¿Qué mundo nos espera?

En nombre del mundo libre se han cometido algunos de los peores crímenes de la historia, se han saqueado pueblos, vaciado economías, contaminado ríos y mares y torturado y desaparecido personas. Los votantes, dueños de una decisión trascendental en la historia de sus pueblos, pero también de las diferentes regiones del planeta, parecen -en ocasiones- haber invertido el orden del mundo. Ellos son quienes pueden decidir por la vida y, fueron cooptados por vendedores de espejitos de colores contemporáneos con, por ejemplo, la ilusión de las armas de destrucción masiva.

George W. Bush fue el líder de un aparato de gobierno que violó los Derechos Humanos que, aseguró, pretendía reinstaurar en Irak, omitiendo que, al menos en Derechos Humanos, no se retribuye con el bíblico ojo por ojo.
Hoy, luego de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el electorado ha librado las manos del gobierno republicano reafirmando que la mano dura y el ataque puede ser la mejor defensa para su estilo de vida americano.
¿Hacia dónde llevará esta política de Estado que le reconfirma a Bush, y su gente, que estaría en una adecuada forma de gobierno para, al menos, la mayoría de sus conciudadanos?
Es cierto que no puede hacerse responsable a todo un pueblo de las acciones de sus gobernantes. Pero si luego de conocer la verdad, por más dolorosa que resulte, vuelven a ratificarlo, al menos hay que pensar en un hecho socio cultural que vuelve por más sobre sus mismos pasos: los del horror, la tragedia para otros y la dominación inconclusa y permanente.
Y si esta política fue ratificada en las urnas, ¿qué otras cosas podrá esperarse de estos representantes de la sociedad americana en su lucha contra el supuesto “eje del mal”?
Musulmanes, deuda externa, Bin Laden, Al Qaeda o latinos indocumentados, ¿qué más da? ¿Quién da menos?…