«Llevarse a un judío a la fuerza de su casa es un gran pecado», afirmó el rabino Moshe Tzuriel, subrayando que «está escrito en la Torá, cuando una persona comete un pecado, será castigada».
Es así que afirmó que los miembros de las fuerzas de seguridad que participen en la retirada «algunos años después, si sufren una enfermedad mortal o un accidente fatal de tráfico, todo el mundo sabrá por qué les pasó».
Tzuriel aseguró no querer que el castigo caiga sobre ninguno de los miembros de las fuerzas de seguridad y que su declaración buscaba evitar que se produjeran estos castigos mencionados. Por ello instó a los soldados a que rechacen las órdenes de los altos mandos.
El religioso judío, que comparó la retirada con una «violación en grupo», hace estas advertencias en una carga abierta escrita a los soldados y policías israelíes. En ella, afirma que entregar propiedades judías a los no judíos es «un pecado horrible y los que los cometen no tienen un hueco en el Cielo».
