Los medios y Arafat:

Hoy el diario habla de tí

Los medios internacionales han escrito miles y miles de centímetros sobre la desaparición de Yasser Arafat. Recorramos algo de todo lo dicho en el mundo:

b>Yediot Aharonot: “Una nueva era”

«Una nueva era», titula el rotativo de gran tirada ‘Yediot Aharonot’, que estima que ahora «puede ser posible» un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. El diario destaca que el primer ministro de derecha israelí, Ariel Sharón, enemigo jurado de Arafat, es el primer dirigente hebreo en «librarse del espectro de Arafat». Sharón «sabe que si Arafat se ha ido, los palestinos siguen estando ahí y que más allá del luto y la esperanza, se preguntan sobre lo que va a pasar. La respuesta es simple: las cosas irán a mejor, principalmente porque Israel se va a retirar de la franja de Gaza», afirma el editorialista en referencia al plan de separación unilateral de Sharón.

Maariv: “Sentirse aliviados”

Arafat nunca fue popular en Israel, pero al menos era soportable cuando afirmaba alcanzar una ‘paz de los valientes’ escribe ‘Maariv’ en referencia a los Acuerdos de Oslo de 1993 entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Pero este sentimiento se ha mutado en odio cuando se ha demostrado que está detrás del ataque terrorista que costó la vida a más de un millar de los nuestros, añade, en referencia a las víctimas de la Intifada, desencadenada, según el diario, por el líder palestino.

El Periódico de Catalunya: “Final de etapa en Palestina”

Tras dos semanas de hospitalización en París, Yasser Arafat ha expirado. Su funeral en El Cairo -es decir, fuera de su país- cerrará una larga, dura y crucial etapa de la historia del pueblo palestino. Arafat la abrió en 1964, cuando inició el asalto definitivo al liderazgo de la OLP. En estos 40 años ha protagonizado, con grandes aciertos y dramáticos errores, todo tipo de episodios bélicos y diplomáticos, convirtiéndose en el símbolo de la lucha del pueblo palestino por su supervivencia.
Tanto los líderes palestinos que se han distribuido los cargos que acumulaba Arafat como, de momento, las principales facciones armadas parecen querer jugar la carta de la unidad nacional y de la primacía de la Autoridad Nacional Palestina. Son conscientes de que estamos ante una oportunidad para desembarrancar el proceso de paz… Pero eso, que sería además una paz para toda la zona, sólo llegará con una solución justa y no impuesta.

ABC de Madrid: “No supo o no pudo entrar a un nuevo escenario”

Yasser Arafat ha muerto sin haber llegado a ver lo que parecía su misión histórica, conducir a los palestinos hasta el estado independiente que la comunidad internacional les prometió hace más de medio siglo. Para algunos ha sido simplemente un terrorista que usó diferentes métodos a lo largo de su vida, y para otros se trató de un dirigente de escala mundial, un liberador premiado con el Nobel de la Paz por su conversión tardía al pragmatismo negociador. En sus últimos años de vida, Arafat era sobre todo un rescoldo de la Guerra Fría, cabeza de un movimiento, como la OLP, hecho a medida de aquella confrontación permanente en un mundo bipolar, pero que no supo o no pudo pasar de ese papel facilón de símbolo viviente e icono del progresismo internacional a un nuevo escenario en el que, sin haberse resuelto el conflicto histórico de Palestina, debía bregar con el realismo feroz de un mundo árabe en el que ya no hay derecha ni izquierda, sino una terrible crisis de identidad en la que los integristas religiosos y los violentos nadan como pez en el agua…
Demasiados años de clandestinidad y de oscurantismo político pueden pasar factura en estos momentos, por no hablar de la certeza de que los fundamentalistas van a hacer todo lo posible por hacerse con el control de la situación o, si ello no fuera posible, contribuir a deteriorarla para favorecer sus intereses.

La Razón Digital: “Halcones o palomas”

Horas después de la muerte de Arafat, sus cargos al frente de la ANP, la OLP y el partido Al Fatah quedaron repartidos en virtud de un acuerdo entre las facciones del movimiento entre tres nuevos líderes, el ex primer ministro Mahmud Abbas ‘Abú Mazen’ y Rauhi Fatuh, presidente del Parlamento, considerados moderados por la comunidad internacional, y Faruk Kaddumi, que dejó claro que mantiene abierta la vía de la resistencia armada.
‘La resistencia es el camino para llegar a un acuerdo político’, declaró Kaddumi a la cadena de televisión Al Manar, perteneciente a la milicia libanesa y prosiria Hizbalá. Ante el periodo de transición que se abre, el Gobierno israelí dejó claro que no tolerará la entrada en política de Marwan Barghuti, muy popular entre los palestinos pero condenado a cinco penas de cadena perpetua por su implicación en cuatro atentados anti israelíes que dejaron cinco muertos. Por su parte, Barghuti respondió desde la cárcel llamando a los palestinos a continuar la Intifada. ‘Es importante mantenerse fiel a los principios y valores establecidos por nuestro líder mártir que ha consagrado su vida a ponerlos en práctica. Debemos conservar nuestra unidad nacional, nuestro compromiso a proseguir la lucha, a una democracia real y al establecimiento del orden y la ley’, afirmó, en una declaración citada por uno de sus abogados. Asimismo, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, grupo armado próximo al partido Al Fatah, culparon al Gobierno israelí del deceso de Arafat y exigieron a sus hombres a golpear a Israel “en todas partes”, en un comunicado remitido a las agencias internacionales. Este grupo considera “al enemigo sionista y al Gobierno Sharón totalmente responsables del asesinato del dirigente símbolo Abú Ammar (Arafat) por haberlo sitiado” durante tres años en la Mukata, cuartel general del ‘rais’ en Ramallah (Cisjordania).

Estrella Digital: “Arafat tuvo un final grotesco”

Ahora que la muerte de Arafat es un hecho confirmado, la incógnita ante el futuro político de Palestina, una vez que hayan pasado los honores al difunto y su entierro en la Mukata, consiste en saber qué grado de fidelidad a su memoria y a sus designios le guardan sus sucesores. Eso tiende a ser significativo que la hoy viuda del rais haya hecho exhibición de sus diferencias con la cúpula de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Diferencias que incluyen el concepto esencial de la desconfianza. El caos informativo desarrollado en torno al estado de salud de Arafat acabó transformándose en un tremendo hermetismo, que pasaba por no revelar la naturaleza de su enfermedad, con sistemática negación de que padeciera leucemia pese a que había sido ingresado en el servicio de hematología del hospital militar parisino de Percy…
El caso es que Arafat, en sus últimos días, ha recordado el escenario de los líderes, jefes de Estado o reyes sometidos en su lecho de muerte a toda clase de acercamientos conspirativos. Por otra parte, han circulado críticas sobre la imagen que el entorno del enfermo proporcionó de su persona cuando fue trasladado a París, vía Jordania. Fue un espectáculo grotesco el que se montó en torno al ‘rais’, con un deteriorado pijama azul y un gorro impresentable, y todo ello difundido a través de la televisión palestina, como si se quisiera desmitificar al personaje ante sus incondicionales partidarios y admiradores. En efecto, el marco parecía estudiado por sus peores enemigos. Ni Sharón lo habría preparado con mayor crueldad.

Diario Vasco: “Una fortuna personal incompatible”

Yasser Arafat, el icono histórico de la resistencia nacional palestina, se ha apagado definitivamente lejos de Jerusalem, la ciudad en la que siempre deseó morir y ser enterrado. Después de un exilio de tres décadas desde el que logró forjar la unidad palestina y convertir a la OLP en actor indiscutible del conflicto de Oriente Próximo, El viejo, como le conocía la calle palestina, ha muerto en un hospital de París sin ver el nacimiento de su Estado palestino. Ni siquiera en sus últimos días la sombra de la corrupción le ha abandonado y su conflictiva esposa, Suha, se ha encargado de recordar al mundo, con sus acusaciones a los dirigentes palestinos de “querer enterrar vivo a su marido”, la faceta más oscura del ‘rais’: una enorme fortuna personal incompatible con los ingresos legítimos de un presidente de la Autoridad Nacional Palestina.
Distante en el ejercicio del poder, el carismático Arafat deja un vacío que deberán gestionar delicadamente el primer ministro, Ahmed Qurei, y Mahmud Abbas, ahora presidente del comité ejecutivo de la OLP; ambos, veteranos políticos próximos al desaparecido líder palestino, representan la otra cara de la moneda frente a una nueva hornada política cuyas cabezas visibles son el coronel Mohamed Dahlan, quien contaría con el beneplácito de Washington, o Maruan Barguti, encarcelado en Israel y más cercano a las bases de Al Fatah y su ala militar…
La muerte del ‘rais’ marca el final de una etapa, el de una generación de palestinos forjados en el exilio -los tunecinos- que consiguieron hacer de la reivindicación palestina parte ineludible de la agenda internacional, aunque fuese a costa de caminar por la senda del terror. Los sucesores de Arafat saben que su pueblo es víctima de una situación injusta pero también que forzar a Israel a ser su verdugo es un callejón sin salida para ambas partes, y especialmente para ellos.