La acreditación de la existencia de la supuesta Trafic-bomba:

Misterios de la fe

Hace ya muchos años que en largas conversaciones con los fiscales Mullen y Barbaccia éstos me explicaron detalladamente que en el expediente no había una Trafic sino tan solo un (pedazo de block de) motor, y que era la numeración de ese motor que había llevado a Telleldín. Como determinó el tribunal, el acta de hallazgo de ese pedazo de motor es falsa, por lo que al decir socarrón del abogado José Manuel Ubeira -defensor de Juan José Ribelli- "la Trafic es jurídicamente inexistente": lo único que quedó de ella es un amortiguador.

Por Por Juan Salinas

Un acto de fe

De este amortiguador dicen que fue detectado con Rayos X en el interior del cadáver del portero del edificio de enfrente de la AMIA, Norberto «Tito» Díaz. Lástima que, tal como me hizo notar Gabriel Levinas, el cadáver de Díaz estuvo extraviado durante 24 horas (no estaba en la comisaría 5ª ni tampoco en la Morgue); el amortiguador mide medio metro y debía sobresalir necesariamente del cuerpo (según la historia oficial había entrado por debajo de la axila y llegado hasta la base del cráneo, sitios que están a mucha menor distancia que medio metro) y, lo que es concluyente, cuando dicho amortiguador fue sometido a pericias, éstas determinaron que nunca estuvo involucrado en una explosión.
Para que el juicio no se desplomara, Israel envió al general Zeev Livne, jefe de los socorristas israelíes, quien aseguró que fueron sus hombres quienes encontraron ese pedazo de motor luego del anochecer del lunes 25 de julio de 1994.
Sin embargo, y según coincidieron en declarar ante el tribunal quienes fueron jefe y subjefe de los bomberos encargados de las tareas de rescate (el comisario mayor Roberto Oscar Corsetti, entonces director general de Servicios Especiales interinamente a cargo de la Dirección de Protección Urbana, y el actual comisario general retirado Omar Rago, entonces jefe del cuerpo de Bomberos de la Capital y hoy coordinador de Defensa Civil) coincidieron en señalar que ese pedazo de block de motor apareció el mismo 18-J o como muy tarde el 19 de julio por la mañana.
Es decir, que apareció por primera vez por lo menos 24 horas antes de que los socorristas israelíes iniciaran, el miércoles 20, su trabajo. Rago y Corsetti agregaron que les consta que dicho pedazo de block de motor fue exhibido en el Departamento Central de Policía el miércoles 20 y el jueves 21.
Que a despecho de la falsificación del correspondiente acta de hallazgo, creer que ese motor haya sido encontrado por vez primera el lunes 25 por la noche es un acto de fe… en un general israelí.

Palabras, palabras, palabras

Y, por cierto, es un acto de fe en un general israelí ya pescado en flagrante mentira. Porque al mediodía de aquel lunes 25 de julio, horas antes del supuesto hallazgo, el general Livne anunció haber encontrado entre los escombros de la AMIA restos del supuesto coche-bomba “con un cadáver totalmente destrozado adentro” que -dijo- “posiblemente sea el suicida que lo conducía”, tal como publicó el diario ‘La Prensa’. Un bolazo del tamaño del Maracaná.
Ante la evidencia de que el edificio de la AMIA se había desplomado a causa de una explosión interna, el general Livne también inventó que la supuesta Trafic-bomba debía haber ingresado al hall de entrada sin pedir permiso. “Acá había problemas para estacionar, pero no para pasar. Pienso que el auto se puso de frente y subió hasta el edificio. Allí explotó”, sugirió.
Los dichos de Corsetti y Rago coinciden con el hecho de que el juez Galeano ordenó intervenir los teléfonos de Telleldín el lunes 25 por la mañana, lo que indica claramente que su supuesto hallazgo ese día por la noche es una crasa mentira, y para el caso, es igual que la diga un oficial de Explosivos de la Federal o un general israelí.

Misterios sin fin

Hasta ahora, conocía algunos misterios de la fe que contrarían el raciocinio y la lógica sensible como la Santínisima Trinidad (un solo Dios verdadero en tres personas distintas) la transubstanciación (que la hostia consagrada se convierta verdaderamente en la carne y sangre de Cristo), la asunción de la Virgen María a los cielos llevada de los sobacos y en sillita de oro por querubines y serafines, y la infabilidad del Papa.
Se añade ahora un misterio específicamente israelí: el de la ubicuidad de una camioneta-bomba que, del mismo que Dios preexiste a su creación, preexiste a su supuesta obra destructiva (la voladura de la AMIA) y comenzó a adquirir sus fantasmagóricos contornos en el preciso instante en que la SIDE filmó al agregado cultural iraní, Moshen Rabbani, mientras preguntaba el precio de una Trafic en un negocio de la avenida Juan B. Justo.
Curiosamente, el TOF3, que por ley tiene 40 días para dar los fundamentos de su fallo, se apresuró a adelantar que jamás descreyó de la existencia de la Trafic-bomba y que la da por acreditada, una existencia que en el expediente quedó demolida con la anulación, por falsa, del acta de hallazgo confeccionada por un oficial de Explosivos de la Policía Federal.
Dicen que la fe mueve montañas, Si es así, ¿No podría mover y hacer explotar una simple Trafic?