En un encuentro con el líder del partido laico Shinui -y actual ministro de Justicia- Tommy Lapid, el líder del Likud afirmó que no quiere convocar a un referendum sobre la evacuación ni tener que llegar a elecciones parlamentarias anticipadas si bien su margen de maniobra es realmente estrecho por izquierda y por derecha. Cabe recordar que 20 diputados de su propio partido, Likud, votaron en contra de su discurso del lunes 11 de octubre -de apertura de las sesiones de invierno de la Knesset- sobre el estado de la Nación. Ya en agosto pasado su partido había votado en contra de pactar una furuta coalición con el Laborismo. Y por su parte, Shimon Peres -líder del laborismo israelí- apoya el plan de Sharón pero exige cambiar totalmente la política económica.
La otra posibilidad con la que cuenta Sharón para ampliar su Gobierno es una negociación con el partido ultraortodoxo Shas. El ministro de Defensa, Shaul Mofaz, ya se entrevistó con su líder espiritual, el rabino Ovadia Yosef, para sondear la posibilidad de que la formación sefardí ingrese en el Ejecutivo.
A su vez, la posible entrada del Shas a la coalición de gobierno pondría en una situación delicada al Shinui de Lapid, ya que esta formación sustentó su meteórico ascenso -incluso por encima de Meretz, hoy principal fuerza de la nueva coalición de izquierda y pacifista Yahad- en su rotundo rechazo a los privilegios de los religiosos en el Estado.
Lapid, defensor de la evacuación, ha dicho que sólo aceptará compartir Gobierno con los religiosos si el Partido Laborista se une a la coalición.