Antisemitismo y organizaciones extremistas islámicas

Situada en el cruce de caminos de muchas rutas comerciales de importancia histórica, Asia Central siempre se había caracterizado por la tolerancia religiosa. Algunos investigadores sostienen que los judíos han habitado en la zona de la actual Bujara durante los últimos dos mil años. Pero en la actualidad, las pequeñas comunidades judías de la región encaran una amenaza real.

Por Alexander Vishnevetsky (Desde Rusia)

Durante la Segunda Guerra Mundial, más de medio millón de judíos se salvaron del exterminio nazi por haberse trasladado al Asia Central. Por cierto que había antisemitismo en Asia Central, tanto a nivel estatal como local, del mismo modo que también lo había en toda la URSS, pero no tan pronunciado como en las repúblicas bálticas que también formaban parte de la Unión Soviética. Cuando la URSS colapsó, los niveles de vida decrecieron, lo que resultó en un agudo deterioro de las relaciones entre las diversas etnias.
En el período 1989-1990 los turcos mesjetinos fueron exiliados de Uzbekistán luego de una brutal masacre que se produjo en el valle de Fergana. Asimismo hubo un intento de generar un pogrom para expulsar de Andizhán a judíos y armenios, tuvo lugar una matanza entre uzbekos y kirguizes en la región de Osk y se libró una guerra civil en Tazhikistán que se prolongó años. Estos conflictos fueron resultantes del derrumbe de la URSS y de las primeras etapas del establecimiento de estados independientes en la región.
Ante tales circunstancias, la población judía de Asia Central disminuyó rápidamente. En 1998 vivían allá 150.000 judíos. Hoy en día son aproximadamente 22.000, de los cuales entre 10 y 12.000 viven en Uzbekistán, 8.000 en Kazajstán, 1.500 en Kirguistán y algunos centenares en Tazhikistán y Turkmenistán.

Comunismo por Islam

El Islam ha sido la religión dominante en la región desde los siglos noveno y décimo, si bien el budismo, el cristianismo, el zoroastrismo y el maniqueísmo ya estaban establecidos. Actualmente, durante las primeras etapas de la afirmación de los estados independientes en Asia Central, los que detentaban el poder intentaron generar estabilidad mediante el reemplazo de la ideología comunista por otra basada en el Islam.
Sin embargo, eso desembocó en el surgimiento de una cantidad de corrientes islámicas extremistas que eludieron el control de las autoridades. Entre 1989 y 1991 un grupo religioso denominado “Adolat” (“Justicia”) emergió en Namangan, que es un centro islámico tradicional, bajo el liderazgo de Tahir Yuldashev y Juma Namangani. 12.000 jóvenes musulmanes se unieron al movimiento, el cual promovía una forma islámica de vida cotidiana y cuando el primer ministro uzbeko, Islam Karimov, visitó Namangan, se le exigió la transformación de Uzbekistán en un estado islámico. Las autoridades respondieron con enérgicas persecuciones y arrestos de los miembros del “Adolat”. Esas persecuciones fueron particularmente intensas en el valle de Fergana, donde hay fuertes tradiciones islámicas tanto como bajos niveles de vida, especialmente en el período entre 1991 a mediados de 1992, cuando el estallido de la guerra civil en Tadzhikistán provocó numerosos movimientos populares.
Como resultado de las difíciles condiciones socioeconómicas y las rivalidades entre clanes y grupos entre regiones distintamente desarrolladas, las fuerzas islámicas y la población tadzhik de la región del Pamir combatieron contra otros grupos que simpatizaban con la unión con Rusia. Muchos miles de islámicos escaparon de Uzbekistán a Tadzhikistán, donde la oposición tadzhik los instruyó eficientemente para hacer la guerra, pero la oposición tadzhik perdió la guerra civil luego que uzbekos y rusos intervinieron militarmente. Fue entonces que los militantes uzbekos y sus aliados tadzhiks huyeron primero al Pamir y después a Afganistán. En Afganistán, los militantes uzbekos se unieron a los talibanes en la creación de una sociedad reaccionaria apoyada por Pakistán.

El Frente de Bin Laden

En febrero de 1998, en la ciudad afgana de Host, Osama bin Laden anunció la creación de un Frente Islámico Internacional para librar la guerra santa (dzhihad) contra judíos y cristianos. Se unieron al movimiento militantes de Uzbekistán. Tahir Yuldashev y Juma Namangani, apoyados por extremistas de países árabes y de Pakistán, formaron el Movimiento Islámico de Uzbekistán (Islamic Movement of Uzbekistán – IMU). Los analistas consideran que Arabia Saudita es la fuente principal de financiamiento de esta organización, con un doble propósito: difundir el Islam en Asia Central e impedir la construcción de oleoductos procedentes de las riquezas petroleras del Asia Centra, puesto que los mismos menoscabarían las exportaciones de petróleo saudita. En el lapso 1999-2000, fuerzas del IMU bien armadas y bien entrenadas alcanzaron las regiones de Batken y Osh, en Kirguiztán, atravesando el Pamir, con el objetivo de atacar el valle de Fergana en Uzbekistán. Fue difícil extirpar a esos grupos de Uzbekistán y Kirguiztán.
Explosiones ocurridas en Tashkent el 16 de febrero de 1999 también fueron atribuidas al IMU, si bien algunos expertos acusaron también de las mismas a Hizb ut-Tahrir. La amenaza del IMU quedó reducida luego que Estados Unidos derrotó a los talibanes y fueron construidas bases militares de la OTAN y Rusia en Uzbekistán, Tadhikistán y Kirguiztán. Se cree que tras la muerte de Juma Namangani durante la derrota de los talibanes, el dinero suministrado por islámicos del exterior posibilitó que la mayoría de los militantes del IMU se trasladaran al valle de Fergana y a las tierras altas de Kirguiztán y Tadzhikistán, y establecieron allá su propio dominio. El número total de militantes del IMU no supera entre los 3000 y los 5000. En el año 2003, militantes del IMU y separatistas uigures del Xinzhiang se unieron al flamante Movimiento Islámico de Turkestán (Islamic Movement of Turkestan – IMT). Según los informes de la prensa, el IMT coordina estrechamente sus acciones con Al-Qaeda. En estos momentos, el IMT está perpetrando acciones terroristas y provocaciones en Kirguiztán.

Partido de la Liberación

Al lado de la oposición extremista islámico del IMU, que pretende apoderarse militarmente del Asa Central y crear con ella un estado islámico incorporando al mismo a Xinzhiang, otra agrupación: Hizb ur-Tahrir (Partido de la Liberación) viene operando en la misma región desde 1995.
Este movimiento primero apareció en Uzbekistán y después, cuando severas persecuciones del gobierno obligó a sus miembros a exiliarse, se trasladó a Kirguiztán y Tadzhikistán. Hizb ut-Tahir fue fundado en 1953 por el jeque Taqiuddin an-Najbani al-Falastini, juez del tribunal de apelación de la Sharía en Jerusalem. Su propósito es que los musulmanes readopten un estilo islámico de vida y la creación de un estado islámico global: el Califato. Luego de la creación del Califato, les hará la guerra a los infieles que se rehúsen a aceptar el islam o se nieguen a pagar un impuesto especial por no ser creyentes. En realidad, el Hizb ut-Tahir es similar a la famosa Hermandad Musulmana, fundada en 1928. Está legalmente prohibido en los países del Asia Central y en muchos otros países asiáticos y europeos, aunque es considerada como la mayor organización política regional de estos momentos. Es especialmente influyente en el valle de Fergana.
Después de la muerte de Najbani en 1979, un ciudadano jordano de nombre Abad al-Quadim Zalum, se convirtió en líder del partido, cuya sede central está en Londres, donde opera legalmente. El multilingüe sitio en Internet del partido, también es producido en Londres. Este cuartel general londinense está dirigido por el jeque Omar Bakri Muhammad, un sirio de 42 años quien presumiblemente supervisa las actividades del Hizb ut-Tahir en el Asia Central.
El Hizb ut-Tahir no proclama que su designio sea la toma del poder por las armas y niega acusaciones de que es violento ni que se esté preparando para ejercer violencia, declarando en cambio que promueve su causa mediante volantes, folletos y libros. Su literatura es publicada en los idiomas del Asia Central y en ruso, en Uzbekistán, Tadzhikistán, Kirguiztán y Kazajstán. Dos modernas imprentas clandestinas en las que fueron impresos grandes cantidades de volantes, libros y folletos, fueron encontradas en Hudzhand, Tadhikistán en el año 2003. Aunque la agrupación recibe fondos del exterior, también los recauda del diezmo que cada miembro debe contribuir al partido, y requiere además a los negocios privados que también le aporten fondos. También intenta infiltrarse en las estructuras del poder. Según los expertos, en Uzbekistán hay aproximadamente 15.000 a 20.000 miembros del Hizb ut-Tahir. De ellos, entre 5.000 y 7.000 están en la cárcel. Los defensores de los derechos humanos generalmente presentan quejas de que incluso la mera sospecha de que alguien pertenezca a algún círculo islámico extremista, basta en Uzbekistán para condenarlo a prisión.
En un intento de modernizar la ideología islámica, el Hizb ut-Tahir propaga una visión del Califato basada en la economía de mercado. La organización tiene una estructura piramidal que consiste de siete niveles, desde el jefe de la organización al novicio. La unidad básica es la célula, denominada “halka”, quie quiere decir “parte” y consiste en hasta cinco hombres que se conocen entre sí solamente por sus sobrenombres. Cada uno de ellos jura fidelidad cuando se enrola en el partido. Todas las células obedecen al jefe de la organización, que impone una disciplina de hierro. Se manejan con modernas tecnologías aplicables a la promoción de su ideología y -según afirman los organismos oficiales encargados de la seguridad pública- imparte a sus miembros instrucción militar.
Los organismos uzbekos de seguridad intentaron acabar con Hizb ut-Tahir. Los defensores de los derechos humanos afirman que la sola sospecha de ser parte de estos círculos islámicos radicales es suficiente para sentenciar al acusado a largas penas de prisión. Los golpes sufridos en tal sentido por el Hizb ut-Tahir lo empujaron a acercarse al IMU. La insatisfacción con las tácticas no violentas, provocó que sus miembros se hayan tornado más agresivos. Dos grupos todavía más extremistas: Hizb an-Nustra (Partido de la Victoria) y Akramiia, se escindieron del Hizb ut-Tahir.
Akramiia fue formado en 1996 por Akram Yuldashev, de Andizhán, quien consideraba que los métodos no violentos de Hizb ut-Tahir, desarrollados en países árabes, no eran aplicables en el Asia Central, y que el primer objetivo de los extremistas debía ser ganar el poder a nivel local.
El contenido de los panfletos diseminados por los extremistas, también ha cambiado. Incluso apoyan la utilización de mujeres “shahid” (suicidas portadores de bombas). En diciembre de 2003 el Departamento de Estado de los Estados Unidos advirtió a los ciudadanos de ese país sobre el riesgo de sufrir ataques de extremistas islámicos en hoteles, embajadas de países extranjeros y otros sitios de Uzbekistán.

Antisemitismo

Hizb ut-Tahir difunde agresivamente ideas antisemitas. He aquí un pequeño resumen de un panfleto de ellos:
“¡Musulmanes! Libérense de los que mandan, quienes no prestan atención a la Ley (Shariat) de Alá, envíen guerreros para hacer la Guerra Santa (Dzhihad) y expulsen a los judíos. Caerán víctimas, quizás eso sea necesario para sufrir y luchar en la Dzhihad, y convertirse en un shahid”.
Todo enemigo del partido es denunciado como “judío”. Así, el presidente de Uzbekistán, Karimov, es tildado de “kafir (no creyente) judío” o simplemente denominado “judío” en los panfletos. También Mustafá Kemal (Ataturk), quien acabó con el Imperio Otomano y disolvió el Califato, es llamado “judío”. Miembros del partido han proclamado su pesar porque Hitler no logró exterminar a todos los judíos. Niegan el derecho de Israel a existir y propugnan su destrucción. También profieren llamados para matar judíos. El gobierno de Alemania prohibió al movimiento en su territorio, en base a su orientación antisemita y antisionista. Hizb ut-Tahrir coordina acciones con los terroristas palestinos y algunos de sus panfletos son traducciones de otros publicados por los palestinos. Hizb ut-Tahrir proclama que “los judíos son un pueblo maldito” y que ellos, el Hizb ut-Tahrir, constituyen una fuerza unida con los palestinos contra los infieles judíos, y que el problema palestino es también el problema de ellos.
Hizb ut-Tahrir procura crear un estado islámico e incita odio contra los judíos y los residentes en países occidentales. También es hostil a todos los infieles, vale decir, todo aquel cuya religión no es el islam. Su ideología recuerda al fascismo. Sadyk Safaev, ministro de Relaciones Exteriores de Uzbekistán, considera que el movimiento echa las bases de un futuro terrorismo. Daniyar Avdiev, jefe del servicio de inteligencia de la organización nacional kirguiz de seguridad, considera que el Hizb ut-Yahrir es un ala política del movimiento terrorista global que une a Al-Qaeda con el Movimiento Islámico de Turkestán.
Analistas y funcionarios que representan a los cuerpos de seguridad, entienden que las mismas fuerzas involucradas en ataques perpetrados en Nueva York, Moscú y Jerusalem, también organizaron explosiones en Bishkek y Osh en 2003 y en Tashkent en 1999. Los países del Asia Central reconocen la amenaza, la cual, aunque se redujo después que las fuerzas armadas de los Estados Unidos destruyeron al talibán, continúa siendo real, por lo que están fortaleciendo sus propias capacidades militares. Las fuerzas armadas de Uzbekistán, que suman casi 80.000 efectivos, incluyendo fuerzas de tierra, aire, inteligencia, intervención rápida y guardia nacional, son las más eficaces del Asia Central.
El IMT y el Hizb ut-Tahrir son especialmente peligrosas para Uzbekistán, Tadzhikstán y Kirguizstán, donde sectores importantes de la población son atraídos por las fuerzas islámicas radicalizadas por causa de su insatisfacción con la situación económica. La actividad del Hizb ut-Tahrir en Kazajstán está limitada a las áreas sureñas de aquel país, habitadas por uzbekos. Hay poca información acerca del accionar de fuerzas islámicas en Turkmenistán, por causa del secreto total con que se maneja aquel régimen. Los grupos islámicos extremistas operan clandestinamente en Turkmenistán y dada la existencia de una severa represión y una pobreza total, son potencialmente muy peligrosos.

El peligro

Es adecuado considerar que las pequeñas comunidades judías de la región encaran una amenaza real.
Islam Karimov, presidente de Uzbekistán, ha enfatizado repetidamente la importancia de intensificar acciones contra los extremistas agresivos. Así lo ha hecho, por ejemplo, en reuniones celebradas en Moscú y San Petersburgo entre el 28 y el 31 de mayo de 2003 en la “cumbre” de la Organización de Cooperación de Shangai (Shanghai Cooperation Organization – SCO) y en reuniones con la Comunidad de Estados Independientes. Karimov advirtió sobre el peligro que representan las “ideologías fanáticas, que atrapan y envenenan las conciencias… de la juventud, transformándola en un instrumento obediente”, e hizo énfasis en que esta ideología general es más peligrosa que las diversas agrupaciones separadas; y llamó especialmente la atención sobre la promoción que hace Hizb ut-Tahrir de la idea de que los estados laicos deberían ser reemplazados por un Califato resurgido.