dijeron que fue apenas una tibia expresión, por parte de quien podía desautorizar a aquellos que tomaban el “santo nombre en vano” y como grito de guerra.
Las expresiones de la patota no quedaron ahí. Al término del encuentro, los provocadores se apostaron en la puerta para ver quién era capaz de recriminar algo. Un profesor universitario confesó que por momentos se imaginó peleando como cuando era estudiante.

“Nada justifica la discriminación”

Entrevistado por Nueva Sión, el rabino Daniel Dolynski dijo estar «dolido y consternado porque uno pensaba que esto ya no existía en nuestro país. Que habíamos aprendido del espíritu democrático, que aceptábamos vivir en el disenso, conviviendo. Pero esto nos retrotrae a prácticas que no nos gustan y que esperamos no se repitan, porque nada justifica una discriminación».

Repudio

La filial Santa Fe de la DAIA manifestó «su más enérgico repudio a la agresión que sufriera, en la persona del rabino Daniel Dolinsky, la comunidad judía toda”.
«Durante el transcurso del panel, un grupo de jóvenes identificado como pertenecientes al culto católico intentó descalificar las ponencias e ideas allí expuestas, mediante ataques verbales de neto corte xenófobo y antidiscriminatorio», agregaron los dirigentes santafesinos.
«Si bien el acto fue mayoritariamente condenado por los panelistas y público presente, quedó plasmado una vez más que la intolerancia sigue existiendo entre nosotros».
«De nada valdrán los esfuerzos y acciones llevadas a cabo por los dignatarios de la Iglesia y las instituciones de la comunidad judía internacional en aras del acercamiento y la convivencia, si los mismos no son transmitidos a la feligresía toda a efectos de evitar actitudes como la que nos ocupa y, en caso de producirse, condenarlas enérgicamente».
El furioso ataque verbal expresado hacia la persona del rabino Dolinsky coincidió con las pintadas aparecidas en el cementerio de Ciudadela y el frente de la Escuela Maimónides.
Nadie puede asegurar que hayan estado vinculados, pero tampoco podemos afirmar, a la luz de los acontecimientos, que todos ellos fueron ataques aislados.