El economista Carlos Abalo, asesor de Kirchner, confirmó a ARGENPRESS.info, que prepara un proyecto de granjas cooperativas dentro del plan de obras públicas y de reactivación económica que está en los planes del nuevo mandatario, destinados a combatir la miseria y la pobreza estructural en el país.
En esas unidades productivas agrarias de tipo cooperativas, se radicarían las familias que así lo deseen, en tierras fiscales bonaerenses, dotando de viviendas, asistencia médica, escuela, lugares de recreación y dependencias agrícolas en las que trabajarían los pobladores de la granja. El producto del trabajo serviría, en primer lugar, como alimento del grupo familiar y el excedente sería comercializado afuera de los kibutzim con el objetivo de generar una fuente de recursos genuinos.
Los habitantes de esas poblaciones pagarán un alquiler accesible al Estado que se haría cargo de proveerles la infraestructura necesaria dotándolos de los servicios esenciales de electricidad, agua potable y gas.
El sociólogo Torcuato Di Tella, también asesor de Kirchner, señaló al respecto que el proyecto de los kibutzim comenzarán a tener desarrollo en una segunda etapa del gobierno, probablemente luego de un período de transición hasta octubre o comienzos del 2004.
El dinero de las obras públicas, caminos, granjas, surgiría una flexibilización de los pagos de la deuda externa y un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Las granjas recibirían apoyo del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), de universidades y otros organismos afines. El sistema de kibutzim en Israel, instalados en esas tierras hace más de 80 años cumplió varios fines: albergar a los colonos judíos que llagaban a esas tierras del Medio Oriente, proveerles un primer asentamiento en la región pero, básicamente, llevar a la práctica principios socialistas de realización humanitaria.
El profesor judeo argentino Leonardo Senkman, investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalem, hablando de los kibutzim, agregó un elemento vital como trasfondo ideológico que justifica su implementación: “la ideología de los kibutzim como un sistema de vida propuesto -dijo Senkman- permitió que muchos sobrevivientes de la guerra y los campos de concentración recuperaran su dignidad como hombres que aún tenían mucho por aportar a la humanidad”.
Salvando tiempos, distancias y situaciones, es posible que esa base empírica del kibutz como un sistema de producción , pero fundamentalmente como un sistema de vida, les permita a muchos argentinos recuperar la dignidad y amor propio perdidos en años de despilfarro y desinterés de la clase gobernante en el bienestar de los ciudadanos.