Insatisfacción generalizada

"Hay que acabar con el hambre, con la pobreza y con las enfermedades", repitieron los presidentes y primeros ministros de todo el mundo en sus discursos, durante los tres días que duró la Cumbre de las naciones Unidas que concluyó en Nueva York. Si siempre resulta complejo llegar a consensos, parece ser que esta vez, al menos, uno se logró: el de la insatisfacción general.

La Cumbre Mundial de la ONU, la mayor concentración de gobernantes de la historia, aprobó un documento final que no contiene los cambios radicales que propuso el secretario general de las Naciones Unidas en los campos de la pobreza, terrorismo y los Derechos Humanos.
Sin embargo, los gobernantes admitieron que se trataba de un primer paso y dejaron los detalles de sus escasos acuerdos en manos de negociadores de sus respectivos gobiernos, los cuales esperan trabajar al menos durante los próximos 12 meses para completarlos.
«Lo más trágico fue la pérdida de una oportunidad única para ayudar a los 1.000 millones de personas que viven con menos de un dólar diario», criticó ‘The New York Times’, que se sumó al coro de dudas con los que diferentes ONG´s evaluaron la cumbre.
«Los líderes fueron incapaces de avanzar en la lucha contra la pobreza. No han escuchado las voces de millones de personas pidiendo acciones urgentes», dijo Marta Arias, de Intermon-Oxfam.
«Es difícil creer que el grito pidiendo justicia de quienes luchan contra la pobreza haya caído en oídos tan sordos», comentó Charles Abugre, de Ayuda Cristiana, mientras que Helen Keogh, de World Vision, recalcó que «11 millones de niños morirán cada año que la comunidad internacional retrase aumentar su ayuda».
Las ONG´s no fueron las únicas en quejarse y protestar. Desde el podio de la Asamblea General, los líderes de los países en vías de desarrollo también exigieron acciones concretas y advirtieron de que la pobreza crónica alienta los conflictos.
El documento final aprobado -sólo Venezuela se mostró en contra-, está lleno de promesas y escasas medidas concretas, afirman representantes del tercer sector. Aun así, reafirma la Declaración del Milenio aprobada en el 2000, que proponía acabar con la extrema pobreza y el hambre para el 2015. Por ello reitera «el compromiso para erradicar la pobreza y promover el crecimiento económico sostenido y sostenible para alcanzar la prosperidad mundial para todos».
Kofi Annan, sin embargo, se mostró satisfecho, admitiendo que esperaba algo mejor.
»Creo que es un éxito, es un buen documento, que nos puede servir de base para proseguir nuestros esfuerzos’, expresó Annan. Todos hubiéramos querido obtener más, pero es un paso adelante importante».
Al final de los tres días de interminables discursos en la cumbre, los líderes aprobaron un documento de 35 páginas con las objeciones de Venezuela y Cuba.
El documento ha sido considerado modesto por los propios gobernantes y Annan ha dicho que es »una desgracia» el hecho de que no haya contenido una mención al desarme mundial.
Adopta posiciones más firmes en el combate al terrorismo, pero no ha pudo definir qué se entiende por terrorismo a fin de dejar en claro qué lo fomentan desde sus propios gobiernos.
La única decisión novedosa de la cumbre fue la creación de la Comisión de Construcción de la Paz, que canalizará esfuerzos y recursos para la rehabilitación de los países que salgan de conflictos armados.
Se ha creado también el Consejo de los Derechos Humanos que reemplazará a la actual Comisión de Derechos Humanos pero, al igual que la comisión de pacificación, no ha quedado claro cuáles serán sus funciones ni su ubicación en la estructura de las Naciones Unidas.