Un tema polémico:

Los matrimonios mixtos

Las cifras de matrimonios de orígenes culturales diversos (o comúnmente llamados ‘mixtos’) en los Estados Unidos pueden resultar un espejo de la situación de la comunidad judía en la Argentina, donde no existen estadísticas sobre este tema. Son más de 5 millones los judíos norteamericanos y se calcula que el 50 por ciento de ellos se casa con una persona no judía. El asunto de los matrimonios mixtos cobra cada vez más importancia -por su dimensión- como para seguir escondiéndolo debajo de la alfombra, por lo que merece ser integrado explícitamente a la agenda de los debates comunitarios. El tema ya está instalado, sólo que es algo así como un silencio a voces.

Por Bárbara Lichtman

“El de los matrimonios mixtos es un tema que en la Argentina no se tocó, hasta ahora estuvo escondido debajo de la alfombra y es por eso que no hay estudios realizados. Uno de los objetivos de estos grupos de reflexión, a futuro, es el de realizar una estadística de la cantidad de matrimonios de orígenes culturales diversos. Nos parece que las cifras fueron creciendo, y ya no es un tema de unas pocas familias, sino que es una problemática que tiene que ser atendida por la comunidad” opina Perla Kiel, directora de Shaar (Entrada): grupos de reflexión para parejas de orígenes culturales diversos.
El proyecto cuenta con el auspicio del Joint y participan activamente en él organizaciones como B´nai B´rith, CIRA, Club Náutico Hacoaj, Comunidad Bet-El, Comunidad Gran Templo de Paso, NCI-Emanu El- Wolfshohn, Comunidad Pardés, Sociedad Hebraica Argentina y Tzavta Centro Comunitario.
El rabino de la Comunidad Pardés, Baruj Pavnik, también impulsor del proyecto, reconoce a Nueva Sión que la cuestión de los matrimonios mixtos se viene postergando desde hace mucho tiempo. “Por diferentes cuestiones -dice Plavnik- especialmente acá en la Argentina -y en Latinoamérica- es un tema postergado hace mas de 30 años. La realidad de los matrimonios mixtos es una situación que enfrenta la comunidad y el pueblo judío desde hace muchas décadas. Y nos pareció que debíamos impulsar un nuevo enfoque para abordar la cuestión”.

Las preguntas

El abanico de temas que surgen en una pareja mixta son múltiples. Kiel explica que las reflexiones que se hacen son desde el eje personal a aspectos más globales:
“Desde lo individual -dice- tenemos que revisar qué cuestiones culturales siguen siendo significativas para investigar dentro de lo identitario. Otro de los temas es qué tipo de pareja se quiere armar, qué cosas se tienen que acordar y qué cosas no. Aparecen temas cruciales como el de los hijos: por ejemplo, cómo instalar el tema de la identidad, qué tipo de colegios elegir o hasta cómo se celebra el nacimiento”.
Postergar la discusión de los matrimonios mixtos por más tiempo sólo puede causar más alejamiento de quienes ya se sienten rechazados por los sectores más conservadores u ortodoxos del judaísmo.
“Cuando yo me enojo con los ortodoxos -comenta el rabino Plavnik- y quiero bromear sobre este tema, digo que la Torá únicamente permite matrimonios mixtos: un hombre y una mujer. La historia judía es un historia muy larga, con muchas situaciones históricas y lugares geográficos diferentes. La actitud acerca de los matrimonios interculturales, interétnicos o interreligiosos varió según las épocas, circunstancias y lugares. Lo que nosotros vivimos en la modernidad no lo vivió ni Rambam, ni Moisés, ni el rey David. Lo vivimos nosotros. Esta es, probablemente, la gran diferencia entre los movimientos ortodoxos y los movimientos liberales: el rechazar y el expulsar sistemáticamente a quienes son judíos me parece un error garrafal -opina Plavnik-. Hitler consideraba que los que tenían un antecesor judío en cuarto grado también debían ser enviados a la cámara de gas. Entonces me pregunto ¿qué estamos haciendo?, porque creo que tenemos que considerarlos como nuestros aliados más cercanos. Así es como los considero yo. Hay mucha gente que siente dolorida por tener que alejarse de la comunidad. Es el dogmatismo de la ortodoxia frente a la modernidad el que ha convertido esto en una puerta cerrada. Por eso este proyecto en el que estamos trabajando se llama Shaar, una puerta que está abierta”, finaliza el rabino.

Reflejo

De acuerdo con un reciente estudio sobre la población judía norteamericana realizado por United Jewish Communities, el índice de matrimonios mixtos en los Estados Unidos es del 47 por ciento, o sea que -aproximadamente- uno de cada dos judíos se casa con alguien que no lo es. En 1990, este índice era del 43 por ciento.
El Jewish Outreach Institute (JOI), en cambio, estima que el número de hogares mixtos es mayor aún.
Por cada judío que se casa con otro para crear un hogar judío -dice el informe del JOI-, hay dos judíos que contraen matrimonio con dos no judíos para crear dos hogares mixtos. Más de un millón de los tres millones de hogares judíos existentes en los Estados Unidos son mixtos y está cifra seguirá creciendo hasta llegar a más de la mitad.
”Nuestra preocupación -explica Kerry M. Olitzky, director ejecutivo del JOI, a Nueva Sión- es que este asunto es el mayor problema interno de la comunidad judía en los Estados Unidos. Las instituciones no están haciendo lo suficiente para responder e integrar a las familias de orígenes culturales diversos y a los matrimonios mixtos. La comunidad judía de Canadá parece estar 10 ó 15 años más adelantada que nosotros, tienen uno de los más altos índices de matrimonios mixtos y, a la vez, disponen de una gran habilidad para recibirlas en su seno”.

Sepelios mixtos

A partir de este tema surgen dudas como, por ejemplo el tema de los sepelios. Es una pregunta muy frecuente el querer saber si el marido o la esposa -el no judío de la pareja- podrá ser enterrado junto a su par en un cementerio comunitario.
En Estados Unidos no estaba permitido el entierro de matrimonios mixtos si el cementerio pertenece a una organización judía o sinagoga. Como consecuencia directa, el matrimonio optaba por cementerios seculares, predios privados o de otras comunidades.
Al crecer sustancialmente el número de organizaciones y sinagogas reconocedoras activas de los matrimonios mixtos, se comenzó a permitir el sepelio de parejas mixtas. En algunos casos se designan secciones especiales a ese efecto.
“El asunto de los entierros mixtos es complicado -reconoce Olitzky-. Primero porque cada Estado tiene distintos requerimientos diferentes en consideración a quién (por organizaciones, instituciones o empresas) puede poseer un cementerio. Por eso, en los Esdados Unidos, hay cementerios judíos privados que entierran no judíos, tienen mausoleos, etc.; y las sinagogas están dispuestas a hacer lo mismo. Otras instituciones han organizado sus cementerios de tal forma de tener algún tipo de perímetro alrededor de la tumba. Haciendo eso, crean cementerios individuales y esto permite a la pareja no judía ser enterrada al lado de su compañero judío sin comprometer la Halajá”.