Adelantándose a la lectura de las conclusiones a las que llegaron 14 de los 15 magistrados Israel ya dejó en claro que no acatará el dictamen que, a juicio del gobierno de Ariel Sharón, ‘no tomó en cuenta el terrorismo palestino’. Según afirmó el ministro de Justicia israelí, Tommy Lapid, su gobierno sólo cumplirá los fallos de sus propios tribunales de justicia, que ya habían ordenado desplazar 30 kilómetros del cerco, debido a que en ese tramo los palestinos se verían especialmente perjudicados.
La reacción israelí era de esperarse. No en vano Israel se opuso desde el comienzo a que la ONU pidiera su opinión sobre el particular a la Corte de la Haya, al igual que Estados Unidos, Alemania y otros países europeos. El ministro germano federal de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, señaló meses atrás que Alemania habría estado dispuesta a apoyar en la Asamblea General de las Naciones Unidas una resolución que criticara el trazado del muro israelí por territorio palestino. Pero opinó que tratar el asunto en la Corte Internacional no sería “de ningún modo productivo”.
Lo cierto es que los países europeos tiene la mirada puesta principalmente en el “Mapa de Rutas” que, si bien se encuentra empantanado, sigue presentándose como la mejor opción existente hasta la fecha para buscar una salida política al conflicto del Medio Oriente.
Pero, al margen del ángulo político, el tema tiene también aspectos legales, sobre todo porque el trazado del cerco se adentra en territorios palestinos ocupados. Eso no tiene nada que ver con el derecho de Israel a defenderse. Y, en realidad, velar por que exista claridad legal no tendría por qué resultar perjudicial en ninguna negociación. Sea como fuere, la Corte Internacional de la Haya se ha pronunciado y su decisión, si bien no tiene carácter vinculante, tendrá consecuencias políticas.
En Israel
El Gobierno de Sharón anunció que no piensa acatar la resolución y desplegó toda su artillería contra los magistrados con el argumento principal de que no han tenido en cuenta al «terrorismo palestino». «Esta resolución encontrará su lugar en el tacho de basura de la historia. El Tribunal emitió un fallo injusto que niega el derecho de Israel a la defensa propia», dijo Raanan Gissin, el principal asesor de Sharón.
Por su lado, el número dos de la política gubernamental israelí, Ehud Olmert, manifestó que «el Tribunal ha perdido cualquier criterio moral al no hacer ninguna referencia al terrorismo».
Euforia palestina
La reacción palestina, en cambio, fue totalmente diferente. «Se trata de una victoria histórica para todas las naciones libres», dijo Yasser Arafat. «Es una bofetada a Israel, un día histórico», sentenció el primer ministro, Abu Ala. «Israel debe ser visto desde hoy como un estado fuera de la ley», aseveró Nabil Abu Rudeina, asesor de Arafat.
Acuarelas del Muro
Unos 186 kilómetros de valla electrificada y muro de cemento rompen la geografía de Cisjordania. Desde el 27 de junio del 2003, cuando empezaron las obras, se ha terminado el muro en el norte de Cisjordania y en parte de los alrededores de Jerusalem. Quedan aún por levantar, para completar el proyecto, 602 kilómetros, ya que el diseño del Gobierno israelí también prevé rodear Cisjordania por la parte del valle del Jordán. Cada kilómetro cuesta un millón de dólares.
Según datos proporcionados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, la parte del muro ya construida ha supuesto un descenso de un 90% de los ataques palestinos procedentes del norte de Cisjordania. Desde agosto del 2003 -cuando se culminó la primera fase del muro- hasta junio de este año, sólo se han producido tres atentados de este tipo, que se arrojaron un total de 26 israelíes muertos y 76 heridos.
En cambio, desde el inicio de la Intifada, en septiembre del 2000, hasta julio del 2003, activistas de esa zona de Cisjordania perpetraron 73 ataques entre atentados suicidas, tiroteos contra soldados y colonos, y emboscadas en carreteras, con un saldo de 293 muertos y 1.950 heridos.
Por tanto, con la construcción del muro, se ha pasado de un promedio de 26 ataques por año a tan sólo 3, lo que implica un descenso del 90%. El número de víctimas también descendió drásticamente en un 70%. Las fuerzas de seguridad afirman que ahora el foco de riesgo se centra en las zonas de Ramallah y Jerusalem, siguiente etapa de construcción del muro. En esas áreas, la barrera ya se ha construido en lugares como Qalandia y Abú Dis.
La otra cara de la moneda
El costo sobre la población palestina también tiene su cara estadística en cifras. Según datos del Departamento de Negociación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), 32,3 kilómetros cuadrados de tierras fueron confiscadas para la construcción de esos 186 kilómetros de muro, de los que 124 se introducen al menos un kilómetro en Cisjordania, más allá de la Línea Verde. Ello implica que 13.322 personas -la población de 18 aldeas y pueblos- han quedado atrapadas entre el muro y la Línea Verde, dependientes de permisos militares para llegar a sus trabajos o escuelas.
La construcción del muro ha supuesto la destrucción directa de 75 casas que estaban en su trazado, de 102.320 árboles (83.000 de ellos, olivos, básicos para la economía local) y de 546 granjas o invernaderos de campesinos. El número de negocios afectados ha sido de 124 y los pozos de agua confiscados o situados del otro lado del muro asciende a 50.
El Departamento de Negociación estima que el proyecto completo supondrá la anexión de facto del 43,5% de Cisjordania, que unas 343.300 personas (el 14,9% de la población) quedarán atrapadas entre el muro y la Línea Verde y que 522.000 personas se verán separadas de sus tierras.