En el mes de abril de 1994 fui designado como representante de la D.A.I.A., en Bariloche.
En ese mismo año, el 18 de julio, perdí a mi hermana Noemí entre los escombros de lo que fue la AMIA.
Al cargo con que fui honrado, renuncie por desavenencias irreconciliables con el manejo que las autoridades de la misma, tenían en el desarrollo del juicio por el atentado, en el cual parecían mas interesados en desacreditar otras posturas, como las de Memoria Activa, que de buscar la verdad y justicia como objetivo.
A la perdida de mi hermana, y por sobre eso como argentino y judío, al ver lo poco que adelantamos en la concreción de justicia transcurridos 10 años, no solo no renuncio a seguir reclamando, sino que me propongo seguir haciéndolo y con mas fuerza.
En ese contexto me entero que el vicepresidente de la DAIA, Jorge Kirszenbaum, no concurrirá a los actos recordatorios de este año, prefiere hacerlo en uno que se hará en EEUU, poniendo distancias con las extemporáneas declaraciones realizadas en ocasión del viaje al mismo país de nuestro presidente, y al continuo desmanejo del tema aquí.
Sabedor seguramente que su presencia en el palco solo generaría rechiflas e insultos.
Su lugar será ocupado por un representante del interior, al cual seguramente se le dará el mismo tratamiento que al huido, solo que sin las culpas para merecerlo.
Como ex integrante, y también del interior, les solicito que tomen cartas en al asunto, que no acepten formar parte en este juego.
Que exijan que los verdaderos hacedores de este desastre, y que bien sabemos quienes son, den la cara o renuncien.
Solo se puede representar a la comunidad judía en cargos como los de la DAIA, con valentía y honestidad, si les falta alguno o los dos componentes que no sigan estando.
Me consta por haber formado parte de la conducción, que las decisiones siempre fueron digitadas desde la conducción central, que aún hoy sigue teniendo lazos estrechos con la nefasta época del pacto Menem/Beraja.
Opónganse a la continuación de un manejo del juicio digitado, hacia lo que no moleste ni levante polvareda, pidamos verdadera justicia.
No se presten a ser cómplices del ocultamiento, ni chivos expiatorios de culpas ajenas.
Daniel Bernardo Reisfeld
Bariloche