Debate:

La sola y única frontera

“Hace unas semanas, estuve frente a un grupo de estudiantes en una de las universidades en el contexto de un debate sobre la desconexión. Cuando hablé sobre la necesidad de evacuar los territorios ocupados, una mujer joven preguntó: - ¿Dónde se va usted a parar? ¿Cuál es la frontera para devolver territorios? ¿Si ellos le piden que evacue su casa en Mevasseret Sión, usted todavía pensaría que es legítimo? En una entrevista en la Radio del Ejército la semana pasada, el residente de Elei Sinai Avi Farhan describió su asentamiento: - nosotros estamos localizados en el norte de la Franja de Gaza, dijo, justo cerca de los kibbutzim Zikkim, Carmia y Yad Mordechai”.

Por Ran Cohen (Desde Israel)

Durante el curso de casi 40 años, a pesar de las grandes inversiones, los israelíes no se agruparon en los asentamientos en los territorios ocupados, la mayor parte prefirió quedarse por su salvaguardia dentro de las fronteras de Israel.
A pesar del fracaso del proyecto de colonización, establecer los territorios y los asentamientos como una parte legítima del Estado de Israel, parece que tuvo éxito en una cosa: con el estímulo o el acuerdo tácito de todos los gobiernos, desdibujó la Línea Verde (la frontera previa a la Guerra de los Seis Días) que es, de hecho, la única y sola frontera clara que puede dibujarse, y la única frontera en base a la cual es posible llegar a un acuerdo que será aceptable para los dos lados y también ganará el reconocimiento internacional.
Aunque ahora está claro que, por lo menos en ciertas áreas de Cisjordania, Ma’aleh Adumim, los barrios de Jerusalem y el Bloque de Etzion, la Línea Verde no volverá a ser una frontera convenida.
Será muy difícil, si no imposible, evacuar estas áreas, e Israel tendrá que dar otros territorios a cambio de ellos. En el resto de las áreas de Cisjordania, la única oportunidad para un acuerdo de paz está basada en la distinción en la conciencia de los públicos israelí y palestino entre el soberano y legítimo territorio israelí y el territorio ocupado, cuyo estatus tiene que ser determinado todavía. Sólo es posible imaginar lo que pasaría en esta distinción mental entre Israel y los territorios si no se hubieran erigido los asentamientos en ellos. Al retornar de esta imaginación a la realidad se revela un sorprendente y preocupante éxito por parte del proyecto de colonización, minando la percepción del público israelí de la Línea Verde como una frontera de paz convenida entre Israel y su vecino palestino. No es ningún accidente que por mandato de todos los ministerios de educación, la Línea Verde desapareció de los mapas que se despliegan en las escuelas israelíes.
La lucha política y pública sobre la desconexión está siendo llevada, muy curiosamente, principalmente por la oposición y no por el gobierno de Israel. El Primer Ministro Ariel Sharón está rodeado por muchos consejeros, portavoces, estrategas y doctores vuelteros, pero parece que estas personas están comprometidas en liberarlo de cualquier escándalo de corrupción actual en el que puede estar involucrado, o de la lucha semanal cuerpo a cuerpo con el Ministro de Finanzas Benjamín Netanyahu, y no en explicar las ventajas de la desconexión al público.
Por parte de muchas personas en la izquierda, también, al plan no se le está dando apoyo firme sino crítico o, desgraciadamente, con reservas. Ambo,s la camarilla del Primer Ministro y las personas de izquierda, están pecando en no explicar al público la gran ventaja de la desconexión, que yace en la evacuación de los asentamientos judíos.
En la década durante la cual las negociaciones eran dirigidas entre Israel y los palestinos -entre Oslo y Camp David- los principales tópicos mencionados como problemáticos eran los refugiados, el derecho al retorno y el estatus de Jerusalem, junto a otros problemas como la distribución de agua y arreglos de seguridad. Nadie enfatizó el problema de los asentamientos, la solución que parecía obvia. Nadie imaginó que se volvería un problema que podría impedir alcanzar un acuerdo de estatus permanente, y que el relativamente simple movimiento de evacuar aproximadamente el 3% de los colonos judíos de los territorios de la Franja Gaza -evacuación de la que hay muy ostensiblemente un consenso general- encontraría tan vasta oposición.
Si el estudiante que me preguntó «¿Cuán lejos? ¿Dónde está la frontera?” fue sorprendido por mi respuesta simple: La frontera es la Línea Verde, la única posible y razonable frontera entre nosotros y nuestros vecinos, incluso con ajustes convenidos; y no, Avi Farhan no pestañeó un ojo, y sus comentarios no causaron nada cuando él no dibujó la línea profunda y categórica que separa Elei Sinai y los otros asentamientos judíos en la Franja de Gaza, de sitios que están dentro de las fronteras de Israel. Esto debe detenerse antes de que sea demasiado tarde.
Nosotros estamos, ahora, en una encrucijada histórica. Nunca antes un solo asentamiento judío ha sido evacuado. El plan de desconexión es la primera prueba de desmantelamiento de asentamientos impuestos que están atrancados como un hueso en la garganta en medio de un territorio palestino extranjero. Por consiguiente, la desconexión debe llevarse a cabo a la carta, completamente y en el momento designado, antes de que una nueva generación declare que no sabía de 1967, y antes que nuestros hijos y nuestros nietos estén condenados a vivir con la espada para siempre, sin incluso entender por qué.