Una holandesa aún apátrida

El día después de que la Knesset (Parlamento israelí) le diera un duro golpe político por izquierda y por derecha, el Primer Ministro israelí, Ariel Sharón, empezó a trabajar para lograr una nueva mayoría parlamentaria que le permita, el próximo 25 de octubre, tener aprobado su plan de desconexión unilateral y evacuación de los asentamientos de la Franja de Gaza y de cuatro colonias en Cisjordania.

Pese a que Ana Frank era alemana de nacimiento, nadie discute su presencia entre los 10 finalistas -los más votados por los espectadores entre 202 candidatos- entre quienes se encuentran personalidades famosas como Rembrandt, Van Gogh, Erasmo, Guillermo de Orange, Pim Fortuyn y el ex futbolista Johan Cruyff (única persona viva entre los nominados).
La idea surgió en Holanda cuando los productores del programa propusieron que Ana Frank obtuviese la nacionalidad holandesa a casi 60 años de su muerte.
Ana llegó con su familia a Ámsterdam, en 1933, huyendo de la persecución nazi. En 1941, una ley alemana retiró la nacionalidad a todos los judíos que habían abandonado el país.
Ana Frank, en plena Segunda Guerra Mundial, se ocultó con su familia en una buhardilla en Amsterdam, donde escribió su imponente e histórico diario.
Los productores del concurso argumentaron el pedido de nacionalización para Ana en el siguiente párrafo párrafo de su diario:
«Esa noche sabía que tenía que morir. Esperaba a la policía, estaba dispuesta, como los soldados en el campo de batalla. Quería sacrificarme por la patria, pero ahora, ahora que me han salvado, ahora mi primer deseo después de la guerra será que me dejen ser holandesa».
En el Parlamento holandés se solicitó que se estudiara el caso, tan excepcional como la propia historia de Ana. El Gobierno, sin embargo, no dio opción, sencillamente porque la ley sólo permite la nacionalización de personas vivas.
Además, había otros argumentos que pesaban, según el ministro de Justicia, Jan Hein Donner, quien duda de que si Ana Frank se hubiera salvado de la muerte en Bergen-Belsen, hubiera obtenido el pasaporte holandés. «En aquella época, dijo el ministro, en Holanda no fuimos muy generosos con los que regresaron ni a la hora de otorgar la nacionalidad. Lo que más me preocuparía es que ahora diésemos la nacionalidad a título póstumo a Ana Frank y que apareciera alguien -una chica judía de origen alemán que sí sobrevivió- que nos diga: ‘Yo pedí la nacionalidad, pero no me la dieron. Nos moriríamos de vergüenza».
A pesar de su ser apartida, Ana Frank es una de las favoritas en la elección, cuya final será durante el mes de noviembre.
Su diario es el libro holandés más vendido y traducido en el mundo con más de 30 millones de ejemplares vendidos en 60 idiomas.