Usted habló del fundamentalismo religioso de Bush. ¿Cómo lo explica?
En lo que a él respecta personalmente, digamos que tuvo una «iluminación…»; él lo dice, era un tipo que tuvo episodios de alcoholismo, uso de drogas, y con ayuda de su mujer y con la mano de Dios salió de todo eso. Y de allí en más siente que Dios es su guía, quien le dicta las cosas, y de alguna manera sus decisiones. Digo lo que él dice, no lo que yo pienso.
¿Un enviado de Dios en la tierra?
No un vicario, sino que siente que sus decisiones están inspiradas en una fuerza divina.
¿Cómo explica que un 54% de la población siga creyendo que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva en una sociedad que puede contar con diferentes herramientas informativas?
Muchos seguramente creen que Saddam era un peligro para Estados Unidos, que su país fomentaba el terrorismo y que tenía algún vínculo con Al Qaeda. Recuerden que la campaña que desarrolló el gobierno norteamericano antes y durante la guerra fue brutal y el hecho de que existan medios sofisticados, no implica que lleguen a todo el mundo. El propio Bush no lee el diario… muchos simplemente no se informan… El ‘New York Times’, el ‘Washington Post’, son de elite; los diarios locales no se ocupan de lo que pasa en el exterior, la gente mira televisión de manera adormecida… no estoy seguro de que vean muchos noticieros.
Tomen nota de que el programa radial de mayor audiencia es uno de ultra derecha que lo que hace es golpear a todo lo que tenga que ver con alguna noción lejana a la posición del Gobierno. La gente escucha esos programas, y hay muchos.
Se dice irónicamente que el pueblo norteamericano se parece bastante al de la serie ‘Los Simpson’, ¿es una exageración?
Creo que no. Hay varios pueblos en Estados Unidos, en términos de formación, educación, condición religiosa… y la convicción religiosa es esencial. Pesa mucho más esta derecha que la de sí o no a la guerra de Irak que está dividiendo al país. Estados Unidos es extremadamente religioso. Es esta derecha religiosa la que hace que mucha gente dude, no de la guerra de Irak, sino del aborto, de los casamientos gays. Hoy el tema del aborto divide terriblemente a los norteamericanos.
¿Siente miedo de que una persona como Bush maneje el país más poderoso del planeta?
Miedo no, sí preocupación. Estoy preocupado por el concepto de guerra preventiva que aplicó Bush en Irak.
El Gobierno ha cambiado reiteradamente las razones por las que fue a la guerra. Cuatro años más de Bush sin el freno que significa la preocupación por la reelección van a ser años muy pesados.
¿Cree que Bush será reelecto?
Creo que va a ganar Kerry porque mucha gente nueva se va a sumar al voto.
Hay quienes se impresionan con la sociedad norteamericana, que no reacciona contra aquel que los llevó a una invasión, con argumentos falsos, y con una comisión oficial que confirmó la inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak.
Si a vos te dicen que el diablo no tiene armas, igual es el diablo. Estados Unidos siempre ha vivido con alguna forma de demonización: durante un tiempo Noriega era el diablo, y se invadió Panamá para sacar al señor Noriega…
Convengamos que era un personaje pequeño dentro del poder internacional…
Totalmente, y sin embargo Noriega era un demonio.
Y cada tanto aparece un demonio, y ese demonio retratado en todas sus características brutales hace que la gente piense que es necesaria su eliminación, incluso por las razones de este cordón religioso que existe donde las encuestas muestran que un número muy grande de gente cree en la existencia del diablo. El 60, 65% de los norteamericanos cree en el diablo; las iglesias de Estados Unidos, los curas, mejor dicho, los pastores, hablan del demonio como si fuera un vecino. Cuando fue el escándalo de los telepastores, que lo agarraron con un amante, ¿cómo llegó a esto? «¡por el demonio!». Y la gente dice: «Hay que eliminar al demonio, no al pastor»… La gente lo cree. Es un pueblo extremadamente crédulo, especialmente si uno empieza a meterse en el interior, en las iglesias, y ve lo que pasa ahí; es un espectáculo muy impresionante.
Incluso muchos inmigrantes, para sentirse incluidos, se ven obligados a participar de alguna de las iglesias….
Por supuesto. La palabra ateo en Estados Unidos es una cosa espantosa; la gente se asusta si uno dice que es ateo.