Con la caída de la tarde del sábado 17 de julio, en la llamada Plaza de la Memoria, la agrupación de familiares nucleados en Memoria Activa, organizaron su acto que finalizaría con una macha de antorchas frente al reconstruido edificio de la AMIA. Allí se articularían con la acostumbrada vigilia que organizan todos los años los jóvenes participantes de los movimientos juveniles comunitarios.
En Memoria Activa hicieron uso de la palabra Matilde Mellibovsky, por la Línea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo; Estela Carlotto, por Abuelas de Plaza de Mayo; Diana Malamud por Memoria Activa, quien destacó la continuidad de las irregularidades de la investigación y el alineamiento de la dirigencia siendo la única que mencionó con nombre y apellido a los responsables de la continuidad del eje Beraja-Cichowolsky-Hercman-Kirszenbaum-Toker. “¿A quién se creen que representan cuando la comunidad judía no los votó?” dijo, entre otras cosas, Malamud.
El broche de oro de esa noche, lo puso el Presidente del CELS -Centro de Estudios Legales y Sociales-, Horacio Verbitsky, quien dio a conocer un anticipo del artículo que publicara, el domingo 18 de julio, en el periódico Página/12, por el que se afirmaba que hubo un acuerdo entre los gobiernos de Israel y Argentina para dar a conocer una historia unificada acerca de los móviles del atentado.
El cable del entonces Embajador argentino en Israel, José María Valentín Otegui, informaba que en el vuelo junto a los socorristas israelíes, estaría llegando al país un enviado del Primer Ministro israelí Rabin. Se trataba del embajador Dov Schmorak, quien se desempeñó como embajador israelí en la Argentina durante parte de la dictadura militar. Schmorak tenía instrucciones de:
1- Aparecer conel entonces Presidente Menem en el programa televisivo del periodista Bernardo Neustadt, entonces el de mayor audiencia.
2- Coordinar una versión única y coincidente del atentado, “principalmente -dice el cable de cancillería- por el impacto que tendrá la manera de presentar la cuestión ante la opinión pública israelí”.
3- “El gobierno de Israel, dice Otegui también en el cable, no tiene queja alguna sobre la manera en la que el gobierno argentino está manejando el tema”.
Esta información, dada a conocer a la opinión pública diez años después del atentado es la prueba más contundente de que resta mucho por saber e investigar aún. Nueva Sión se comunicó con las autoridades de la Embajada de Israel para tener el testimonio directo de sus funcionarios y se comprometieron a dar a conocer una respuesta en un plazo no mayor de 48 horas.
Acto Central
El acto central, bajo el argumento de la no partición comunitaria reunió en el mismo palco a los familiares del grupo oficialista -dado que están unidos a la querella oficial AMIA/DAIA- y a los dirigentes de las dos instituciones comunitarias. Los discursos dejaron en claro, una vez más, que no hay nada nuevo bajo el sol si, además, no deciden patear el tablero de continuar bajo el mismo techo.
Los familiares dejaron una solapada crítica a la dirigencia comunitaria, y recalaron las culpas en los mismos personajes y organizaciones de siempre -Menem y algunos de sus funcionarios y la SIDE, Beraja, la Policía, Ribelli y Telleldín-.
Lo mismo sucedió con el discurso de Kaul. Sin embargo, la sorpresa fue el texto leído por el ignoto representante de la DAIA. Jaime Salomon, representante de la DAIA, tucumano él, quien tuvo la valentía de subir al escenario por la actual dupla de conducción Kirszenbaum-Toker quienes trataron de pasar lo más desapercibidos posibles encolumnándose detrás de una segunda valla que los separaba hasta de los familiares y sobrevivientes del atentado.
El discurso de Salomon fue de bajo calibre y respetando a rajatablas la verdad oficial. Sin embargo, y mezclado en el texto hubo un pedido de disculpas que sorprendió a propios y ajenos dado que no esas líneas no figuran en la copia del discurso entregado a la prensa.
Finalizado el acto, y en la cafetería de la AMIA se vio discutiendo a los dirigentes de la DAIA por el inconsulto agregado de Salomon quien gritaba a quien quisiera escucharlo que gracias a que él aceptó subir al escenario Kirszenbaum y Toker pudieron estar presentes en el acto, a modo de defensa de su agregado en el texto oficial que le prepararon tal diario de Irigoyen. Un dirigente que pasaba por la “zona del conflicto” dijo a Nueva Sión: “turco pero no boludo”, refiriéndose al representante tucumano y su destacado insert del que nadie, sólo él, quisieron hacerse cargo. Es claro, es posible que no registren la necesidad de disculpas que deben solicitar a la comunidad toda recortándose de los propios intereses de sus componentes.
APEMIA
El turno de APEMIA, la agrupación liderada por Laura Ginsberg, fue la última en el turno de estos actos conmemorativos. Una vez más convocó a sectores más combativos de la sociedad en general que demuestran que, desde una arista muy particular, el atentado a la AMIA también puede leerse como otro acto de violencia de algunas de las fuerzas de seguridad del país. Líderes de la CORREPI y grupos piqueteros estuvieron al lado de APEMIA con discursos de adhesión y apoyo a la lucha por el esclarecimiento del atentado.
Más allá de las diferencias de visión política y abordaje del juicio, todos los movimientos y agrupaciones, particularmente este año, parecieron darle un sesgo más humano y menos político a sus actos. La causa, tal como está, ya está jugada; las facturas se pasarán luego de saberse la resolución judicial. Y mientras tanto, a diez años de la masacre de la AMIA, y con todo prácticamente ya dicho, el dolor y la melancolía por los seres queridos perdidos, pareció ganarle al debate comunitario y por la búsqueda de la verdad que aún continúa pendiente.