Pilar Rahola y la polémica sobre la propaganda en el conflicto del Medio Oriente 4:

Preguntas para los represores del disenso

Por Roberto Moldavsky

Hablar mal de Israel siempre es un problema.
Si uno lo hace dentro de Israel, será atormentado por aquellos que suelen adormecer las criticas anteponiendo el mito de la desaparición del Estado a manos de los vecinos árabes.
Si uno lo hace en la diáspora, escucha los mismos argumentos sumado a aquello de que los judíos en el mundo debemos cerrar filas en torno a Israel y mantener el segundo mito, que dice que somos antes que nada hermanos y eso está más allá de nuestras diferencias, cosa con la que -obviamente- no comulgo.
Puedo reaccionar cuando se ataque a cualquier judío por su condición de tal, pero me siento mucho más cerca de muchísimos “gentiles” que de mis hermanitos Sharón, o Netanyahu sólo por nombrar a algunos.
Otro riesgo es aparecer ligado al grupo que automáticamente ataca a Israel: lunáticos que aún creen en la ilegitimidad del Estado, stalinistas, troskos y otros grupetes que disimulan, con discursos antiimperialistas, su antisemitismo oculto.
Desde ya no es fácil hablar mal de Israel.
Creo que el mejor aporte que podemos hacer es abrir el debate y justamente mantener el espíritu de lo que nos vanagloriamos constantemente: Israel es la única democracia de Medio Oriente.
Si la Agencia Judía, por dar un caso, u otra entidad central, amenaza con cortar subsidios a movimientos que estén en contra de “la postura oficial”, se comporta en forma más anti israelí que la critica misma.

La señora Rahola

La irrupción de Pilar Rahola despertó muchos interrogantes.
Concordamos en la Mesa de Redacción que la nueva star de los judíos hispano parlantes, no es el tema central, sino sus opiniones.
Pero a mí, el elogio desmesurado siempre me produce desconfianza.
¿Sabrá la señora, entre otras cosas, que desde las propias cárceles en Israel se incentivaba el estudio de la religión islámica, a fin de que los presidiarios cuando estuviesen en libertad, puedan desestabilizar a Arafat?
Y esto no es un invento de la propaganda anti israelí, sino que yo mismo lo escuché de profesores en la Universidad Hebrea de Jerusalem.
No es muy difícil estar en contra de los movimientos fundamentalistas que asesinan civiles indiscriminadamente pero, como transmite Sergio Rotbart en un mail , entre ellos y la lucha contra el antisemitismo hay un campo enorme, generalmente esto sucede cuando uno -alabado por otro- no revisa demasiado quién lo dice y cuánto sabe del tema sino que se deleita con la “hermosa música de los halagos”.
Me pregunto sin ironías: ¿conoce el tema tan bien la señora Rahola, ha leído tanto sobre el tema para salir de gira por todo Latinoamérica auspiciada por el Keren Hayesod?
Para combatir el anti israelismo, la mejor opción es transmitir las distintas posiciones que existen en Israel y en el judaísmo en general sobre el conflicto con el pueblo palestino.
No todos queremos la ocupación, muchos queremos un Estado palestino y nos parece una aberración que los soldados trabajen más de represores que de soldados.
¿Acaso está mal criticar a Sharón a quien el propio Ben Gurión lo trató como “hashakran” (el mentiroso) por sus falsos partes de guerra, y luego obligó a la reclusión al propio Menahem Beguin después de la nefasta invasión a El Líbano?

Más preguntas

Yo no soy antisemita por criticar políticas de mi propio pueblo, y los represores del disenso me recuerdan a los que denunciaban la campaña anti argentina en el exterior, a fines de los setenta.
Los judíos argentinos deberíamos ser los primeros en entender que la defensa a ultranza de nuestros dirigentes, nos ha llevado a la catástrofe más grande de la comunidad judía en todos los ordenes, con cientos de muertos, encubrimientos y falta total de valores morales en nuestra conducción.
Israel no va a desaparecer, dejémonos de joder ya con esto, y busquemos coincidencias entre nosotros y entre todos los bien intencionados que aún quedan en este mundo.
La peor propaganda que puede haber, es aquella que no refleje la real dimensión de lo que ocurre y nos confunda y desilusione más de lo que ya estamos