El retiro israelí se llevó a cabo bajo fuertes presiones del sector pacifista de Israel y de la comunidad internacional una semana después de comenzar la ‘Operación Arco Iris’ en los barrios Tel a-Sultán, El Brazil y As Salam.
Más de 2.000 refugiados palestinos perdieron sus viviendas o las evacuaron debido a los tiroteos entre los soldados y los milicianos, y buscaron refugio en escuelas y mezquitas.
Según las fuentes israelíes, la mayoría de los muertos eran milicianos armados de la resistencia palestina, aunque también reconocieron que hubo 11 civiles, mientras los palestinos informaron de una cifra superior a 100 heridos.
El objetivo oficial de la operación, enunciado por el Gobierno de Sharón, fue la búsqueda de túneles subterráneos por los cuales llega desde Egipto a Gaza armas y munición para las facciones palestinas.
La invasión de la zona de Rafah, de unos 165.000 habitantes, siguió a la muerte de 13 soldados israelíes en tres ataques palestinos en el barrio Al Zeitún de la ciudad de Gaza, y en la ruta Filadelfia, un corredor paralelo a la frontera, por debajo de la cual transcurren los túneles.
La retirada coincidió con sendas reuniones del Primer Ministro israelí y los titulares de Defensa, Shaul Mofaz, y de Exteriores, Silván Shalom, con el jefe de los Servicios Secretos de Egipto, el general Omar Suleiman, quien también se reunió en Ramallah con el Presidente Arafat.
Según el Canal 1 de la televisión pública israelí, Egipto estaría dispuesto a cooperar con el Gobierno de Arafat para mantener el orden y la seguridad en la región de Gaza tras la evacuación del Ejército y los asentamientos judíos.
Israel está interesado en que las autoridades egipcias impidan el contrabando de armas desde el desierto de Sinaí a Rafah.
El plan original de Sharón para la evacuación de Gaza fracasó cuando el jefe del Gobierno lo sometiera a votación entre los afiliados de su partido, el Likud.
Con una nueva versión, que prevé ahora la retirada «por etapas», Sharón espera obtener el apoyo en el Gabinete Nacional.