A 30 años de su desaparición a manos de la dictadura:

Recuerdan a Gregorio ‘Guyo’ Sember

El próximo 30 de mayo de 2006 se cumplen 30 años de la desaparición de Gregorio ‘Guyo’ Marcelo Sember, Profesor de Educación Física y deportista argentino, víctima del Terrorismo de Estado, desaparecido por la última Dictadura Militar. A partir de un trabajo de investigación realizado y publicado en http://www.efdeportes.com, que recordó a su persona, un grupo de amigos, ex compañeros, colegas docentes, periodistas y familiares realizarán el próximo 30 de mayo, en las instalaciones del Auditorio Presidente Perón del CeNARD, Crisólogo Larralde 1050, a las 20.30 horas, el merecido homenaje a otro argentino, de origen judío, desaparecido. La página web www.efdeportes.com lo recuerda de este modo:

Por Tulio Guterman

Recordemos a Guyo Sember, Profesor de Educación Física detenido-desaparecido durante la dictadura militar en Argentina en el período 1976-1983, su historia personal, sus producciones, sus ideas, sus anhelos y utopías… Crear conciencia sobre esta tragedia, permite y va a permitir construir una Memoria por la cual los culpables de esos delitos de lesa humanidad sean castigados y no haya oportunidad para que se vuelva a instalar en nuestros países el Terrorismo de Estado.
Gregorio Marcelo Sember (Guyo) nació en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1952. Tendría actualmente 53 años. Su familia se afincó por esos años en la localidad de Temperley, en la Provincia de Buenos Aires, donde vivió gran parte de su vida.
Sus primeros años de vida están marcados profundamente por participar, junto con su familia, en la vida comunitaria en el Ateneo Israelita Argentino (AIA) de Lomas de Zamora. Sus primeros años transcurrieron entre juegos en los terrenos vacíos que dejaba un incipiente proceso de urbanización que se va a desarrollar en la zona sur a partir de esos años. Jugaba a la pelota y a otros juegos espontáneos con sus vecinos del barrio. Pertenecía a una familia modesta y trabajadora; sus padres tenían un pequeño taller de confección de ropa en una habitación de la casa.
Cursó la educación básica en la Escuela Nº 13, Bernardino Rivadavia (de Lomas de Zamora) y el nivel medio en el Colegio Nacional Mixto «Alte. Guillermo Brown» de Adrogué, donde ingresó en 1966, egresando en la promoción del año 1970. La formación escolar judaica a principios de los años ´60 la hizo en la Escuela Israelita Dr. Hertzl, que funcionaba en el Ateneo de Lomas.
Durante su infancia y adolescencia participó en distintas actividades deportivas. En aquel momento, el Ateneo de Lomas tenía una pileta al aire libre y durante el verano, se organizaban competencias con los distintos clubes de la zona sur como Los Andes, Banfield, Temperley y Gascón Lawn Tenis Club, que conformaban la Federación Sureña de Natación. Guyo se integró al equipo de natación representando a su institución y obtuvo numerosos premios.
Trabajó en distintas instituciones y siempre estuvo especialmente interesado en el aspecto social y pedagógico de la Educación Física. Uno de sus lugares de trabajo fue en C.A.S.A. (Club Atlético Sefaradí Argentino) en Vicente López, donde se desempeñó como madrij (instructor) y docente en actividades recreativas y deportivas y en C.S.I.S. (Club Social Israelita Sefaradí).
En el año 1971 viajó a Israel en el Plan Tapuz, donde conoció de cerca la vida comunitaria en el kibutz (experiencia que le permitió vivenciar y valorar la interacción grupal como compromiso social y aprendizaje colectivo) y planeaba posteriormente recorrer Europa. Entusiasmado por volver y encontrarse con sus amigos y su novia, suspendió su periplo y retornó a Buenos Aires.
Estimulado por otros colegas con quienes trabajaba en C.A.S.A., se puso a la tarea de prepararse para ingresar al Romero Brest. En aquella época (1972-1973) el ingreso era muy complicado, había más de 1.000 aspirantes para cubrir algunas pocas vacantes.
En 1973 ingresó al Instituto de Educación Física «Dr. Enrique Romero Brest» que funcionaba en el predio de Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde) en el número 1050, en la zona norte de Buenos Aires y formó parte del grupo de primer año, división primera del turno mañana. Cursó el segundo año en 1974 y finalizó la carrera al año siguiente. Su promedio final de calificaciones fue 7,54 y se destacó notablemente como estudiante en materias como Práctica de la Enseñanza, Sociología y Handball.
En la formación docente en educación física en los años ´70 predominaba un modelo elitista, autoritario, rígido, reglamentarista, y aparecían las huellas del origen militarista de la carrera: formaciones, uniforme, y prácticas de sometimiento a través del ‘bautismo’ a los ingresantes.
Los programas de la carrera se basaban en estereotipos de género -danza sólo para mujeres; el turno noche estaba reservado para hombres- y los cursos no eran mixtos. Salvo algunas excepciones, los docentes brindaban muy poco margen para el debate y la participación activa. Predominaban las prácticas reproductivas y enciclopedistas con una sobre valoración de las técnicas por sobre la reflexión y la creatividad.
La carrera era europeizante: gimnasia alemana sueca y danesa, handball teutón, rugby inglés; y de origen norteamericano: voleibol y básquetbol. Había muy poca o ninguna sensibilidad para mirar hacia la realidad circundante con lo cual el Instituto era indiferente frente a movimientos sociales con ideas nacionales y populares y fuertemente inclusivos.
‘Guyo’ era de baja estatura (medía 1.60), rubio, simpático, de espaldas anchas, poseía una sonrisa de oreja a oreja, y siempre se lo veía optimista. Tenía una cicatriz muy marcada en la boca producto de un accidente que había tenido de chico. Era zurdo para escribir, motivo por el cual fue sistemáticamente reprimido por sus maestras quienes lo obligaban a utilizar la otra mano. Se caracterizaba por hacerse de amigos con facilidad y sobresalía por su personalidad dentro de los grupos. Era un lector inquieto, muy informado e interesado en las problemáticas de la época. Cuestionador de los modelos tradicionales y orientados hacia el rendimiento, intentó convertir en contenido pedagógico aquellas experiencias que había vivenciado en el deporte recreativo, social y comunitario en el Ateneo de Lomas y en otras instituciones. Sostenía que las experiencias deportivas con fuerte acento recreativo, promovían situaciones de juego más distendidas, generando ricas instancias de aprendizaje y de inclusión social. Observó que el juego desde esta perspectiva, promovía una mayor exploración facilitando el desarrollo de las capacidades individuales y grupales. Pensaba también que de esta manera se mejoraba el ambiente de trabajo y el desarrollo social.
Tuvo un primer año muy complicado en el Instituto Romero Brest, ya que tenía que viajar más de tres horas entre ida y vuelta desde su casa en Temperley. Era recorrer toda la ciudad de sur a norte, en la época en que el tren del sur (el Roca) no estaba electrificado. Muchas veces se quedaba a dormir en la casa de algún amigo.
En 1974, cuando cursaba el segundo año, el entonces INEF Romero Brest fue desalojado del predio por orden del entonces Presidente Perón, asesorado por su ministro de Bienestar Social, José López Rega, con el objetivo de restaurar allí mismo la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) a la manera de su período anterior de gobierno en la década de 1950.
Su compromiso y su militancia lo llevó a ser uno de los líderes del Centro de Estudiantes en una lista combativa que intentó resistir la decisión de Perón y cuestionaba abiertamente las posiciones conciliadoras, ya que, para él, se avasallaba el derecho a estudiar dignamente y la medida atentaba directamente contra la calidad educativa de la formación docente. Participó activamente en las clases públicas, asambleas y marchas que se hicieron a la Plaza de Mayo para protestar contra esta injustificada e irracional medida.
De la misma manera que luchaba contra las injusticias que se cometían a su alrededor, y en cada grupo que le tocó integrar, ‘Guyo’ intervino activamente en la lucha contra el desalojo. Una vez efectivizada esta medida, participó en los reclamos para que la Dirección Nacional de Educación Física, Deportes y Recreación, organismo que gestionaba a los INEF en aquella época, mejorara las precarias condiciones del sector del Club Comunicaciones donde fue derivada la institución.
En el año 1975 sus intereses por el mundo infantil se vieron fuertemente estimulados ya que al trabajar con grupos de chicos para comprobar la eficacia de diversas actividades con elementos en las distintas edades, aportó activamente en la producción de un texto que marcó un hito en su época. El libro «Formas básicas de la actividad física» que tiene como autores a Emilio Masabeu, David Monowicz y Liliana Castelli, incluye al inicio un especial agradecimiento a Hugo Guinguis y a Gregorio Sember.
Ese mismo año, siendo ya maestro de Educación Física, comenzó a trabajar en la escuela Neveh Shalom -de la red escolar judía- en la calle Gándara -de Parque Chas- y era muy querido y considerado por las directoras, colegas docentes y alumnos.
Con el golpe militar del 24 de marzo de 1976 y contando con los recursos y la impunidad que otorga el control absoluto del Estado, las fuerzas armadas y de seguridad avanzaron sobre el tejido social con una violencia extrema que incluía secuestros, torturas y asesinatos de miles de ciudadanos. Así, personas de todas edades y condiciones, sobre todo los jóvenes, fueron secuestradas en sus domicilios, lugares de trabajo, instituciones educativas y lugares públicos y arrastrados a campos clandestinos de detención. Cualquiera se volvía sospechoso de ser «subversivo»: maestros y profesores, estudiantes y obreros, profesionales y empresarios, trabajadores y amas de casa, militantes populares y religiosos. Podía ser motivo de detención participar de una asamblea estudiantil, reclamar un aumento salarial, estar en la agenda de un «sospechoso», llevar un libro o revista considerada inapropiada, ser familiar, tener un amigo o un vecino, no llevar cédula de identidad, o por las dudas.
El 30 de mayo de 1976, a poco más de dos meses del golpe, un grupo no identificado perteneciente a las fuerzas armadas, portando armas largas y desplazándose en 2 ó 3 automóviles de color oscuro, ingresó en su domicilio que, para ese entonces, estaba ubicado en Forest y Giribone -del barrio de Colegiales- y lo condujo detenido, tal como le expresaron en ese momento a sus padres con quienes vivía, «para averiguación de antecedentes».
Se supo que estuvo detenido un par de días en la Superintendencia de Seguridad Federal, dependiente de la Policía Federal, pero a partir de esa fecha, ‘Guyo’ es uno de los miles de detenidos-desaparecidos de la última dictadura militar.
Su cuerpo nunca fue hallado y nadie que pudo salir del infierno de los campos de concentración dio información de haberlo visto. Tenía 23 años y estaba trabajando en el boceto de un libro sobre Educación Física Infantil, que incluía gran cantidad de observaciones de diferentes experiencias, reflexiones colectivas y aportes conceptuales; y tenía planeado estudiar Ciencias de la Educación.
‘Guyo’ sabía de la potencia educativa que puede y debe tener la Educación Física y vivirá en cada uno de los que soñamos cada día que la educación es un derecho de todos y no un privilegio para unos pocos.
‘Guyo’ Sember es una víctima del Terrorismo de Estado al igual que todos los jóvenes comprometidos de aquellos años trágicos, y lo que sufrió fue y es una tragedia espantosa.
Construir la Memoria permitirá que ‘Nunca Más’ vuelva a ocurrir.