Sharón vs. Netanyahu:

“Tomala vos, dámela a mí…”

Ariel Sharón vuelve de la Asamblea General de las Naciones Unidas directo a las fauces abiertas de la Asamblea General de su partido -el Likud- en el que se trasluce, nuevamente, una importante lucha entre sus seguidores y los opositores con Benjamín ‘Bibi’ Netanyahu a la cabeza. En efecto, la política israelí vuelve a presentar un choque inevitable entre los tradicionales intereses del Estado de Israel y una serie de temas domésticos-personales difíciles de resolver.

Por Alberto Mazor (Desde Israel)

De hecho, una vez concluida la desconexión de Gaza, y como consecuencia directa de ella, los temas internacionales de Israel están siendo desplazados por rivalidades partidarias internas que tienen como objetivo destituir a Sharón; Netanyahu se convierte, así, en un verdadero dolor de cabeza para el líder de la coalición oficialista quien, de alguna forma, viene a representar a una generación política en extinción en esta región ardiente del globo.

Retos

Los retos de Sharón se desplazan en cuatro niveles:

1- El tema de las relaciones con Estados Unidos está comprometido en una agenda democrática para el “Nuevo Medio Oriente”. Creer que es posible desarrollar fácilmente una democracia occidental en estas tierras del Islam, y de tradición tribal, es tan difícil como hacer creer a Israel que esa hipotética democracia, lanzada como una mancha de aceite, en la región traerá automáticamente la paz. Para Sharón y sus partidarios, la “estrategia para la libertad” programada por Washington significa muy poco para un gobierno que se siente asediado por el terrorismo y por sectores ortodoxos dentro de su propio país que se niegan a reconocer el creciente carácter multiétnico del Estado de Israel.

2- Se le piden respuestas a Sharón por la tensión que produce la construcción y proyección del muro de seguridad de Cisjordania. Lo que desde la óptica del Gobierno, y de muchos israelíes, se define como un mal necesario para detener el impacto de acciones terrorristas, se ha convertido en una importante bandera de la oposición que le reclama a Sharón la aparente violación de los Derechos Humanos de los pobladores que se encuentran bajo la administración palestina y el deterioro de las relaciones comerciales, laborales, educacionales y de salud pública en la zona limítrofe.
Las recientes decisiones de la Suprema Corte de Justicia de Israel, que obligaron al gobierno a modificar en ciertas zonas la ruta del muro, hacen acentuar aún más este punto.

3- Las consecuencias de la evacuación de los asentamientos de Gaza y del norte de Cisjordania, produjo el desmoronamiento de la coalición política que lo apoyaba. Este cuadro está impulsando una curiosa y rara mezcla de intereses comunes entre partidos liberales, de izquierda y árabes que están causando más trastornos ideológicos en el ya confundido electorado israelí.

4- Para la coalición oficialista se desarrolla una compleja situación regional. Tal como vimos previamente, hay una especie de calma en el frente internacional de Israel desde una perspectiva clásica, es decir, en cuanto a la posibilidad de una guerra con otro u otros estados. Pero eso no quita que la política del Gobierno de Sharón refuerce sus compromisos diplomáticos e internacionales, especialmente aquellos referidos a la previsión de atentados y el desplazamiento de presuntos terroristas.
En efecto, dentro de la escalada terrorista mundial y desde el punto de vista de la lucha contra este flagelo, Israel no puede soslayar el tema crucial de su seguridad. Es por ello que se mantiene alerta ante cualquier desequilibrio regional -particularmente en Irán- pero ahora, terminada la desconexión, ligándolo con acontecimientos internos.

Escenario

Este es el escenario en el que se enfrentan las figuras controversiales de Sharón y Netanyahu; hasta hace muy poco los definiríamos como líderes conservadores, orientados a seguir lo que pregonaban sus antecesores como una agenda a largo plazo. A ambos no se les podía exigir la estatura del estadista, quizás por aquello de que ellos mismos no esperaban mucho de la política más allá de lo táctico y coyuntural.
Sharón, al parecer, ha roto con las estructuras tradicionales de su partido; Netanyahu sigue queriendo más de lo mismo. ¿Qué rumbo elegirá la Asamblea del Likud?
Nietzsche dijo que la política es una constante lucha de intereses camuflada de principios ideológicos.