Lalo Slepoy, ex jefe de la Oficina de Aliá de la Agencia Judía para América Latina:

“En Argentina pasé los dos años más difíciles de mi vida”

Llegó a la Argentina 6 días después de la caída de Fernando de la Rúa y se encontró, en la puerta de la AMIA, con una cola de 150 metros de gente que esperaba para emigrar a Israel. En una entrevista con Nueva Sión, Lalo Slepoy, ya de vuelta en Israel, analiza su gestión, la situación de los olim y, entre otras cosas, adelanta cuáles serán los próximos planes israelíes relacionados con la absorción para la Argentina y el mundo.

Por Bárbara Lichtman

¿Cuándo comenzó su gestión?

Llegué a la Argentina el 2 de enero de 2002, seis días después que el entonces Presidente De la Rúa salió en helicóptero de la Casa Rosada. Cuando llegué me encontré con una cola de 150 metros de gente que quería entrar a la AMIA para iniciar sus trámites para hacer aliá (inmigración a Israel).
Fueron los dos años más difíciles de mi vida. Vi una comunidad judía argentina que me destrozó el corazón, me acordaba -permanentemente- de la comunidad que dejé hace 28 años cuando hice aliá. Me encontré con la nueva pobreza judía, con instituciones acéfalas, con una red educativa que se hundía y con mucha gente que se quería ir para empezar una nueva vida en Israel para recuperar su dignidad y la de sus hijos. Organizamos la oficina para poder contener y frenar la caída de las redes judías educativas y, al mismo tiempo, dar cabida a todos aquellos que quisieron irse a vivir a Israel.

De esta zona del continente (Argentina, Chile y Uruguay) se fueron unas 10.000 personas hacia Israel pero hay muchas que están volviendo a sus lugares de origen. ¿Cuáles son, en general, los motivos del regreso?

Primero vamos a cuantificarlos porque se habla mucho de la gente que vuelve. Pero cuando yo pregunto ¿y cuánta gente vuelve? Me dicen ’un montón’ y eso es subjetivo. ¿Cuánto es un montón? Los judíos que se fueron de la Argentina son 8.000. Y está registrado que regresaron casi 700. Por su puesto que cada que regresa es una tragedia porque cada persona es un mundo entero. Pero, si lo analizamos estadísticamente, no hay otro migración en el mundo que haya tenido tanto éxito. Un 92% de la gente que se fue logró adaptarse a su nueva vida. Con respecto a la gente que vuelve, los motivos son muy variados. Desde “no me adapté” o “no aprendí el idioma”, hasta “extrañaba a mis amigos, mis olores, mis gustos, mis medialunas, mi dulce de leche”. Hay otros que te dicen que para ser albañil en Israel prefieren ser albañiles aquí. Y hay otros, que son minoría, que vuelven llenos de protestas diciendo “me mintieron, me prometieron y no cumplieron, etc”.

¿El conflicto entre árabes e israelíes es una razón?

No, casi no influye. En el 2002 estaba la Intifada de Al Aqsa en su apogeo y fue el año en el que se fueron 6.500 judíos. No voy a decir que la gente no se preocupa, pero es como cuando yo iba a venir a la Argentina, mi familia no quería ni escuchar hablar del tema. La Argentina que ellos conocían era la que salía en la CNN: la de los cartoneros, de los piqueteros y los cacerolazos. Esa era una parte de la realidad, no toda.
En Israel sucede lo mismo. Si uno no prende la radio o las noticias, no te enterás que hubo un atentado. Si no pasó al lado tuyo, la vida sigue normal. Mi hija en Israel no dejó de ir a bailar un sábado a la noche. La gente sale y pasea con precaución y cuidado.

¿Cuáles son las perspectivas de aliá para los próximos años?

No se puede decir que la Alia sólo existe en momentos de crisis. La Alia se da pasivamente con un catalizador grande como es la crisis, como fue cuando cayó la cortina de hierro en la ex Unión Soviética que después de 80 años de presión, un millón de judíos van a vivir a Israel. Hay 80.000 argentinos que viven en Israel y que no se fueron en el 2002 o en el 2003. La aliá de Argentina va a seguir, el promedio anual -que se estabilizó en los últimos dos años- está, aproximadamente, entre 800 y 1000 inmigrantes.

¿Cómo influye en la integración al país, haber hecho una aliá ideológica o por necesidad económica?

Esa diferencia la haces vos. Para mí, todo el que se fue a Israel lo hizo porque eligió. No te olvides que cuando la gente hacía cola en la Agencia Judía también hacía cola en la embajada de Italia, España o en la de Estados Unidos y, sin embargo, la inmensa cantidad de judíos que salió se fue a Israel.
Y no sólo por los beneficios especiales que se dieron. Israel no es un país simple, tiene sus problemas por estar en Medio Oriente. Y sin embargo se fueron a Israel. Por eso yo no hago esa diferenciación.
Ahora, entre los que se volvieron, hay cosas para un lado y para el otro. Hay Mucha gente que dice que aquel que se fue sin nada, no espera demasiado tampoco y está dispuesto a hacer cualquier cosa. Hay otros que dicen que los que se fueron por una aliá ideológica fueron concientes de lo que buscaban.
En este mundo globalizado, todos los países ponen trabas para los inmigrantes, es un fenómeno único hoy que haya un país que reciba, y es más , que salga a buscar gente.
El proceso de absorción comparado con los de otros lugares del mundo es fácil. Nosotros siempre decimos que la buena aclimatación a Israel no es una cuestión de cuántos beneficios o ayuda te da el país, sino de la actitud con la se afronta la nueva vida.

¿Cuál va a ser su próximo trabajo en Israel?

Vuelvo a lo que hacía antes de salir de Shlijut: trabajaba en el Ministerio de Educación de Israel en un programa que se llamaba Naalé. Yo introduje ese programa en América latina y ahora nos encomendaron introducirlo en Estados Unidos y Canadá.

¿Van a haber cambios a lo que se refiere con los métodos de absorción después del 2004?

Siempre hay cambios porque tratamos de perfeccionar los métodos y dar respuestas de acuerdo a las necesidades que se presentan en el terreno. No hay nada más desigual que darles a todos lo mismo. Cuando la Argentina entró en crisis y se necesitó dar derechos especiales así lo hicimos. Aquí estuvo el pueblo judío y se dieron el doble de derechos que los que recibía un inmigrante de Rusia o de Etiopía. Hoy en día los esfuerzos del mundo judío están puestos en otros sitios como Francia donde hay un antisemitismo muy grande. Esa es la comunidad que está necesitando ayuda hoy.

¿Y como se los ayuda a los judíos franceses?

La Agencia Judía tiene dos departamentos principales. Uno de Educación Judía Sionista y otro es el de Aliá. En la Agencia Judía entendimos que si, después de 107 años de movimiento sionista, dos terceras parte del pueblo judío se encuentra afuera de su tierra parece que este año la cuestión no va a cambiar.
Entonces hay que ocuparse de que los que viven en la diáspora sigan manteniendo la continuidad de la vida judía fuera de Israel hasta que madure la idea de la Aliá. En Francia, por un lado, promovemos la Aliá como solución alternativa para los judíos, y para el que no quiere ir a Israel los ayudamos con programas educativos o subvenciones.
No nos olvidemos que la comunidad judía de Francia es una de las mayores en el mundo y que hoy sus condiciones económicas no son de lo mejor. Estamos hablando de 700 mil judíos en un mar de 7 millones de musulmanes.