Elecciones en Estados Unidos

Historia repetida

Como hace cuatro años, los estadounidenses volvieron a despertarse sin saber quien será su presidente y con abogados prestos para iniciar demandas que podrían complicar el escrutinio final de los comicios presidenciales. En esta oportunidad, la boca de tormenta es el estado de Ohio, donde parece haber un calco de lo ocurrido en La Florida en el 2000. Sin embargo, esta vez, Bush, tiene una ventaja que no aparece como menor: un mayor apoyo popular ratificado en las urnas.

A nivel nacional, Bush cosechó el 51% de los votos, contra el 48% de John Kerry, al que le sacó más de 3,5 millones de sufragios.
Cuatro años atrás, Bush había recibido menos votos que Al Gore, pero triunfó en el Colegio Electoral gracias a una dudosa ventaja en el estado de La Florida.
Kerry conservaba una remota esperanza de revertir los papeles, y triunfar en la votación del Colegio Electoral pese a haber perdido en el voto popular.
Los republicanos, no obstante, dicen que al demócrata le fallan las matemáticas, pues consideran imposible que Kerry remonte la desventaja de 145.000 votos que tiene en Ohio mediante el conteo de una cantidad similar de votos provisionales.
«Estamos donde estábamos en el 2000. El país está dividido por la mitad», afirmó el experto en ciencias políticas de la Universidad de Virginia Larry Sabato. «Y hay un montón de abogados en Ohio».
Bush, cuyo triunfo hace cuatro años en la Florida fue por apenas 537 votos, en esta oportunidad aventajó por 370.000 votos a Kerry en ese estado.
Está latente el peligro de que se acentúe la polarización y la animosidad generada por una de las campañas electorales más virulentas en mucho tiempo.
«Bush se va a sentir reivindicado por haber corrido grandes riesgos en lugares como Irak y en la política fiscal», comentó Bruce Buchanan, un profesor de ciencias políticas en la Universidad de Texas.
«A menos que Bush resuelva la polarización, su segundo período va a ser una experiencia amarga y desdichada» aventuró.
De todos modos, sea quien termine resultando vencedor, cuando tome posesión en enero, deberá ser consciente de algunas variables políticas básicas: quien gana elecciones, cuando gobierna hace lo que puede y no lo que quiere. Y la superioridad militar, económica o de cualquier otro tipo, en principio, no modifica este condicionante estructural que, a lo sumo, lo relativiza.
De todas las variables que el gobernante maneje, siempre habrá imponderables como las variables macroeconómicas. Si uno de los cálculos subyacentes a la guerra de Irak, antes de su inicio -por ejemplo-, era la de tomar el control del petróleo iraquí para garantizar la disponibilidad del crudo, precios bajos, y estabilidad regional, la demostración en sentido opuesto es más que aleccionadora dado que el barril de está en los 50 dólares. Y ni qué hablar de los soldado muertos americanos luego de dar, formalmente, por finalizada la guerra.