La decisión del Gobierno de dejar en pie dos sinagogas en Gaza después de haber destruido todas las otras instalaciones marcó un nuevo acto de cinismo del Primer Ministro.
En lugar de dejar intactas las viviendas y la infraestructura, como compensaciones a los refugiados (como fue convenido en el ‘Acuerdo de Ginebra’) y desmontar las sinagogas, Sharón hizo exactamente lo contrario y se lavó las manos: él permanecería fiel a «los valores judíos» y los palestinos cumplirían su parte en el guión quemando las sinagogas.
El retiro de Gaza es un precedente para la evacuación de los asentamientos de Cisjordania. Generó una fisura sin precedentes en el Likud y le dio a Israel un respiro frente a la comunidad internacional.
Pese al hecho de que Sharón dice que no tiene ninguna intención de continuar con los contactos diplomáticos en esta etapa, su imagen, hoy, es la de alguien que no dice la verdad. Mucha gente sostiene: «él nunca dijo la verdad; por lo tanto, ¿por qué debemos creerle ahora cuando promete no hacer nada? Quizá nos sorprenda y haga la paz».
Pero la entrevista que Sharón le concedió a la revista ‘Newsweek’ y al ‘Washington Post’ cuenta la historia completa. El inventó la «primera fase del Mapa de Rutas» y se mantendrá en ella hasta que la Autoridad Palestina destruya la infraestructura terrorista.
La calma no es suficiente para él. Necesita una guerra civil real para empezar a cumplir su papel.
Sharón promete continuar con la expansión de los asentamientos. ¿Cómo responderán los Estados Unidos?, preguntó el corresponsal del ‘Washington Post’. «No creo que ellos estén muy contentos, pero éstas son expansiones de asentamientos y nosotros debemos construirlos. No tenemos un acuerdo con los Estados Unidos en este tema, pero estos territorios serán parte de Israel», dijo Sharón.
Cuando el periodista preguntó si los trabajos de construcción ya habían comenzado, Sharón dijo que la «construcción está en marcha mientras estamos hablando.»
¿Qué más tiene que decir el Primer Ministro para que nosotros comprendamos que es el mismo Sharón que como ministro de Relaciones Exteriores reivindicó los asentamientos frente a cada cumbre?
El hombre que estuvo asustado hace dos años por el aumento de la presión norteamericana, ha derrotado al ‘Mapa de Rutas’, el ‘Acuerdo de Ginebra’ y las investigaciones policiales en su contra. Incluso sacrificó Gaza por los asentamientos de Cisjordania.
La última cosa que pasa por su mente es aprovechar el retiro de Gaza para empezar las negociaciones de paz, o por lo menos para retomar la Hoja de Ruta o para continuar con un retiro unilateral.
No, el Primer Ministro ha hecho una oscura promesa en el sentido de que no todos los asentamientos permanecerán.
El puede estar seguro de que Abú Mazen no luchará contra Hamas, dado que Hamas es más fuerte que él, por el momento. Por eso Sharón puede disfrutar del «statu quo» y no hacer nada más. Ésta es la famosa fórmula de Dov Weisglass (N. de la R: jefe de asesores de Sharón, que explicó que el retiro de Gaza era una dosis de formol al estado palestino).
La tarea del campo de la paz, ahora, es hacer un gran esfuerzo para acortar los días del Gobierno y adelantar las elecciones. En primer lugar, porque cualquier resultado de las elecciones, con lo que está pasando en el Likud, será mejor que la actual situación política.
Segundo, porque 14 meses de congelamiento de las relaciones diplomáticas están preparando el terreno para el recrudecimiento de la violencia. Sharón no es el mensajero del campo de la paz y no cumplirá esta misión. No cree en la paz, y prefirió -incluso cuando Abú Mazen reemplazó a Arafat- cerrarles la puerta en la cara a los palestinos en Gaza, en lugar de alcanzar un acuerdo con ellos. El campo de la paz lo apoyó porque, en esta etapa, era la única manera de acabar con parte de la ocupación.
Eso no cambia el hecho de que este Gobierno está causando un daño real a las oportunidades de aprovecharse de la nueva situación para adelantar el fin del conflicto.