Los médicos de Arafat indicaron, aún en Ramallah, que el líder palestino sufre trombocitopenia, una insuficiencia de plaquetas en la sangre, y que se requieren pruebas adicionales para detectar la causa del problema. A pesar de ello corren fuertes rumores de que padecería un cáncer de estómago desde hace tres años.
Según un médico francés, la destrucción de las plaquetas por las células sanguíneas -que normalmente matan los microbios- hace pensar que se trata de un cáncer en estado avanzado.
Alrededor del hospital militar de Percy, donde partidarios de Arafat lo esperaban con banderas palestinas y ramos de flores, hay una fuerte guardia periodística y una custodia muy reforzada. Una habitación «especial», reservada a las altas autoridades, estaba lista para recibir a Arafat en este hospital militar que dispone del centro de transfusiones sanguíneas del Ejército francés.
Los allegados de Arafat llegaron en cuatro limusinas negras al hospital, casi al mismo tiempo en que aterrizaba el helicóptero.
Más allá de la hospitalidad, la recepción del líder palestino en Francia está a tono con el apoyo político que París viene teniendo desde hace años y, más aún desde su elección como presidente de la AP en 1996.