Aparecido en El Periódico de Catalunya -26 de septiembre de 2004

El sueño del hijo del faraón

Los partidos egipcios de oposición se han propuesto acabar de una vez con el ’reinado’ del presidente Hosni Mubarak, en el poder desde hace 23 años. Y no sólo eso. También tratan de evitar que su hijo Gamal, con un importante cargo dentro del poderoso Partido Nacional Democrático (PND), suceda a su padre en la jefatura del Estado. "Rechazamos la sucesión hereditaria", dice a este diario Husein Abderrazaq, secretario general del partido de izquierda Tagamu, uno de los más importantes del país.

La influencia de Gamal en la vida política egipcia es cada vez más notoria. Con 41 años, el hijo de Mubarak preside la comisión política del PND, la de mayor peso dentro del partido. «Gamal es un hombre inteligente y bien preparado», opina un observador occidental. «No hay duda de que intervino en la remodelación del Gobierno el pasado mes de julio. Los nuevos ministros son todos hombres de su entorno y confianza», añade.
El hijo del presidente abandera a una nueva generación de políticos que, poco a poco, se abren paso entre la vieja guardia del partido.
Gamal fue el protagonista del congreso anual que el PND celebró en El Cairo. Y la oposición aprovechó la ocasión para hacer público un comunicado en el que exige reformas políticas urgentes. La iniciativa la encabezan las tres principales fuerzas opositoras: el derechista Wafq, el izquierdista Tamagu y el Partido Nasserista, nacionalista de izquierda. También se han sumado los Hermanos Musulmanes, grupo islamista que cuenta con gran apoyo popular, pero que está ilegalizado.
En Egipto, el Parlamento designa un único candidato y lo somete a referendo popular. Como la Cámara está dominada por el PND -con más de 400 escaños de un total de 454- el candidato es siempre Hosni Mubarak, que renueva su cargo cada seis años. En todos los casos, los votos de apoyo al ‘rais’ han superado el 90%.
La oposición exige elecciones directas, abiertas a más candidatos, que se reduzcan los poderes del Presidente y se limiten a dos sus mandatos. También reclama la excarcelación de los detenidos políticos y que se levante el estado de emergencia, que está vigente desde 1981.
De momento, el Gobierno ha hecho oídos sordos a las peticiones, lo que no ha sorprendido a la oposición, acostumbrada a un «sistema de partido único en un molde multipartidista», como lo define Husein Abderrazaq. «Ahora nos proponemos hacer presión popular, de manera ordenada, para lograr que se hagan reformas antes de las elecciones de noviembre del 2005», añade.
En la calle, cada día está más extendido el rumor sobre las aspiraciones de Gamal. Aunque tanto él como su padre lo niegan, la oposición no se fía y advierte del peligro de que Egipto se convierta en una «república dinástica», al estilo sirio. Rachid lo tiene claro: «Gamal acabará sucediendo a su padre» dice resignado. «Los partidos opositores son muy débiles. El único con verdadero respaldo es el de los Hermanos Musulmanes, y está ilegalizado».